Maes, en serio, a medio país se le paralizó el brete este viernes para pegarse al novelón en vivo desde Cuesta de Moras. Y no era para menos. Ver a una comisión de diputados decidiendo si le quitan o no la inmunidad a un presidente en funciones es el tipo de vara que uno solo ve en series de Netflix. Pero no, esto es Costa Rica, edición 2024, y el guion se está escribiendo en tiempo real. ¡Qué despiche! Es imposible no sentir una mezcla de fascinación y pánico viendo cómo se desarrolla este drama, que tiene a todo el mundo con el Jesús en la boca, esperando ver si el castillo de naipes se mantiene en pie o se viene todo abajo de un solo soplido.
Para los que andan un poco perdidos, vamos al grano. La vara es por el famoso caso del BCIE, esa investigación que la Fiscalía tiene abierta por el presunto financiamiento de un grupo de comunicación afín al gobierno durante la campaña. La acusación es seria y apunta a un supuesto tráfico de influencias. El presidente Chaves, fiel a su estilo, ha dicho que todo es un ataque político de sus enemigos. La Fiscalía, por su parte, dice que tiene un caso sólido y necesita interrogarlo sin el escudo de la inmunidad. Y en medio de ese pleito de titanes, estamos nosotros, los ciudadanos, tratando de entender quién tiene la razón en este enredo que ya parece un laberinto sin salida.
Diay, es que lo más tenso de todo esto es que no hay un manual para seguir. Como bien lo dice la noticia, esto es algo sin precedentes en la historia reciente del país. Estamos navegando en aguas completamente desconocidas. Aquí los diputados de la comisión tienen una papa caliente en las manos que quema más que el asfalto de Puntarenas a mediodía. Cualquier decisión que tomen va a tener consecuencias gigantescas. No se pueden jalar una torta, porque el costo político y social sería altísimo. Si le quitan la inmunidad, se abre una caja de Pandora que podría desestabilizar al gobierno. Si se la mantienen, la oposición y una parte del país van a gritar que hay impunidad y que la Asamblea se convirtió en cómplice. ¡Qué sal!
Seamos honestos, esto ya trascendió lo puramente legal y se convirtió en un circo político de primer nivel. Cada diputado en esa comisión no solo está pensando en la Constitución, sino en su futuro político, en las próximas elecciones y en cómo va a quedar parado frente a sus votantes. Hay un cálculo milimétrico en cada palabra, en cada gesto. Por un lado, tenés al oficialismo cerrando filas y defendiendo al presi a capa y espada; por otro, a la oposición oliendo sangre y viendo la oportunidad de darle un golpe fulminante al gobierno. Y mientras tanto, las redes sociales son un campo de batalla donde los troles y los seguidores de cada bando se sacan los ojos sin piedad.
Al final del día, más allá del resultado de la votación, la pregunta que queda en el aire es: ¿y ahora qué, mae? ¿De verdad creemos que con esta decisión, sea cual sea, el país va a salir ganando? Todo este espectáculo, toda esta polarización, amenaza con que cualquier plan de reactivación económica, seguridad o lo que sea, termine por irse al traste. Parece que estamos más enfocados en la pelea del momento que en resolver los problemas reales que nos afectan a todos. Por eso les pregunto a ustedes, la gente pensante de este foro: Más allá del veredicto sobre la inmunidad, ¿creen que este show nos deja bien parados como país, o es el inicio de un despiche todavía mayor?
Para los que andan un poco perdidos, vamos al grano. La vara es por el famoso caso del BCIE, esa investigación que la Fiscalía tiene abierta por el presunto financiamiento de un grupo de comunicación afín al gobierno durante la campaña. La acusación es seria y apunta a un supuesto tráfico de influencias. El presidente Chaves, fiel a su estilo, ha dicho que todo es un ataque político de sus enemigos. La Fiscalía, por su parte, dice que tiene un caso sólido y necesita interrogarlo sin el escudo de la inmunidad. Y en medio de ese pleito de titanes, estamos nosotros, los ciudadanos, tratando de entender quién tiene la razón en este enredo que ya parece un laberinto sin salida.
Diay, es que lo más tenso de todo esto es que no hay un manual para seguir. Como bien lo dice la noticia, esto es algo sin precedentes en la historia reciente del país. Estamos navegando en aguas completamente desconocidas. Aquí los diputados de la comisión tienen una papa caliente en las manos que quema más que el asfalto de Puntarenas a mediodía. Cualquier decisión que tomen va a tener consecuencias gigantescas. No se pueden jalar una torta, porque el costo político y social sería altísimo. Si le quitan la inmunidad, se abre una caja de Pandora que podría desestabilizar al gobierno. Si se la mantienen, la oposición y una parte del país van a gritar que hay impunidad y que la Asamblea se convirtió en cómplice. ¡Qué sal!
Seamos honestos, esto ya trascendió lo puramente legal y se convirtió en un circo político de primer nivel. Cada diputado en esa comisión no solo está pensando en la Constitución, sino en su futuro político, en las próximas elecciones y en cómo va a quedar parado frente a sus votantes. Hay un cálculo milimétrico en cada palabra, en cada gesto. Por un lado, tenés al oficialismo cerrando filas y defendiendo al presi a capa y espada; por otro, a la oposición oliendo sangre y viendo la oportunidad de darle un golpe fulminante al gobierno. Y mientras tanto, las redes sociales son un campo de batalla donde los troles y los seguidores de cada bando se sacan los ojos sin piedad.
Al final del día, más allá del resultado de la votación, la pregunta que queda en el aire es: ¿y ahora qué, mae? ¿De verdad creemos que con esta decisión, sea cual sea, el país va a salir ganando? Todo este espectáculo, toda esta polarización, amenaza con que cualquier plan de reactivación económica, seguridad o lo que sea, termine por irse al traste. Parece que estamos más enfocados en la pelea del momento que en resolver los problemas reales que nos afectan a todos. Por eso les pregunto a ustedes, la gente pensante de este foro: Más allá del veredicto sobre la inmunidad, ¿creen que este show nos deja bien parados como país, o es el inicio de un despiche todavía mayor?