Las Vejigas de Barva: Un Tesoro Cultural en Riesgo de Desaparecer

Estudiante Periodismo

Moderador en Noticias
Forero Regular
¡Ay, mándale! Aquí estamos hablando de una tradición que parece sacada de un cuento, pero es tan pura como la chirrola, mis panas. Se trata de las vejigas de Barva, Heredia, esas bolsas de cerdo que cada agosto prenden fuego al Parque Central. No es cualquier chinchorreo, es una muestra de nuestra idiosincrasia, un legado que nuestros abuelos nos dejaron y que ahora, pa'lante, anda medio quebradizo.

Desde hace casi 120 años, esta costumbre se ha tejido en el alma barveña. Imagínate, en sus inicios eran una forma ingeniosa –y un poquito atrevida– de cortejar a las muchachas. Se dice que los muchachos usaban las vejigas (y las mascaradas) para “cotejar” a las chicas, es decir, llamarles la atención, ¡hasta con un piquete juguetón! Suena rarito hoy en día, pero eso formaba parte del juego ancestral.

Y ahí tenemos a Don Luis Fernando Vargas, alias ‘Bombi’, el guardián de este brete. Con más de 50 años mascando la tradición, Bombi es como el abuelo del Parque Central, el que te cuenta la historia mientras infla una vejiga a cachos. Este señor le ha metido empeño a que las nuevas generaciones sepan qué significa esto, más allá de la simple diversión de aguantar unos vejigazos amistosos.

Bombi ha ido detrás del Ministerio de Cultura y Juventud intentando que las vejigas sean declaradas patrimonio cultural. ¡Pero vaya! Parece que el papeleo es más duro que palo de escoba. Ha luchado contra el tiempo, contra las regulaciones del Ministerio de Salud y del SENASA, que a veces andan más estrictos que moscardón en ventana abierta. Cuenta que llega a tener al Ministerio respirándole encima cada vez que se acerca agosto, ¡pero el mae no se raja!

Para hacernos una idea, en sus mejores tiempos, Bombi llegaba a vender cinco kilos de vejigas por fin de semana. Tenía que madrugar a Guanacaste, perseguir los mataderos, traerlas… ¡un verdadero chunche! Y lo hacía con orgullo, porque para él no se trataba de hacer negocio, sino de alimentar una tradición que corre peligro de perderse entre cables y pantallas.

Recuerdo verlo en mi infancia, mi abu comprándome una vejiga con monedas chiquitas. No importaba si eran treinta o cuatrocientos colones, se veía feliz de estar participando. Eso sí, había que cuidarla bien, porque si se resecaba, ¡era otro lío! Las veiamos colgadas en los tendederos, junto a la ropa, esperando que no estuvieran “verdes”. Era una escena pintoresca, típica de Barva.

Ahora, conseguir vejigas es un auténtico brete. Los mataderos se resisten a venderlas, amenazados por las autoridades, y los precios se han disparado. Pero los barveños, que somos mañosos como garrote, siempre encontramos la forma de mantener viva la llama. Talleres, mascaradas, festivales... Nos aferramos a lo nuestro, con la esperanza de que las futuras generaciones sigan sintiendo el aroma de la tierra y la emoción de un buen vejigazo.

Así que dime tú, ¿crees que vale la pena luchar para proteger estas tradiciones ancestrales como las vejigas de Barva, o acaso debemos dejarlas morir en aras del progreso y la modernidad? ¿Debería el Ministerio de Cultura darle más apoyo a iniciativas como ésta o deberíamos enfocarnos en otras manifestaciones culturales?
 
Cargando...

¡Los Foreros están posteando en estos temas!

¿Qué se esta discutiendo en Foro de Costa Rica?


¡Tendencia!

📑 Evite Multas y Sanciones: Ofrecemos servicios de presentación de declaraciones de IVA, alquileres y la anual de renta

TicosLand is now also available on Android and iOS

🚀 FACTURATica.com la #1 sin Mensualidades ni Anualidades. Inscripción gratis en Hacienda.

¡Caliente!

¿Piensa cogerse a alguna amiga de su doña próximamente?

  • No


Los resultados solo son visibles tras votar.
Atrás
Arriba