¡Ay, mae! Qué bronca, qué pena… La Selección Costarricense le dio ayer una paliza pa’ recordar al Paraguay en Asunción, perdiendo 3-1 en un partido que parecía sacado de película de terror futbolístico. Miguel Herrera, el profe, quedó más confundido que gallina sin cabeza después de la lluvia, visiblemente afectado mientras intentaba explicar cómo pudo pasar esto. ¡Qué torta!
Desde que asumió Herrera hace unos meses, la expectativa era alta, la promesa de un fútbol ofensivo y vistoso recorría el país como pólvora. Había optimismo, se hablaba de clasificar directo al Mundial y de dejar atrás los fantasmas del ciclo anterior. Se invirtió duro en refuerzos, se trajeron jugadores jóvenes con potencial, pero parece que algo no ha encajado todavía, y este resultado en Paraguay confirma que hay mucho por corregir.
El primer tiempo fue un verdadero desastre, un despiche generalizado. La defensa titubeante, el mediocampo perdido y un ataque que parecía jugar al escondite. Paraguay dominó la cancha, impuso ritmo y convirtió sus oportunidades. Parecía que íbamos a recibir otra goleada histórica, digna de esos partidos contra México que nos traumaron tanto. Diay, qué momento tan complicado para el fútbol tico. La afición ya empieza a ponerse nerviosa y a cuestionar las decisiones técnicas.
En la segunda mitad, intentamos reaccionar, buscando tímidamente cambiar el panorama. Un gol de Yeltsin Tejeda inyectó un poco de esperanza, pero fue insuficiente para remontar la desventaja. El resto fue sufrimiento, con Paraguay controlando el juego y sentenciando la derrota con dos goles más. Se vio poca actitud, poca garra, poca de esa entrega que siempre hemos asociado con la camiseta nacional.
Ahora, con este golpe certero, la clasificación directa al Mundial prácticamente se esfuma. Nos toca sudar la gota gorda en las fechas finales, dependiendo de nuestros resultados y de los demás equipos. Ya no podemos fallar ni un partido más, porque si lo hacemos, nos vamos a ir al traste. La presión aumenta, la crítica es dura y el futuro incierto. Parece que tenemos que apelar a milagros para llegar a Qatar.
Muchos analistas deportivos apuntan a la falta de solidez defensiva como el problema principal de la Sele. Han señalado la lentitud de algunos centrales y la dificultad para marcar en conjunto. Otros critican la falta de creatividad en el medio campo y la dependencia excesiva de un solo jugador en el ataque. Lo cierto es que hay varios frentes que necesitan mejorar urgentemente. Este brete es complicado, pero no imposible de superar.
Sin embargo, también hay razones para mantener la fe. Tenemos talento en la plantilla, jugadores capaces de hacer la diferencia. Jovenes como Jewison Bennette y Brandon Aguilera han demostrado tener calidad y pueden aportar soluciones frescas al equipo. Si Herrera logra encontrar la fórmula correcta, si consigue motivar a los muchachos y si todos trabajan juntos como un equipo, aún podemos aspirar a clasificarnos, aunque sea mediante el repechaje. Será una batalla cuesta arriba, pero no estamos muertos.
Con la eliminación casi segura de Panamá, ahora nuestra única esperanza es evitar que Honduras sume demasiados puntos y poder luchar por esa preciada plaza en el repechaje. Pero, luego de este desempeño, ¿creen ustedes que Miguel Herrera tiene el carro lleno para seguir liderando la selección o necesita darle paso a otro técnico que pueda devolverle la chispa y el orgullo a nuestro fútbol?
Desde que asumió Herrera hace unos meses, la expectativa era alta, la promesa de un fútbol ofensivo y vistoso recorría el país como pólvora. Había optimismo, se hablaba de clasificar directo al Mundial y de dejar atrás los fantasmas del ciclo anterior. Se invirtió duro en refuerzos, se trajeron jugadores jóvenes con potencial, pero parece que algo no ha encajado todavía, y este resultado en Paraguay confirma que hay mucho por corregir.
El primer tiempo fue un verdadero desastre, un despiche generalizado. La defensa titubeante, el mediocampo perdido y un ataque que parecía jugar al escondite. Paraguay dominó la cancha, impuso ritmo y convirtió sus oportunidades. Parecía que íbamos a recibir otra goleada histórica, digna de esos partidos contra México que nos traumaron tanto. Diay, qué momento tan complicado para el fútbol tico. La afición ya empieza a ponerse nerviosa y a cuestionar las decisiones técnicas.
En la segunda mitad, intentamos reaccionar, buscando tímidamente cambiar el panorama. Un gol de Yeltsin Tejeda inyectó un poco de esperanza, pero fue insuficiente para remontar la desventaja. El resto fue sufrimiento, con Paraguay controlando el juego y sentenciando la derrota con dos goles más. Se vio poca actitud, poca garra, poca de esa entrega que siempre hemos asociado con la camiseta nacional.
Ahora, con este golpe certero, la clasificación directa al Mundial prácticamente se esfuma. Nos toca sudar la gota gorda en las fechas finales, dependiendo de nuestros resultados y de los demás equipos. Ya no podemos fallar ni un partido más, porque si lo hacemos, nos vamos a ir al traste. La presión aumenta, la crítica es dura y el futuro incierto. Parece que tenemos que apelar a milagros para llegar a Qatar.
Muchos analistas deportivos apuntan a la falta de solidez defensiva como el problema principal de la Sele. Han señalado la lentitud de algunos centrales y la dificultad para marcar en conjunto. Otros critican la falta de creatividad en el medio campo y la dependencia excesiva de un solo jugador en el ataque. Lo cierto es que hay varios frentes que necesitan mejorar urgentemente. Este brete es complicado, pero no imposible de superar.
Sin embargo, también hay razones para mantener la fe. Tenemos talento en la plantilla, jugadores capaces de hacer la diferencia. Jovenes como Jewison Bennette y Brandon Aguilera han demostrado tener calidad y pueden aportar soluciones frescas al equipo. Si Herrera logra encontrar la fórmula correcta, si consigue motivar a los muchachos y si todos trabajan juntos como un equipo, aún podemos aspirar a clasificarnos, aunque sea mediante el repechaje. Será una batalla cuesta arriba, pero no estamos muertos.
Con la eliminación casi segura de Panamá, ahora nuestra única esperanza es evitar que Honduras sume demasiados puntos y poder luchar por esa preciada plaza en el repechaje. Pero, luego de este desempeño, ¿creen ustedes que Miguel Herrera tiene el carro lleno para seguir liderando la selección o necesita darle paso a otro técnico que pueda devolverle la chispa y el orgullo a nuestro fútbol?
