¡Ay, Dios mío, qué vara la que le tocó a Keilyn! Esta jovencita, apenas con 19 años, lleva una batallita tremendamente dura contra el cáncer, y ahora necesita nuestra ayuda para poder acceder a un estudio genético que le podría dar una luz de esperanza. La neta, es que te da unas ganas de abrazarla y darle toda la fuerza del mundo.
Todo empezó hace unos años, cuando Keilyn tenía apenas quince primaveras y le diagnosticaron un tumor en la médula espinal. Se sometió a cirugías, se recuperó, pero como si fuera poco, a los diecinueve años le volvieron a detectar un tumor, esta vez en el tallo cerebral. Dos cirugías cerebrales y tres en la columna vertebral... ¡qué carga llevar encima!
Después de varias intervenciones y tratamientos, los médicos le dieron malas noticias: ya no podían operar más en la zona afectada. Y pa' colmo, la Caja Costarricense de Seguro Social no cubre tratamientos experimentales ni opciones que no tengan respaldo científico. Ahí es cuando la familia, buscando alternativas y agarrándose a cualquier chance, contactó a la señora Gineth, la viuda del querido periodista Gerardo Zamora, quien vivió una experiencia similar. Gracias a ella, descubrieron la importancia de hacer un estudio de mutaciones genéticas, un análisis que podría abrirle puertas a nuevas terapias.
Este estudio, que podría ser crucial para entender a fondo su condición y buscar tratamientos personalizados, tiene que hacerse en Estados Unidos y cuesta alrededor de cinco mil dólares. Un buen brete, diay. La familia está haciendo todo lo posible para recaudar fondos y cubrir ese gasto. Prácticamente están pidiendo a gritos un poquito de apoyo para esta chica luchadora.
Keilyn, a pesar de todas estas adversidades, ¡qué chiva la muchacha! No se ha dejado vencer. Estudió en el Colegio Humanístico, terminó el bachillerato y ahora cursa Ingeniería en Seguridad Laboral en el TEC. Su sueño es “salvar vidas”, dice. ¡Un mae con metas claras y un corazón enorme, eh! Quién pudiera tener su fortaleza y determinación.
Lo que más me preocupa de este caso, y creo que deberíamos reflexionar todos, es que muchas veces no vemos las batallas que otros están librando. No todas las discapacidades son visibles. Keilyn tiene problemas de audición, falta de sensibilidad en la cara y dolores crónicos, pero eso no la detiene. Necesitamos crear conciencia sobre esto y también presionar para que ampliemos las alternativas terapéuticas para pacientes con diagnósticos complejos, porque a veces la burocracia y la falta de recursos nos impiden brindarles la atención que necesitan.
La familia de Keilyn ha puesto a disposición el número 8974-4150 para quienes quieran colaborar o aportar algo. Cualquier ayuda, por pequeña que sea, cuenta. Recordemos que todos podemos marcar la diferencia en la vida de alguien. La solidaridad tica siempre ha sido nuestra mayor fortaleza, y este es un momento perfecto para demostrarlo. ¡Vamos, juntémonos y apoyemos a Keilyn en esta dura prueba!
Ahora les pregunto, colegas del Foro: ¿Consideran que el sistema de salud costarricense debería destinar más recursos a tratamientos experimentales y estudios genéticos, incluso si estos no tienen respaldo científico inmediato? ¿Y cómo creen que podríamos mejorar la visibilidad de las enfermedades invisibles y brindar un mayor apoyo a los pacientes y sus familias?
Todo empezó hace unos años, cuando Keilyn tenía apenas quince primaveras y le diagnosticaron un tumor en la médula espinal. Se sometió a cirugías, se recuperó, pero como si fuera poco, a los diecinueve años le volvieron a detectar un tumor, esta vez en el tallo cerebral. Dos cirugías cerebrales y tres en la columna vertebral... ¡qué carga llevar encima!
Después de varias intervenciones y tratamientos, los médicos le dieron malas noticias: ya no podían operar más en la zona afectada. Y pa' colmo, la Caja Costarricense de Seguro Social no cubre tratamientos experimentales ni opciones que no tengan respaldo científico. Ahí es cuando la familia, buscando alternativas y agarrándose a cualquier chance, contactó a la señora Gineth, la viuda del querido periodista Gerardo Zamora, quien vivió una experiencia similar. Gracias a ella, descubrieron la importancia de hacer un estudio de mutaciones genéticas, un análisis que podría abrirle puertas a nuevas terapias.
Este estudio, que podría ser crucial para entender a fondo su condición y buscar tratamientos personalizados, tiene que hacerse en Estados Unidos y cuesta alrededor de cinco mil dólares. Un buen brete, diay. La familia está haciendo todo lo posible para recaudar fondos y cubrir ese gasto. Prácticamente están pidiendo a gritos un poquito de apoyo para esta chica luchadora.
Keilyn, a pesar de todas estas adversidades, ¡qué chiva la muchacha! No se ha dejado vencer. Estudió en el Colegio Humanístico, terminó el bachillerato y ahora cursa Ingeniería en Seguridad Laboral en el TEC. Su sueño es “salvar vidas”, dice. ¡Un mae con metas claras y un corazón enorme, eh! Quién pudiera tener su fortaleza y determinación.
Lo que más me preocupa de este caso, y creo que deberíamos reflexionar todos, es que muchas veces no vemos las batallas que otros están librando. No todas las discapacidades son visibles. Keilyn tiene problemas de audición, falta de sensibilidad en la cara y dolores crónicos, pero eso no la detiene. Necesitamos crear conciencia sobre esto y también presionar para que ampliemos las alternativas terapéuticas para pacientes con diagnósticos complejos, porque a veces la burocracia y la falta de recursos nos impiden brindarles la atención que necesitan.
La familia de Keilyn ha puesto a disposición el número 8974-4150 para quienes quieran colaborar o aportar algo. Cualquier ayuda, por pequeña que sea, cuenta. Recordemos que todos podemos marcar la diferencia en la vida de alguien. La solidaridad tica siempre ha sido nuestra mayor fortaleza, y este es un momento perfecto para demostrarlo. ¡Vamos, juntémonos y apoyemos a Keilyn en esta dura prueba!
Ahora les pregunto, colegas del Foro: ¿Consideran que el sistema de salud costarricense debería destinar más recursos a tratamientos experimentales y estudios genéticos, incluso si estos no tienen respaldo científico inmediato? ¿Y cómo creen que podríamos mejorar la visibilidad de las enfermedades invisibles y brindar un mayor apoyo a los pacientes y sus familias?
