Diay, maes, seamos honestos. Todos tenemos a ese compa que, casualmente, le da una “gripe matadora” justo un viernes de quincena que pega con feriado. Uno se ríe, le sigue la corriente y no le da mucha pelota. Pero parece que la vara se salió de control y ahora es un despiche a nivel nacional. Resulta que el Colegio de Médicos está hasta la coronilla de tramitar denuncias por dictámenes médicos irregulares. ¡Y no son poquitas! La cosa se disparó de una manera que ya da cosa: pasamos de 149 quejas en 2016 a 504 el año pasado. ¡Qué torta! Ya no es el típico problema de que el doctor fue un malcriado; ahora el negociazo es vender incapacidades y dictámenes para licencia como si fueran confites.
Vamos por partes, porque el chorizo es de doble vía. Primero, hablemos de las incapacidades. Aquí la creatividad de algunos doctores es digna de un premio, pero a la desfachatez. Se han topado con médicos que, estando ellos mismos incapacitados, se ponen a repartir dictámenes a medio mundo. ¡Imagínense la escena! El mae en la casa, supuestamente hecho leña, pero con el celular echando humo firmando incapacidades. Luego está el clásico de los dictámenes retroactivos, para justificar la goma del lunes. Y el que se lleva las palmas: doctores que emiten hasta 80 certificados en un solo día. Ochenta. Ni que fueran una maquila. Claramente, a esa gente no la revisan ni con Google Lens. Es una falta de respeto para los que de verdad se sienten mal y necesitan el brete.
Pero si creían que eso era todo, agarrense. El verdadero filón, el 70% del problema, está en los dictámenes para la licencia de conducir. Aquí el descaro es nivel experto. Hay dos modalidades: el médico “independiente” que trabaja desde su casa y los que están asociados con escuelas de manejo, farmacias o hasta ventas de repuestos. El modus operandi es el mismo: usted paga una tarifa ridículamente baja, a veces por Sinpe, y le llega el dictamen sin que un doctor le haya visto la cara. ¡Ni por videollamada! Se pasan por el forro la ley que exige una consulta presencial. Y lo más grave es que han detectado que terceros, como la secretaria de la escuela de manejo, usan el usuario y la contraseña del médico para hacer el trámite. O sea, un completo desorden donde cualquiera puede jugar de doctor.
Claro, tanto va el cántaro al agua que al final se rompe. El Colegio de Médicos ya no está para juegos y las consecuencias están cayendo. El año pasado mandaron 37 expedientes derechito para el Tribunal de Ética Médica solo por la vara de las licencias. Y de las 26 suspensiones que han metido desde 2023, 16 son por este despiche de certificados falsos y competencia desleal. Lo más triste es que en la lista hay hasta doctores recién graduados que, por querer hacer plata fácil, se jalan una torta y ven cómo su carrera se va al traste. Terminan bien salados, con suspensiones de un año o más, manchando su expediente de por vida por unos cuantos rojos. ¿Valdrá la pena?
Al final, este asunto nos salpica a todos. Le quita credibilidad a los profesionales que sí hacen bien su brete y nos pone en riesgo en la calle, con gente manejando que quizás no tiene las condiciones para hacerlo. Se vuelve una cultura de la trampa, del “todo se vale”. Y cuando uno de verdad necesita una incapacidad, hasta siente pena pedirla por culpa de los que abusan. Diay, maes, ¿qué opinan de esta vara? ¿Son solo unos cuantos avivatos o es que el sistema se presta para el chorizo? ¿Ustedes conocen a alguien que se haya mandado por la libre con un dictamen de estos?
Vamos por partes, porque el chorizo es de doble vía. Primero, hablemos de las incapacidades. Aquí la creatividad de algunos doctores es digna de un premio, pero a la desfachatez. Se han topado con médicos que, estando ellos mismos incapacitados, se ponen a repartir dictámenes a medio mundo. ¡Imagínense la escena! El mae en la casa, supuestamente hecho leña, pero con el celular echando humo firmando incapacidades. Luego está el clásico de los dictámenes retroactivos, para justificar la goma del lunes. Y el que se lleva las palmas: doctores que emiten hasta 80 certificados en un solo día. Ochenta. Ni que fueran una maquila. Claramente, a esa gente no la revisan ni con Google Lens. Es una falta de respeto para los que de verdad se sienten mal y necesitan el brete.
Pero si creían que eso era todo, agarrense. El verdadero filón, el 70% del problema, está en los dictámenes para la licencia de conducir. Aquí el descaro es nivel experto. Hay dos modalidades: el médico “independiente” que trabaja desde su casa y los que están asociados con escuelas de manejo, farmacias o hasta ventas de repuestos. El modus operandi es el mismo: usted paga una tarifa ridículamente baja, a veces por Sinpe, y le llega el dictamen sin que un doctor le haya visto la cara. ¡Ni por videollamada! Se pasan por el forro la ley que exige una consulta presencial. Y lo más grave es que han detectado que terceros, como la secretaria de la escuela de manejo, usan el usuario y la contraseña del médico para hacer el trámite. O sea, un completo desorden donde cualquiera puede jugar de doctor.
Claro, tanto va el cántaro al agua que al final se rompe. El Colegio de Médicos ya no está para juegos y las consecuencias están cayendo. El año pasado mandaron 37 expedientes derechito para el Tribunal de Ética Médica solo por la vara de las licencias. Y de las 26 suspensiones que han metido desde 2023, 16 son por este despiche de certificados falsos y competencia desleal. Lo más triste es que en la lista hay hasta doctores recién graduados que, por querer hacer plata fácil, se jalan una torta y ven cómo su carrera se va al traste. Terminan bien salados, con suspensiones de un año o más, manchando su expediente de por vida por unos cuantos rojos. ¿Valdrá la pena?
Al final, este asunto nos salpica a todos. Le quita credibilidad a los profesionales que sí hacen bien su brete y nos pone en riesgo en la calle, con gente manejando que quizás no tiene las condiciones para hacerlo. Se vuelve una cultura de la trampa, del “todo se vale”. Y cuando uno de verdad necesita una incapacidad, hasta siente pena pedirla por culpa de los que abusan. Diay, maes, ¿qué opinan de esta vara? ¿Son solo unos cuantos avivatos o es que el sistema se presta para el chorizo? ¿Ustedes conocen a alguien que se haya mandado por la libre con un dictamen de estos?