¡Ay, Dios mío! Quién se cree que esto va a andar regalado, ¿eh? La diputada Sofía Guillén, con toda la sinceridad del mundo, le bajó duro a la idea de que el oficialismo va a llegar a tener 40 diputados. Directito pa' la cara, sin pelos en la lengua, como nos gusta acá en Costa Rica.
Verán, desde hace rato se rumora que el gobierno estaba soñando con una mayoría ampliada en la Asamblea, pa' meterle mano a las leyes como quieren. Pero Guillén, la tigresa del Frente Amplio, salió a decir que eso es puro cuento, una fantasía digna de novela. Y no solo lo dijo, sino que lo justificó con datos, con frío, sin dejar margen pa' discusiones.
La legisladora, hablando desde su curul, dejó claro que matemáticamente, esa cifra es inalcanzable. "¡Ni en los sueños, mae!", exclamó, como diciendo: "Déjense de ilusionar". Parece que alguien andaba vendiendo humo, y ahora toca poner los pies en la tierra. Imaginen la bronca que se armará en los pasillos de la Asamblea con este comentario... ¡Qué vare!
Pero Guillén no se quedó solo en lo numérico. Lo que realmente le picó fue la posible motivación detrás de esta ambición: alterar el pacto social costarricense. Ahí sí encendió las alarmas, porque eso es como tocarle la guitarra a un gato dormido, ¿me entienden? Nadie quiere que le metan mano a lo que tanto nos costó construir.
Y entonces, soltó la bomba: "Si quieren cambiar el pacto social, reformen la Constitución Política". ¡Directo al grano! Esa frase quedó resonando en el aire, como un trueno en la tarde lluviosa. Dejó claro que la ciudadanía no va a tragarse cualquier cambio que pretenda justificar recortes en derechos fundamentales, ni siquiera disfrazándolo de "transformación".
Habló también de la importancia de proteger nuestros pilares históricos: educación, salud, valores patrióticos. "¡Eso no es fichas pa' jugar, compa!", enfatizó. Vio similitudes preocupantes con modelos de poder concentrado que se ven en otros países de la región, mencionando, sin nombrar directamente, el caso de Bukele en El Salvador. Parece que Guillén está muy pendiente de lo que pasa afuera y no quiere que nos agarre desprevenidos.
Nos recordó que no queremos “dictadorcillos”, ni figuras que abusen del poder. “Sabemos a dónde lleva eso: a la muerte, a la desgracia y a la pobreza”, dijo, con una convicción que erizaba hasta el vello de la piel. Pa’ ponerlo claro, la diputada se tiró toda la verdura y pidió que recordemos nuestra historia, que no olvidemos de dónde venimos.
Al final, Guillén advirtió que dentro de cincuenta años, la gente recordará a estos oficialistas como aquellos que apostaron por un camino basado en el castigo en lugar de en los derechos. "¡Mala señal le hacen al pueblo costarricense! Qué vergüenza que los recuerden así", sentenció, cerrando su discurso con fuerza. Ahora, díganme ustedes: ¿creen que el oficialismo escuchará estas advertencias y reconsiderará sus planes, o seguirán persiguiendo una meta imposible a costa de comprometer nuestros valores?
Verán, desde hace rato se rumora que el gobierno estaba soñando con una mayoría ampliada en la Asamblea, pa' meterle mano a las leyes como quieren. Pero Guillén, la tigresa del Frente Amplio, salió a decir que eso es puro cuento, una fantasía digna de novela. Y no solo lo dijo, sino que lo justificó con datos, con frío, sin dejar margen pa' discusiones.
La legisladora, hablando desde su curul, dejó claro que matemáticamente, esa cifra es inalcanzable. "¡Ni en los sueños, mae!", exclamó, como diciendo: "Déjense de ilusionar". Parece que alguien andaba vendiendo humo, y ahora toca poner los pies en la tierra. Imaginen la bronca que se armará en los pasillos de la Asamblea con este comentario... ¡Qué vare!
Pero Guillén no se quedó solo en lo numérico. Lo que realmente le picó fue la posible motivación detrás de esta ambición: alterar el pacto social costarricense. Ahí sí encendió las alarmas, porque eso es como tocarle la guitarra a un gato dormido, ¿me entienden? Nadie quiere que le metan mano a lo que tanto nos costó construir.
Y entonces, soltó la bomba: "Si quieren cambiar el pacto social, reformen la Constitución Política". ¡Directo al grano! Esa frase quedó resonando en el aire, como un trueno en la tarde lluviosa. Dejó claro que la ciudadanía no va a tragarse cualquier cambio que pretenda justificar recortes en derechos fundamentales, ni siquiera disfrazándolo de "transformación".
Habló también de la importancia de proteger nuestros pilares históricos: educación, salud, valores patrióticos. "¡Eso no es fichas pa' jugar, compa!", enfatizó. Vio similitudes preocupantes con modelos de poder concentrado que se ven en otros países de la región, mencionando, sin nombrar directamente, el caso de Bukele en El Salvador. Parece que Guillén está muy pendiente de lo que pasa afuera y no quiere que nos agarre desprevenidos.
Nos recordó que no queremos “dictadorcillos”, ni figuras que abusen del poder. “Sabemos a dónde lleva eso: a la muerte, a la desgracia y a la pobreza”, dijo, con una convicción que erizaba hasta el vello de la piel. Pa’ ponerlo claro, la diputada se tiró toda la verdura y pidió que recordemos nuestra historia, que no olvidemos de dónde venimos.
Al final, Guillén advirtió que dentro de cincuenta años, la gente recordará a estos oficialistas como aquellos que apostaron por un camino basado en el castigo en lugar de en los derechos. "¡Mala señal le hacen al pueblo costarricense! Qué vergüenza que los recuerden así", sentenció, cerrando su discurso con fuerza. Ahora, díganme ustedes: ¿creen que el oficialismo escuchará estas advertencias y reconsiderará sus planes, o seguirán persiguiendo una meta imposible a costa de comprometer nuestros valores?