Maes, en serio, a veces parece que en este país avanzamos un paso y retrocedemos dos. Justo cuando uno cree que la vara del 5G por fin va a arrancar, ¡pum! Nos cae otro baldazo de agua fría. Resulta que el tan esperado despliegue de la red 5G del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) se acaba de pegar un frenazo en seco, y de nuevo, el árbitro que pitó la falta fue la Contraloría General de la República (CGR). ¡Qué torta! Esto ya parece una serie de Netflix con demasiadas temporadas, y el guion siempre es el mismo: el ICE quiere correr, pero le meten una zancadilla burocrática.
Para ponerlo en español, varias empresas que querían participar en el concurso para montar toda la infraestructura del 5G pegaron el grito al cielo con el pliego de condiciones que armó el ICE. Presentaron un montón de apelaciones y, ¿adivinen qué? La Contraloría les dio la razón en varios puntos clave. Ahora al ICE no le queda de otra que agarrar ese documento, sentarse a corregirlo como si fuera una tarea del cole, y volver a empezar el proceso. Esto significa que la nueva fecha para recibir ofertas se fue al traste y ahora quién sabe para cuándo será. El despiche se armó por temas que suenan súper técnicos, como "reordenamiento de partidas", "arquitectura de redes" y "requisitos de ciberseguridad", pero que en el fondo son el corazón del brete.
Y aquí es donde la trama se pone buena. Uno de los puntos más polémicos era el de la experiencia. Imagínense que el ICE, en un inicio, pedía que las empresas tuvieran al menos 70 despliegues de redes similares en su currículum. ¡Setenta! Pero de un pronto a otro, bajaron el requisito a solo uno. Sí, leyeron bien, UNO. Obviamente, algunos oferentes dijeron que eso era un riesgo gigante, como dejarle una cirugía a corazón abierto a un practicante. Sin embargo, la Contraloría increíblemente le dio el visto bueno a ese cambio, diciendo que así más empresas podían jugar. Donde sí le jalaron el aire al ICE fue en una cláusula que les permitía cambiar las pruebas técnicas a medio camino sin dar muchas explicaciones, una jugada que dejaba a los contratistas en una incertidumbre terrible. La CGR les dijo: "nanay, tienen que poner reglas claras, objetivas y con plazos fijos".
En resumen, la resolución de la Contraloría es como un papá tratando de poner orden: busca un equilibrio para que el ICE no haga lo que le da la gana, pero que tampoco se ahogue la competencia. El objetivo es que haya transparencia y seguridad para todos los que quieran entrarle al negocio. Ahora, lo que a uno lo deja con la espinita es el silencio. La gente de Diario Extra, muy acuciosos, fueron a preguntarle al Grupo ICE qué opinaban de este nuevo contratiempo, y la respuesta fue... grillos. Cero. Nada. Mutis total. También le consultaron a Huawei, que fue una de las empresas que apeló, y la respuesta fue la misma: "preferimos no referirnos al tema". Ese silencio de radio de los dos lados es lo que más suspicacias levanta.
Al final del día, la conclusión de toda esta vara es que los ticos seguimos en la sala de espera de la modernidad tecnológica. El brete para tener un 5G que de verdad funcione se nos acaba de enredar otra vez en un nudo de apelaciones, correcciones y burocracia. Y mientras en otras partes del mundo ya están pensando en el 6G, nosotros seguimos pegados en un ciclo que parece no tener fin. Nos toca, una vez más, armarnos de paciencia y ver cómo se desarrolla el próximo capítulo de esta novela. Diay, maes, ¿ustedes qué creen? ¿Es la Contraloría poniéndole el freno necesario a un posible chorizo y protegiendo el interés público, o es pura tramitomanía que nos tiene condenados a la velocidad del pasado?
Para ponerlo en español, varias empresas que querían participar en el concurso para montar toda la infraestructura del 5G pegaron el grito al cielo con el pliego de condiciones que armó el ICE. Presentaron un montón de apelaciones y, ¿adivinen qué? La Contraloría les dio la razón en varios puntos clave. Ahora al ICE no le queda de otra que agarrar ese documento, sentarse a corregirlo como si fuera una tarea del cole, y volver a empezar el proceso. Esto significa que la nueva fecha para recibir ofertas se fue al traste y ahora quién sabe para cuándo será. El despiche se armó por temas que suenan súper técnicos, como "reordenamiento de partidas", "arquitectura de redes" y "requisitos de ciberseguridad", pero que en el fondo son el corazón del brete.
Y aquí es donde la trama se pone buena. Uno de los puntos más polémicos era el de la experiencia. Imagínense que el ICE, en un inicio, pedía que las empresas tuvieran al menos 70 despliegues de redes similares en su currículum. ¡Setenta! Pero de un pronto a otro, bajaron el requisito a solo uno. Sí, leyeron bien, UNO. Obviamente, algunos oferentes dijeron que eso era un riesgo gigante, como dejarle una cirugía a corazón abierto a un practicante. Sin embargo, la Contraloría increíblemente le dio el visto bueno a ese cambio, diciendo que así más empresas podían jugar. Donde sí le jalaron el aire al ICE fue en una cláusula que les permitía cambiar las pruebas técnicas a medio camino sin dar muchas explicaciones, una jugada que dejaba a los contratistas en una incertidumbre terrible. La CGR les dijo: "nanay, tienen que poner reglas claras, objetivas y con plazos fijos".
En resumen, la resolución de la Contraloría es como un papá tratando de poner orden: busca un equilibrio para que el ICE no haga lo que le da la gana, pero que tampoco se ahogue la competencia. El objetivo es que haya transparencia y seguridad para todos los que quieran entrarle al negocio. Ahora, lo que a uno lo deja con la espinita es el silencio. La gente de Diario Extra, muy acuciosos, fueron a preguntarle al Grupo ICE qué opinaban de este nuevo contratiempo, y la respuesta fue... grillos. Cero. Nada. Mutis total. También le consultaron a Huawei, que fue una de las empresas que apeló, y la respuesta fue la misma: "preferimos no referirnos al tema". Ese silencio de radio de los dos lados es lo que más suspicacias levanta.
Al final del día, la conclusión de toda esta vara es que los ticos seguimos en la sala de espera de la modernidad tecnológica. El brete para tener un 5G que de verdad funcione se nos acaba de enredar otra vez en un nudo de apelaciones, correcciones y burocracia. Y mientras en otras partes del mundo ya están pensando en el 6G, nosotros seguimos pegados en un ciclo que parece no tener fin. Nos toca, una vez más, armarnos de paciencia y ver cómo se desarrolla el próximo capítulo de esta novela. Diay, maes, ¿ustedes qué creen? ¿Es la Contraloría poniéndole el freno necesario a un posible chorizo y protegiendo el interés público, o es pura tramitomanía que nos tiene condenados a la velocidad del pasado?