LosGatosNegros
Mr. Daddy 2010
Adicto al sexo
Juan es su nombre, 35 es su edad y desde los 17 años frecuenta los burdeles, salas de masaje y nightclubs. De hecho fue en un cuartucho maloliente y oscuro en la zona roja donde perdio la virginidad con una mujer de la cual no recuerda su nombre, solo el olor penetrante de su perfume y el color rojo del vestido que no dejaba nada a la imaginacion pero que le llamo tanto la atencion desde que la vio al entrar a este lugar de perdicion, como suelen llamarle los mas moralistas. Desde esa primera ves Juan quizas ha visitado las prostitutas unas 500 veces. En 18 años no ha habido ni una sola semana en la que Juan no se valla a atender con alguna de sus favoritas. Casi religiosamente, los viernes por la noche Juan se baña, se perfuma, y se va en busca de placer, placer que no lo satisface ya que Juan es adicto al sexo. Esta adiccion lo ha llevado a gastar muchos millones de colones y aunque Juan quiera controlar su insaciable instinto, algo dentro de su mente toma control cada ves que tiene dinero. De hecho el espera con ansias el dia de pago, y aunque no tenga dinero por las deudas en que el vicio lo ha metido, Juan siempre encuentra la manera ya sea por la tarjeta de credito que lo tiene hundido hasta el cuello, o llevando algun electrodomestico a la casa de empeño. En ocasiones este deseo desenfrenado lo ha llevado a acostarse con varias prostitutas en un mismo dia, o inclusive con varias al mismo tiempo. Como todo adicto, Juan no reconoce su problema, mas bien lo encubre con excusas y justificaciones. El se siente mas macho, se siente mas hombre, y con cada orgasmo, el encuentra un bienestar temporal que al desaparecer, lo deja vacio y con ganas de volver por mas.
Juan es su nombre, 35 es su edad y desde los 17 años frecuenta los burdeles, salas de masaje y nightclubs. De hecho fue en un cuartucho maloliente y oscuro en la zona roja donde perdio la virginidad con una mujer de la cual no recuerda su nombre, solo el olor penetrante de su perfume y el color rojo del vestido que no dejaba nada a la imaginacion pero que le llamo tanto la atencion desde que la vio al entrar a este lugar de perdicion, como suelen llamarle los mas moralistas. Desde esa primera ves Juan quizas ha visitado las prostitutas unas 500 veces. En 18 años no ha habido ni una sola semana en la que Juan no se valla a atender con alguna de sus favoritas. Casi religiosamente, los viernes por la noche Juan se baña, se perfuma, y se va en busca de placer, placer que no lo satisface ya que Juan es adicto al sexo. Esta adiccion lo ha llevado a gastar muchos millones de colones y aunque Juan quiera controlar su insaciable instinto, algo dentro de su mente toma control cada ves que tiene dinero. De hecho el espera con ansias el dia de pago, y aunque no tenga dinero por las deudas en que el vicio lo ha metido, Juan siempre encuentra la manera ya sea por la tarjeta de credito que lo tiene hundido hasta el cuello, o llevando algun electrodomestico a la casa de empeño. En ocasiones este deseo desenfrenado lo ha llevado a acostarse con varias prostitutas en un mismo dia, o inclusive con varias al mismo tiempo. Como todo adicto, Juan no reconoce su problema, mas bien lo encubre con excusas y justificaciones. El se siente mas macho, se siente mas hombre, y con cada orgasmo, el encuentra un bienestar temporal que al desaparecer, lo deja vacio y con ganas de volver por mas.