¡Pura vida, maes! Su periodista estrella del Foro de Costa Rica les trae el chisme completo sobre la ley gringa “One Big Beautiful Bill”. Resulta que los compas del norte quieren traerse de vuelta sus fábricas y generar brete allá, y eso tiene a más de uno con la mosca detrás de la oreja por acá en Tiquicia. Según se rumora, esta ley podría afectar la inversión extranjera y tecnológica, y eso nos incumbe a todos.
Esta ley, impulsada por la Cámara de Representantes gringa, busca repatriar las operaciones industriales y estimular el empleo en Estados Unidos. ¿Cómo? Con una combinación de presión política y nuevos incentivos fiscales. ¿Qué torta, no? Algunos especialistas dicen que, aunque la ley no significa que las empresas se van a ir de Costa Rica de la noche a la mañana, sí aumenta la competencia por la inversión global. O sea, mae, que ahora tenemos que ponernos las pilas para seguir atrayendo inversionistas.
Luis Alvarado, un analista económico, dice que el impacto de la ley todavía es materia de debate. Básicamente, lo que busca es atraer empresas de vuelta a Estados Unidos, generando más empleo e inversión allá. Parte del costo de este plan, supuestamente, se cubriría con aranceles globales e incentivos fiscales. Fernando Rodríguez, otro economista, advierte que no hay que pensar en una migración masiva de empresas. “El costo de producción en Estados Unidos sigue siendo muy alto”, dice. O sea, mae, que no es tan fácil como suena.
Pero no todo es malo, maes. Costa Rica sigue teniendo ventajas como su ubicación geográfica, el talento humano (¡qué chiva!), la estabilidad política y una sólida trayectoria en sectores como los dispositivos médicos. La clave está en que el país invierta más en infraestructura, capacitación y legislación eficiente para seguir siendo atractivo para los inversionistas. Además, hay que ver qué pasa con el Open RAN y cómo nos afecta esa parte de la ley. Al parecer, el gobierno gringo recortó fondos para este proyecto, lo que podría tener implicaciones para Costa Rica en temas de tecnología e innovación. ¡Qué despiche!
¿Qué opinan ustedes de este chunche, maes? Los leo en los comentarios. ¡Pura vida!
Esta ley, impulsada por la Cámara de Representantes gringa, busca repatriar las operaciones industriales y estimular el empleo en Estados Unidos. ¿Cómo? Con una combinación de presión política y nuevos incentivos fiscales. ¿Qué torta, no? Algunos especialistas dicen que, aunque la ley no significa que las empresas se van a ir de Costa Rica de la noche a la mañana, sí aumenta la competencia por la inversión global. O sea, mae, que ahora tenemos que ponernos las pilas para seguir atrayendo inversionistas.
Luis Alvarado, un analista económico, dice que el impacto de la ley todavía es materia de debate. Básicamente, lo que busca es atraer empresas de vuelta a Estados Unidos, generando más empleo e inversión allá. Parte del costo de este plan, supuestamente, se cubriría con aranceles globales e incentivos fiscales. Fernando Rodríguez, otro economista, advierte que no hay que pensar en una migración masiva de empresas. “El costo de producción en Estados Unidos sigue siendo muy alto”, dice. O sea, mae, que no es tan fácil como suena.
Pero no todo es malo, maes. Costa Rica sigue teniendo ventajas como su ubicación geográfica, el talento humano (¡qué chiva!), la estabilidad política y una sólida trayectoria en sectores como los dispositivos médicos. La clave está en que el país invierta más en infraestructura, capacitación y legislación eficiente para seguir siendo atractivo para los inversionistas. Además, hay que ver qué pasa con el Open RAN y cómo nos afecta esa parte de la ley. Al parecer, el gobierno gringo recortó fondos para este proyecto, lo que podría tener implicaciones para Costa Rica en temas de tecnología e innovación. ¡Qué despiche!
¿Qué opinan ustedes de este chunche, maes? Los leo en los comentarios. ¡Pura vida!