A modo de reflexión muy personal mía, empiezo esta disertación que tal vez sea absurda, tal vez no, en estas primeras líneas.
A grandes rasgos, a la hora de inventar las estructuras metafísicas de las que hablé en otro tema sobre el dogmatismo secular, uno crea paralelamente una burbuja más pequeña en apariencia, tal vez, casi imperceptible por uno mismo, casi imposible de visualizar... y muy difícil de erradicar. La burbuja metafísica del ego, es la peor de todas. No te das cuenta que la llevas muy inflada, ni te deja ver tu propia actuación errada con otros seres humanos. Solo eres tú, tú y nada más que tú, en primera persona, en segunda persona, y en todo lo que permitan los verbos de nuestras lenguas.
Esta burbuja es como una bola de hierro fundido, maleable según los elementos que la rodean, pero arde cuando se le acerca uno mucho. No solo uno, los demás. Arde internamente cuando esa incandescencia inflada vislumbra la posibilidad de ser vencida, y por fuera es fría como el hierro sólido, acaso más sólida e impenetrable, como defensa absurda al sentir humano, al dejarse ver como uno es, exponer su "vulnerabilidad".
Encerrarse en esta, es el equivalente a estar en una isla desierta. Pero no la paradisíaca isla de Defoe en su Robinson Crusoe, donde incluso uvas había y las carencias eran mínimas. No. Esta es una isla de piedra, dura, inerte, fría, completamente árida, donde las semillas que logran caer llevadas por el viento solo hacen un fútil esfuerzo por levantarse al firmamento sin lograr nunca que sus raíces ingresen al interior, quedando solo retorcidos rastros de ellas en las superficie como melancólicas advertencias para aquellas que puedan llegar y no son arrastradas de vuelta por las olas escabrosas del oscuro océano del ser.
Lo vemos en todo lado. Esa bola de hierro que tenemos a nuestro alrededor no nos deja ver, ni sentir, ni nada. Es la misma que impide que como seres humanos, seamos humanos como especie.
Tu ego es tu impedimento, me dijo mi buen amigo Allan en algún momento, cuando venía de pelear absurdamente sin ningún motivo (deberían haber motivos para eso???) con una persona que aprecio y quiero como nunca antes he querido a nadie, caí en la cuenta de que tenía. En un esfuerzo inaudito, tuve que ahogar el orgullo desmedido que te brinda esta condenada pelota de hierro y abrirla. Abrirla y sentir, sin temor alguno. Expresar lo que uno siente, ser uno mismo, lo que uno es dentro de la burbuja, hacia afuera. Compartir, tolerar, expresarse, dar tiempo y felicidad a los demás. Aprendí que querer a los demás te ayuda quererte más a ti mismo.
Debo agradecer a tod@s l@s que aportan aqui, he aprendido de todos sin excepción. Y especialmente debo agradecer a mi "Creador" (el entenderá jejeje) :???:
Saludos!! :idea:
A grandes rasgos, a la hora de inventar las estructuras metafísicas de las que hablé en otro tema sobre el dogmatismo secular, uno crea paralelamente una burbuja más pequeña en apariencia, tal vez, casi imperceptible por uno mismo, casi imposible de visualizar... y muy difícil de erradicar. La burbuja metafísica del ego, es la peor de todas. No te das cuenta que la llevas muy inflada, ni te deja ver tu propia actuación errada con otros seres humanos. Solo eres tú, tú y nada más que tú, en primera persona, en segunda persona, y en todo lo que permitan los verbos de nuestras lenguas.
Esta burbuja es como una bola de hierro fundido, maleable según los elementos que la rodean, pero arde cuando se le acerca uno mucho. No solo uno, los demás. Arde internamente cuando esa incandescencia inflada vislumbra la posibilidad de ser vencida, y por fuera es fría como el hierro sólido, acaso más sólida e impenetrable, como defensa absurda al sentir humano, al dejarse ver como uno es, exponer su "vulnerabilidad".
Encerrarse en esta, es el equivalente a estar en una isla desierta. Pero no la paradisíaca isla de Defoe en su Robinson Crusoe, donde incluso uvas había y las carencias eran mínimas. No. Esta es una isla de piedra, dura, inerte, fría, completamente árida, donde las semillas que logran caer llevadas por el viento solo hacen un fútil esfuerzo por levantarse al firmamento sin lograr nunca que sus raíces ingresen al interior, quedando solo retorcidos rastros de ellas en las superficie como melancólicas advertencias para aquellas que puedan llegar y no son arrastradas de vuelta por las olas escabrosas del oscuro océano del ser.
Lo vemos en todo lado. Esa bola de hierro que tenemos a nuestro alrededor no nos deja ver, ni sentir, ni nada. Es la misma que impide que como seres humanos, seamos humanos como especie.
Tu ego es tu impedimento, me dijo mi buen amigo Allan en algún momento, cuando venía de pelear absurdamente sin ningún motivo (deberían haber motivos para eso???) con una persona que aprecio y quiero como nunca antes he querido a nadie, caí en la cuenta de que tenía. En un esfuerzo inaudito, tuve que ahogar el orgullo desmedido que te brinda esta condenada pelota de hierro y abrirla. Abrirla y sentir, sin temor alguno. Expresar lo que uno siente, ser uno mismo, lo que uno es dentro de la burbuja, hacia afuera. Compartir, tolerar, expresarse, dar tiempo y felicidad a los demás. Aprendí que querer a los demás te ayuda quererte más a ti mismo.
Debo agradecer a tod@s l@s que aportan aqui, he aprendido de todos sin excepción. Y especialmente debo agradecer a mi "Creador" (el entenderá jejeje) :???:
Saludos!! :idea: