¡Ay, Dios mío! Esto de Honduras está que arde, má. La Organización de los Estados Americanos (OEA) ya le dio encima al Consejo Nacional Electoral (CNE), exigiendo que agilicen el conteo de votos. Ya llevan más de 18 horas parados, y la verdad, esto huele a gallina flaca. Con una diferencia tan mínima entre los candidatos, cualquier cosita puede cambiarlo todo, y este retraso solo alimenta la incertidumbre.
La MOE/OEA, liderada por Eladio Loizaga, no se anduvo con rodeos: pidieron a gritos reactivar el escrutinio. Dijeron que la demora, que además se refleja en la página web del CNE, está afectando gravemente la transparencia del proceso. Esto ya va superando los tecnicismos legales, mi pana; estamos hablando de la confianza de la gente en cómo se elige a sus gobernantes. Imagínate si esto se arrastra por semanas… ¡Qué harta!
Para ponerles un poco de contexto, con el 88.02% de las actas procesadas, Nasry Asfura (del Partido Nacional) anda adelante con poquito más de 1.1 millones de votos, seguido de cerca por Salvador Nasralla (del Partido Liberal) con casi el mismo número. Rixi Moncada, del partido Libre, se queda rezagada con alrededor de 543 mil votos. Esa diferencia de menos de 20 mil votos es bien apretadita, y ahí entra el tema de que cada acta cuenta, cada voto importa. Realmente, pura adrenalina cuesta ver quién se lleva la vara.
El CNE, compuesto por representantes de los tres partidos principales, no ha dado ninguna explicación convincente sobre por qué el conteo está parado. Ese silencio es más ensordecedor que un concierto de metal pesado. A la gente le preocupa, obviamente, porque no sabemos qué está pasando detrás de bambalinas. ¿Están revisando las actas con lupa? ¿Hubo algún problema técnico? ¿O hay algo más turbio en el brete?
Y ni hablar de Salvador Nasralla, que salió a denunciar “inconsistencias y errores graves” en más de cinco mil actas. Dice tener el 100% de las actas físicas y afirma que su conteo independiente lo pone como ganador. Obviamente, cada candidato defiende su posición, pero la falta de claridad del CNE solo aviva el fuego de la polémica. Él dice que tienen pruebas, y nosotros nos quedamos aquí esperando ver qué sale a relucir.
Lo que sí está claro es que tenemos 2,571 actas pendientes por procesar, y eso significa que todavía hay margen para sorpresas. El marco legal les da 30 días para anunciar los resultados finales, pero sinceramente, en este clima de tensión, parece una eternidad. Recordemos que se eligieron presidentes, alcaldes, diputados y representantes centroamericanos – ¡una verdadera pachanga democrática! Así que la presión sobre el CNE es enorme.
La OEA, con toda la razón del mundo, insistió en que todas las etapas restantes –el escrutinio especial y la fase de impugnaciones– deben hacerse “con total claridad, máxima eficiencia y sin ningún tipo de retraso.” Porque, díganlo conmigo, ¡esto ya llegó al rojo vivo! Un fallo en estos procesos, con el panorama actual, podría sembrar la semilla de la inestabilidad política y social en Honduras, y nadie quiere eso.
En fin, la situación está complicada, mi pana. Este es un momento crucial para la democracia hondureña. Considerando todo lo anterior, ¿crees que la OEA debería intervenir de forma más activa para garantizar la transparencia del proceso electoral, o sería una injerencia inapropiada en asuntos internos de Honduras?
La MOE/OEA, liderada por Eladio Loizaga, no se anduvo con rodeos: pidieron a gritos reactivar el escrutinio. Dijeron que la demora, que además se refleja en la página web del CNE, está afectando gravemente la transparencia del proceso. Esto ya va superando los tecnicismos legales, mi pana; estamos hablando de la confianza de la gente en cómo se elige a sus gobernantes. Imagínate si esto se arrastra por semanas… ¡Qué harta!
Para ponerles un poco de contexto, con el 88.02% de las actas procesadas, Nasry Asfura (del Partido Nacional) anda adelante con poquito más de 1.1 millones de votos, seguido de cerca por Salvador Nasralla (del Partido Liberal) con casi el mismo número. Rixi Moncada, del partido Libre, se queda rezagada con alrededor de 543 mil votos. Esa diferencia de menos de 20 mil votos es bien apretadita, y ahí entra el tema de que cada acta cuenta, cada voto importa. Realmente, pura adrenalina cuesta ver quién se lleva la vara.
El CNE, compuesto por representantes de los tres partidos principales, no ha dado ninguna explicación convincente sobre por qué el conteo está parado. Ese silencio es más ensordecedor que un concierto de metal pesado. A la gente le preocupa, obviamente, porque no sabemos qué está pasando detrás de bambalinas. ¿Están revisando las actas con lupa? ¿Hubo algún problema técnico? ¿O hay algo más turbio en el brete?
Y ni hablar de Salvador Nasralla, que salió a denunciar “inconsistencias y errores graves” en más de cinco mil actas. Dice tener el 100% de las actas físicas y afirma que su conteo independiente lo pone como ganador. Obviamente, cada candidato defiende su posición, pero la falta de claridad del CNE solo aviva el fuego de la polémica. Él dice que tienen pruebas, y nosotros nos quedamos aquí esperando ver qué sale a relucir.
Lo que sí está claro es que tenemos 2,571 actas pendientes por procesar, y eso significa que todavía hay margen para sorpresas. El marco legal les da 30 días para anunciar los resultados finales, pero sinceramente, en este clima de tensión, parece una eternidad. Recordemos que se eligieron presidentes, alcaldes, diputados y representantes centroamericanos – ¡una verdadera pachanga democrática! Así que la presión sobre el CNE es enorme.
La OEA, con toda la razón del mundo, insistió en que todas las etapas restantes –el escrutinio especial y la fase de impugnaciones– deben hacerse “con total claridad, máxima eficiencia y sin ningún tipo de retraso.” Porque, díganlo conmigo, ¡esto ya llegó al rojo vivo! Un fallo en estos procesos, con el panorama actual, podría sembrar la semilla de la inestabilidad política y social en Honduras, y nadie quiere eso.
En fin, la situación está complicada, mi pana. Este es un momento crucial para la democracia hondureña. Considerando todo lo anterior, ¿crees que la OEA debería intervenir de forma más activa para garantizar la transparencia del proceso electoral, o sería una injerencia inapropiada en asuntos internos de Honduras?
