¡Ay, Dios mío! Parece mentira, pero la diabetes ya no es cosa de los abuelitos. Las estadísticas más recientes están dando que pensar a todos, porque se trata de una enfermedad que le está pegando duro a gente cada vez más joven. Según el Ministerio de Salud y la CCSS, ya pasó a ser la tercera causa de muerte en nuestro país, y eso, diay, nos debería hacer despertar.
Ahora resulta que estamos viviendo un estilo de vida que le está jugando sucio a nuestra salud. La falta de ejercicio, comer cosas procesadas a granel y esas gaseosas que tanto nos gustan tienen consecuencias, y vaya si las tienen. No es cuento, las autoridades han dicho que esto está contribuyendo directamente al aumento de casos de diabetes en todas las edades, desde adolescentes hasta adultos jóvenes. ¿Se imaginan?
Lo peor de todo es que la diabetes es una ladrona silenciosa. Mucha gente no siente nada al principio, así que ni se da cuenta de que la enfermedad está avanzando sigilosamente. Imagínate, andas ahí, pensando que estás bien, y de pronto te das cuenta de que tienes problemas renales, enfermedades del corazón o incluso podrías perder la vista. ¡Qué sal!
Por eso, las instituciones de salud están insistiendo con nosotros para que estemos pendientes de algunas señales de alarma. Si sientes sed constantemente, te cansas muy rápido, tu visión empieza a verse borrosa o empiezas a perder peso sin razón aparente, ¡corre al médico! No hay que hacerse el loco, es mejor prevenir que lamentar, como dice mi abu. Un simple examen de glucosa puede salvarte la vida, qué carga sería descubrirlo tarde.
Y no es solamente ir al médico, también tenemos que cambiar nuestros hábitos. Dejar de lado las excusas y empezar a movernos un poquito más, comer frutas y verduras frescas en lugar de papas fritas y pizzas congeladas, y reducir el consumo de azúcar. Sé que no es fácil, pero es por nuestra salud y la de nuestros hijos. A ver, nadie dijo que fuera un brete sencillo, pero vale la pena intentarlo.
Algunos expertos señalan que la influencia de la publicidad engañosa y la disponibilidad masiva de alimentos ultraprocesados también juegan un papel importante en este problema. Claro, las empresas hacen lo suyo para vendernos sus productos, pero nosotros tenemos que aprender a discernir qué es bueno para nosotros y qué no. No podemos andar dejándonos llevar por toda propaganda, qué tuanis sería tener más conciencia al momento de elegir qué comprar.
Además, parece que la pandemia dejó secuelas importantes en cuanto a la actividad física y la alimentación. Con tantos meses encerrados en casa, muchos de nosotros caímos en malos hábitos que ahora nos cuestan caro. Ahora toca redoblar esfuerzos para recuperar el terreno perdido y volver a poner la salud en primer lugar. ¡A darle mañositas!, como diríamos por acá.
Entonces, diay, la pregunta que me queda es: ¿Qué medidas concretas podríamos tomar, como comunidad, para combatir la diabetes y promover estilos de vida más saludables en Costa Rica? ¿Deberíamos exigir mayor regulación a la industria alimentaria, invertir más recursos en programas de prevención o enfocarnos en educar a la población sobre los riesgos de la diabetes? ¡Dime tú qué piensas!
Ahora resulta que estamos viviendo un estilo de vida que le está jugando sucio a nuestra salud. La falta de ejercicio, comer cosas procesadas a granel y esas gaseosas que tanto nos gustan tienen consecuencias, y vaya si las tienen. No es cuento, las autoridades han dicho que esto está contribuyendo directamente al aumento de casos de diabetes en todas las edades, desde adolescentes hasta adultos jóvenes. ¿Se imaginan?
Lo peor de todo es que la diabetes es una ladrona silenciosa. Mucha gente no siente nada al principio, así que ni se da cuenta de que la enfermedad está avanzando sigilosamente. Imagínate, andas ahí, pensando que estás bien, y de pronto te das cuenta de que tienes problemas renales, enfermedades del corazón o incluso podrías perder la vista. ¡Qué sal!
Por eso, las instituciones de salud están insistiendo con nosotros para que estemos pendientes de algunas señales de alarma. Si sientes sed constantemente, te cansas muy rápido, tu visión empieza a verse borrosa o empiezas a perder peso sin razón aparente, ¡corre al médico! No hay que hacerse el loco, es mejor prevenir que lamentar, como dice mi abu. Un simple examen de glucosa puede salvarte la vida, qué carga sería descubrirlo tarde.
Y no es solamente ir al médico, también tenemos que cambiar nuestros hábitos. Dejar de lado las excusas y empezar a movernos un poquito más, comer frutas y verduras frescas en lugar de papas fritas y pizzas congeladas, y reducir el consumo de azúcar. Sé que no es fácil, pero es por nuestra salud y la de nuestros hijos. A ver, nadie dijo que fuera un brete sencillo, pero vale la pena intentarlo.
Algunos expertos señalan que la influencia de la publicidad engañosa y la disponibilidad masiva de alimentos ultraprocesados también juegan un papel importante en este problema. Claro, las empresas hacen lo suyo para vendernos sus productos, pero nosotros tenemos que aprender a discernir qué es bueno para nosotros y qué no. No podemos andar dejándonos llevar por toda propaganda, qué tuanis sería tener más conciencia al momento de elegir qué comprar.
Además, parece que la pandemia dejó secuelas importantes en cuanto a la actividad física y la alimentación. Con tantos meses encerrados en casa, muchos de nosotros caímos en malos hábitos que ahora nos cuestan caro. Ahora toca redoblar esfuerzos para recuperar el terreno perdido y volver a poner la salud en primer lugar. ¡A darle mañositas!, como diríamos por acá.
Entonces, diay, la pregunta que me queda es: ¿Qué medidas concretas podríamos tomar, como comunidad, para combatir la diabetes y promover estilos de vida más saludables en Costa Rica? ¿Deberíamos exigir mayor regulación a la industria alimentaria, invertir más recursos en programas de prevención o enfocarnos en educar a la población sobre los riesgos de la diabetes? ¡Dime tú qué piensas!