Una niña campesina camina por la orilla del camino tirando de una hermosa vaca.
Cuando pasa cerca del párroco, éste la saluda:
- Hola, Teresita, ¿dónde vas con esa hermosa vaca?
- La llevo para que la monte el toro.
El cura, ruborizado y molesto, la reprende:
- Hija, ¡eso debería hacerlo tu padre!
- No. Tiene que ser el toro.