Excelente artículo en La Nación de ayer. Pude parecer largo, pero es de obligada lectura para aquellos que puedan estar hablando sobre el tema y diciendo "yeguadas". Por allí anda uno que hace días que no lo veo.
[h=1]Seres humanos invisibles[/h] [h=3]Los embrionesque mueren por la FIV son invisiblespara los medios[/h]
Autor: Dr. Alejandro Leal Genetista, Escuela de Biología, Universidad de Costa Rica [email protected] 12:00 a.m. 02/08/2012
Los medios de comunicación se reiteran mostrando los rostros de los niños nacidos por fecundación in vitro (FIV). Por supuesto, cada uno de ellos tiene la dignidad y belleza de los niños y su vida representa una gran alegría. Lastimosamente, los embriones que sobreviven a la FIV son proporcionalmente muy pocos. Al mismo tiempo, los medios se han especializado en ignorar a las parejas que, luego de enormes inversiones y de someterse a procedimientos riesgosos, no logran un embarazo exitoso por medio de esta técnica. Estas parejas constituyen la inmensa mayoría.
Por ejemplo, antes de la prohibición de la FIV en Costa Rica, se publicó un reporte de los resultados de dicho procedimiento en el país, en que se muestra que de 50 parejas que se realizaron el procedimiento, este falló en 46 (92%) y se produjeron 119 embriones y sobrevivieron solo 4, para una mortalidad del 96,6% de las vidas humanas producidas (Acta Médica Costarricense, 1997, 39: 33-37).
No hay población más vulnerable que la que ignora. Los embriones que mueren por la FIV son invisibles para los medios. Ignoradas son las parejas a quienes se les practica la FIV y no les funciona, o las mujeres a quienes enferma, o los neonatos a quienes expone a graves riesgos, principalmente por los partos prematuros. La prensa no ha entrevistado a la señora que se practicó la FIV fuera del país y llegó a un hospital de la CCSS donde perdió a 6 de los 7 fetos que llevaba en su vientre, ni a las parejas que se han practicado tres o más veces la FIV sin ningún éxito. Solo se hizo un reportaje sobre el colapso de la unidad de cuidados intensivos neonatal del Hospital México cada vez que hay un parto múltiple (La Nación, 19-10-08, p. 8A).
La FIV sigue siendo una técnica altamente ineficiente y mortal en cualquier parte del mundo. Por ejemplo, en un estudio alemán reciente se colectaron en promedio 10,35 de ovocitos por mujer (no se indica cuántos embriones fueron producidos), se realizaron 8.048 ciclos con un promedio de 2,06 embriones por ciclo, por lo que se transfirieron 16.579 embriones, y se lograron 2.068 niños nacidos (12,5% de supervivencia de los embriones transferidos), sin contar los embriones que fueron producidos pero no transferidos (Human Reproduction, 2011, 26: 2239-2246). Cada uno de los embriones que muere constituye una preocupación, porque la vida humana comienza en la fertilización misma y, por lo tanto, la técnica implica la muerte de una gran cantidad de seres humanos embrionarios.
Cuando nos dicen que la FIV es un asunto entre la pareja y su especialista se están olvidando de muchas otras vidas. La FIV no es un asunto privado y, por lo tanto, no debe estar sujeta a la disposición de cada quien, pues la muerte de terceros, el aumento de partos prematuros y los efectos en la salud los supervivientes no son asuntos que involucren solo a la pareja y al especialista.
Algunos han argumentado que la vida de un nuevo individuo humano no empieza con la fusión del óvulo y el espermatozoide, porque en ese momento todavía no ha ocurrido la implantación que permite la llegada de factores de crecimiento y hormonas que permiten al embrión un desarrollo ulterior. Aquí hay que recordar que las señales bioquímicas de intercambio entre el embrión y su madre ocurren ya en la trompa de Falopio y son anteriores a la implantación (J Clin Endocrinol Metab., 1994, 79: 662-665), y que quizá la inexistencia de esta comunicación contribuya a que la tasa de implantación en FIV sea tan baja. Claro que el embrión necesita del ambiente materno para desarrollarse: la expresión de los genes del individuo estará siempre influida por el ambiente, aun para los individuos en edades avanzadas. El momento en que el espermatozoide penetra el gameto femenino constituye el inicio de una cadena de eventos que llamamos desarrollo, y es en ese momento en el que se inicia un nuevo ciclo vital.
Nuestro país ha asumido la protección universal del ser humano desde el inicio de su vida, en concordancia con artículo 4 de la Convención Americana de Derechos Humanos que dice: “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción”, por lo que la Corte Interamericana deberá respetar las leyes costarricenses, pues, de no hacerlo así, estará minando sus mismos fundamentos. Valga recalcar que el término “concepción” usado en la Convención estaba entonces libre del manoseo ideológico actual, y era sinónimo de fecundación. Ciertamente, hay otros artículos en la Convención, como el 17: “Se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia”, pero el fundar una familia no implica tener acceso a cualquier técnica, como podría ser la clonación reproductiva o la FIV, porque el fin no justifica los medios.
Por supuesto, un país debe ofrecer un sistema de atención a los problemas de infertilidad moderno y accesible para todos.
Hay sistemas de diagnóstico y tratamiento que son eficaces y enteramente respetuosos de la vida humana y que lastimosamente no se han aplicado en muchas parejas con infertilidad. Junto con una política de investigación sobre las causas y tratamientos de la infertilidad en el país, estos enfoques pueden convertirlo en una nación con medicina de vanguardia en la atención de la infertilidad.
