Maes, pongámonos serios un toque, porque la vara política está que arde. ¿Se acuerdan cuando el publicista Christian Bulgarelli soltó la bomba de que el presidente Rodrigo Chaves le dijo que su plan no era gobernar cuatro años, sino doce? Bueno, lo que empezó como un chisme de pasillo que sonaba a película, ahora tiene al país entero comiéndose las uñas y viendo cómo se arma un despiche de proporciones épicas. Esa frasecita, que en su momento Pilar Cisneros calificó de “absurda” y mentira de un “mentiroso compulsivo”, fue la punta del iceberg de una bronca que ahora tiene al propio presidente contra las cuerdas, a punto de que le quiten la inmunidad.
Diay, es que el enredo no es solo por la supuesta ambición de quedarse en el poder. ¡Qué va! La procesión va por dentro. El verdadero meollo del asunto, el que tiene a la Fiscalía encima de Chaves y del ministro Jorge Rodríguez, es un contrato de comunicación con plata del BCIE. Según Bulgarelli, todo el brete se cocinó desde Casa Presidencial y, peor aún, le exigieron que le pasara una “comisión” de $32.000 a Federico “Choreco” Cruz, asesor de confianza del presi. Es por esa supuesta movida que ahora la Fiscalía los acusa de concusión. O sea, en tico y para que todos entendamos: de presuntamente usar el puesto para obligar a alguien a soltar plata. ¡Qué torta, mae!
Y ahora la bola de nieve está rodando directo a Cuesta de Moras. La Corte Plena ya hizo lo suyo y, con 15 votos a favor, le pasó la papa caliente a la Asamblea Legislativa. Ahora 57 diputados tienen en sus manos una decisión que podría cambiar el rumbo del país. La comisión especial que estudió el caso ya cantó su recomendación: las diputadas Andrea Álvarez (PLN) y Rocío Alfaro (FA) van por levantar la inmunidad. Como era de esperarse, el oficialismo, con Daniel Vargas a la cabeza, ya dijo que ni lo sueñen. La votación final, programada para el 22 de setiembre, necesita 38 votos para pasar. La pregunta del millón es si la oposición logrará ponerse de acuerdo o si la cosa se va a ir al traste por pleitos internos.
Mientras tanto, el presidente Chaves no se ha quedado callado. Fiel a su estilo, salió a decir que todo es una “farsa política”, un “montaje” del fiscal general y la Sala Tercera para manchar su nombre. En una gira por el Volcán Tenorio, hasta dijo que las diputadas de la comisión “se embarcaron” por recomendar que lo investiguen. Básicamente, Chaves está jugando al ataque, pintando todo como una conspiración de sus enemigos. Una estrategia que le ha funcionado antes, pero que ahora se enfrenta a un proceso legal y constitucional bien amarrado. Ya no es solo un pleito en conferencias de prensa; es un expediente judicial con pruebas y testimonios.
Así que aquí estamos, con un novelón político que ni Netflix se habría imaginado. Por un lado, una acusación formal por un delito grave que involucra al círculo más cercano del presidente. Por el otro, un mandatario que denuncia una persecución política y se niega a ceder un centímetro. Y en el medio, nosotros, viendo cómo las instituciones se ponen a prueba. La vara está complicada y el ambiente está tenso. El 22 de setiembre sabremos si la Asamblea Legislativa decide que el presidente debe enfrentar a la justicia como cualquier otro ciudadano o si la inmunidad lo protege hasta el final de su mandato.
Ahora les paso la bola a ustedes, maes. Más allá de si son peras o manzanas, si le creen a Bulgarelli o a Chaves, ¿creen que la oposición va a conseguir los 38 votos para levantarle la inmunidad? ¿O esto se va a quedar en un puro show mediático y no va a pasar nada al final?
Diay, es que el enredo no es solo por la supuesta ambición de quedarse en el poder. ¡Qué va! La procesión va por dentro. El verdadero meollo del asunto, el que tiene a la Fiscalía encima de Chaves y del ministro Jorge Rodríguez, es un contrato de comunicación con plata del BCIE. Según Bulgarelli, todo el brete se cocinó desde Casa Presidencial y, peor aún, le exigieron que le pasara una “comisión” de $32.000 a Federico “Choreco” Cruz, asesor de confianza del presi. Es por esa supuesta movida que ahora la Fiscalía los acusa de concusión. O sea, en tico y para que todos entendamos: de presuntamente usar el puesto para obligar a alguien a soltar plata. ¡Qué torta, mae!
Y ahora la bola de nieve está rodando directo a Cuesta de Moras. La Corte Plena ya hizo lo suyo y, con 15 votos a favor, le pasó la papa caliente a la Asamblea Legislativa. Ahora 57 diputados tienen en sus manos una decisión que podría cambiar el rumbo del país. La comisión especial que estudió el caso ya cantó su recomendación: las diputadas Andrea Álvarez (PLN) y Rocío Alfaro (FA) van por levantar la inmunidad. Como era de esperarse, el oficialismo, con Daniel Vargas a la cabeza, ya dijo que ni lo sueñen. La votación final, programada para el 22 de setiembre, necesita 38 votos para pasar. La pregunta del millón es si la oposición logrará ponerse de acuerdo o si la cosa se va a ir al traste por pleitos internos.
Mientras tanto, el presidente Chaves no se ha quedado callado. Fiel a su estilo, salió a decir que todo es una “farsa política”, un “montaje” del fiscal general y la Sala Tercera para manchar su nombre. En una gira por el Volcán Tenorio, hasta dijo que las diputadas de la comisión “se embarcaron” por recomendar que lo investiguen. Básicamente, Chaves está jugando al ataque, pintando todo como una conspiración de sus enemigos. Una estrategia que le ha funcionado antes, pero que ahora se enfrenta a un proceso legal y constitucional bien amarrado. Ya no es solo un pleito en conferencias de prensa; es un expediente judicial con pruebas y testimonios.
Así que aquí estamos, con un novelón político que ni Netflix se habría imaginado. Por un lado, una acusación formal por un delito grave que involucra al círculo más cercano del presidente. Por el otro, un mandatario que denuncia una persecución política y se niega a ceder un centímetro. Y en el medio, nosotros, viendo cómo las instituciones se ponen a prueba. La vara está complicada y el ambiente está tenso. El 22 de setiembre sabremos si la Asamblea Legislativa decide que el presidente debe enfrentar a la justicia como cualquier otro ciudadano o si la inmunidad lo protege hasta el final de su mandato.
Ahora les paso la bola a ustedes, maes. Más allá de si son peras o manzanas, si le creen a Bulgarelli o a Chaves, ¿creen que la oposición va a conseguir los 38 votos para levantarle la inmunidad? ¿O esto se va a quedar en un puro show mediático y no va a pasar nada al final?