La Extra todos los martes trae una sección llamada Página Abierta, y en esta algunos dan su opinión sobre política, economía, sociedad, etc...
La platina y la Patria
Rodrigo Cabezas (*)
Costa Rica atraviesa por una crisis de identidad y desconfianza. Se desconfía de los partidos políticos, del gobierno y de las personas. Los gobiernos en vez de trabajar por la ciudadanía, lo hacen para las grandes billeteras que financiaron su campaña política. Se han convertido en verdaderos políticos – empresarios, satanizando entonces la sana generación de riqueza privada que en nuestro país está en manos, en su gran mayoría, de gente honesta y trabajadora.
Desde hace algún tiempo la gavilla de advenedizos, escoria de la humanidad de que nos hablaba don Juanito Mora, se ha entronizado en el poder, vendiendo y repartiendo a pedazos a Costa Rica. No, no se trata de filibusteros foráneos sino de neofilibusteros, algunos los llaman neoliberales, quienes poco a poco han desmantelado el Estado que nos heredaran nuestros antepasados y, siguiendo recetas de afuera, han convencido a muchos que los costarricenses no sabemos hacer las cosas, que se necesita dar todas las obras en concesión, sin decir que los concesionarios son sus parientes o amigos.
Se estimula la mofa de asuntos triviales como la platina del puente del Virilla y la incapacidad de arreglarla, sin reparar en el hecho que ese puente, al igual que los otros, las grandes represas que nos dan electricidad, el ferrocarril al Pacífico y otras grandes obras, fueron construidos por ingenieros y trabajadores costarricenses, con financiamiento propio, sin recurrir a ninguna concesión. La concesión de obra pública es buena y necesaria siempre y cuando responda a parámetros técnicos y no politiqueros como está ocurriendo.
No se dice que al puente del Virilla y a todos los otros puentes desde hace veinte años no se les da mantenimiento. Es posible que en un futuro no nos preocupemos por las platinas sino por las catástrofes ante la falta del mantenimiento básico.
El Estado se desmantela poco a poco por ministros inescrupulosos que divierten dineros de donaciones o empréstitos multimillonarios a consultorías que benefician a sus amigos, o compran conciencias de políticos de la llamada oposición, la última, hace dos semanas, a un exdiputado por ¢80 millones por cien horas y pico de trabajo para evaluar si el Plan Escudo funciona.
Otros ministros son descubiertos in fraganti robando piedras y arena de nuestros ríos, otros repartiendo licitaciones a sus amigos, otros consumiendo la plata para superar los precarios en consultorías para su fundación, otros gastando sumas exorbitantes en almuerzos que atragantan pero de ahí no se pasa. No se restituye el dinero por el daño causado, ni ninguno está ni irá a la cárcel. ¿PRI en Costa Rica?
Estamos a seis meses de las elecciones presidenciales, los que nos han gobernado por varios años se aprestan a seguir haciéndolo con candidaturas trampolines mientras se preparan para volver en el 2014, estableciendo ni más ni menos que un PRI costarricense, tal como ocurrió en México por siete décadas.
A nivel cantonal la gente se está dando cuenta de la urgencia de unirse. Se están haciendo alianzas en papeletas municipales, entre personas que se conocen y saben quién es quién. Esto es acción ciudadana en el más amplio sentido de la palabra. Esta gente decide cómo y con quienes se unen. Aquí cabe la ciudadanía honesta, que es la gran mayoría, que votó por el SÍ o por el NO en el referendo del TLC de octubre del 2007.
A nivel nacional deben establecerse alianzas con grupos de la sociedad civil, cámaras empresariales, asociaciones de la pequeña y mediana iniciativa privada, cooperativas y partidos políticos, con un sentido patriótico y viendo la mejor posibilidad de tener un amplio triunfo electoral, para celebrar en paz y con mucha alegría la noche del domingo 7 de febrero.
*Médico