[h=1]Seres humanos invisibles[/h] [h=3]Los embrionesque mueren por la FIV son invisiblespara los medios[/h]
Autor: Dr. Alejandro Leal Genetista, Escuela de Biología, Universidad de Costa Rica [email protected] 12:00 a.m. 02/08/2012
Los medios de comunicación se reiteran mostrando los rostros de los niños nacidos por fecundación in vitro (FIV). Por supuesto, cada uno de ellos tiene la dignidad y belleza de los niños y su vida representa una gran alegría. Lastimosamente, los embriones que sobreviven a la FIV son proporcionalmente muy pocos. Al mismo tiempo, los medios se han especializado en ignorar a las parejas que, luego de enormes inversiones y de someterse a procedimientos riesgosos, no logran un embarazo exitoso por medio de esta técnica. Estas parejas constituyen la inmensa mayoría.
Por ejemplo, antes de la prohibición de la FIV en Costa Rica, se publicó un reporte de los resultados de dicho procedimiento en el país, en que se muestra que de 50 parejas que se realizaron el procedimiento, este falló en 46 (92%) y se produjeron 119 embriones y sobrevivieron solo 4, para una mortalidad del 96,6% de las vidas humanas producidas (Acta Médica Costarricense, 1997, 39: 33-37).
No hay población más vulnerable que la que ignora. Los embriones que mueren por la FIV son invisibles para los medios. Ignoradas son las parejas a quienes se les practica la FIV y no les funciona, o las mujeres a quienes enferma, o los neonatos a quienes expone a graves riesgos, principalmente por los partos prematuros. La prensa no ha entrevistado a la señora que se practicó la FIV fuera del país y llegó a un hospital de la CCSS donde perdió a 6 de los 7 fetos que llevaba en su vientre, ni a las parejas que se han practicado tres o más veces la FIV sin ningún éxito. Solo se hizo un reportaje sobre el colapso de la unidad de cuidados intensivos neonatal del Hospital México cada vez que hay un parto múltiple (La Nación, 19-10-08, p. 8A).
La FIV sigue siendo una técnica altamente ineficiente y mortal en cualquier parte del mundo. Por ejemplo, en un estudio alemán reciente se colectaron en promedio 10,35 de ovocitos por mujer (no se indica cuántos embriones fueron producidos), se realizaron 8.048 ciclos con un promedio de 2,06 embriones por ciclo, por lo que se transfirieron 16.579 embriones, y se lograron 2.068 niños nacidos (12,5% de supervivencia de los embriones transferidos), sin contar los embriones que fueron producidos pero no transferidos (Human Reproduction, 2011, 26: 2239-2246). Cada uno de los embriones que muere constituye una preocupación, porque la vida humana comienza en la fertilización misma y, por lo tanto, la técnica implica la muerte de una gran cantidad de seres humanos embrionarios.
Cuando nos dicen que la FIV es un asunto entre la pareja y su especialista se están olvidando de muchas otras vidas. La FIV no es un asunto privado y, por lo tanto, no debe estar sujeta a la disposición de cada quien, pues la muerte de terceros, el aumento de partos prematuros y los efectos en la salud los supervivientes no son asuntos que involucren solo a la pareja y al especialista.
Algunos han argumentado que la vida de un nuevo individuo humano no empieza con la fusión del óvulo y el espermatozoide, porque en ese momento todavía no ha ocurrido la implantación que permite la llegada de factores de crecimiento y hormonas que permiten al embrión un desarrollo ulterior. Aquí hay que recordar que las señales bioquímicas de intercambio entre el embrión y su madre ocurren ya en la trompa de Falopio y son anteriores a la implantación (J Clin Endocrinol Metab., 1994, 79: 662-665), y que quizá la inexistencia de esta comunicación contribuya a que la tasa de implantación en FIV sea tan baja. Claro que el embrión necesita del ambiente materno para desarrollarse: la expresión de los genes del individuo estará siempre influida por el ambiente, aun para los individuos en edades avanzadas. El momento en que el espermatozoide penetra el gameto femenino constituye el inicio de una cadena de eventos que llamamos desarrollo, y es en ese momento en el que se inicia un nuevo ciclo vital.
Nuestro país ha asumido la protección universal del ser humano desde el inicio de su vida, en concordancia con artículo 4 de la Convención Americana de Derechos Humanos que dice: “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción”, por lo que la Corte Interamericana deberá respetar las leyes costarricenses, pues, de no hacerlo así, estará minando sus mismos fundamentos. Valga recalcar que el término “concepción” usado en la Convención estaba entonces libre del manoseo ideológico actual, y era sinónimo de fecundación. Ciertamente, hay otros artículos en la Convención, como el 17: “Se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia”, pero el fundar una familia no implica tener acceso a cualquier técnica, como podría ser la clonación reproductiva o la FIV, porque el fin no justifica los medios.
Por supuesto, un país debe ofrecer un sistema de atención a los problemas de infertilidad moderno y accesible para todos.
Hay sistemas de diagnóstico y tratamiento que son eficaces y enteramente respetuosos de la vida humana y que lastimosamente no se han aplicado en muchas parejas con infertilidad. Junto con una política de investigación sobre las causas y tratamientos de la infertilidad en el país, estos enfoques pueden convertirlo en una nación con medicina de vanguardia en la atención de la infertilidad.