¡Aguante! Parece que el tema del marchamo sigue generando ruido, pero esta vez con números que dan que pensar. Según el Instituto Nacional de Seguros (INS), ya le metieron buen empuje al bolsillo de los conductores, alcanzando los ¢222 mil millones recaudados hasta el viernes 26 de diciembre. Eso sí, todavía falta un pedazo para llegar a la meta, pero el INS dice que ya va en un 63,85% del camino para cobrar esos dichosos marchamos que nos toca pagar en 2026.
Para ponerle pausa al asunto, hay que recordar que este año se pusieron a cobrar cerca de 1.9 millones de marchamos, unos 58.533 más que el año pasado. Un aumento considerable, pero que según el INS se debe a la expansión de la flota vehicular en el país. Eso significa que cada vez más gente anda por carretera, y por ende, más billetes para el Estado. Pero claro, esto también implica más tráfico, más accidentes… ¡una combinación explosiva!
Ahora, si nos metemos en los detalles, el marchamo no es precisamente un simple impuesto. Se compone de varias cositas: primero, el impuesto a la propiedad del vehículo, que se recalcula cada año; luego viene el Seguro Obligatorio Automotor (SOA); después, un impuesto a las ventas sobre el SOA; un canon para el transporte público, si te toca; una contribución al Consejo de Seguridad Vial (Cosevi); las infracciones pendientes que tengas acumuladas (¡ojo ahí!); los famosos timbres de fauna y scouts... ¡uf!, una lista larga que bien vale la pena revisar antes de empezar a sudar frío pensando en cuánto nos tocará desembolsar.
Lo interesante de todo este rollo es cómo cambiaron las reglas del juego hace unos años. Gracias a una ley que aprobaron, ahora el valor fiscal de los vehículos disminuye cada año. ¡Una bendición para algunos! Pero ojo, porque esa rebaja no aplica para los carros con más de 15 años de vida, esos siguen manteniendo el mismo valor fiscal. ¿Por qué este cambio?, bueno, según el Ministro de Hacienda, Rudolf Lucke, era para frenar la escalada de precios y evitar que los impuestos se dispararan sin control. Aunque, como él mismo reconoce, esto ha impactado en la recolección de fondos para el Estado.
De hecho, Lucke comentó que antes de la ley, solían recaudar alrededor de ¢220 mil millones anualmente. Con la nueva legislación, esa cifra se redujo a ¢165 mil millones. Y para este período 2025, esperan recaudar unos ¢163 mil millones. Su argumento es que, aunque muchos vehículos pagan menos, el aumento de la flota vehícular ayuda a compensar esa diferencia. Pero, ¿será suficiente para cubrir todas las necesidades del país? Esa es la gran incógnita.
Además de los cambios en la ley y el aumento de la flota, el INS también reveló que se hicieron 5.7 millones de consultas online sobre el monto del marchamo. Imagínate la cantidad de gente pegándose la bronca tratando de averiguar cuánto les tocará pagar. Una muestra clara de que este tema preocupa a muchos, especialmente en tiempos donde el bolsillo no da para muchas alegrías. Y hablando de alegrías, a partir del 1 de enero de 2026, la policía de tránsito andará con lupa para sancionar a aquellos que circulen sin el marchamo al día. La multa asciende a ¢60.679,58, una suma considerable que nadie quiere tener que pagar. Así que, ¡más vale prevenir que lamentar, chavos!
En fin, el panorama pinta complicado pero no imposible. El INS parece haber logrado un buen ritmo en la recaudación del marchamo, pero la realidad es que la economía global está dando sus frutos ácidos y afecta directamente nuestros bolsillos. No olvidemos que este dinero es crucial para mantener en funcionamiento servicios esenciales como hospitales, escuelas y carreteras. Es vital analizar si estas medidas son sostenibles a largo plazo y si realmente estamos invirtiendo ese dinero de manera eficiente. Porque, dígame usted, ¿qué sentido tiene pagar más si los servicios públicos siguen siendo deficientes?
Con todos estos datos sobre la mesa, me pregunto: ¿Ustedes creen que el gobierno debería reconsiderar alguna medida para aliviar la carga económica de los ciudadanos en materia de marchamo, o es que simplemente debemos aceptar que así es la vida y apretarnos el cinturón? ¡Compártame su opinión en el foro, quiero leer qué piensa la gente!
Para ponerle pausa al asunto, hay que recordar que este año se pusieron a cobrar cerca de 1.9 millones de marchamos, unos 58.533 más que el año pasado. Un aumento considerable, pero que según el INS se debe a la expansión de la flota vehicular en el país. Eso significa que cada vez más gente anda por carretera, y por ende, más billetes para el Estado. Pero claro, esto también implica más tráfico, más accidentes… ¡una combinación explosiva!
Ahora, si nos metemos en los detalles, el marchamo no es precisamente un simple impuesto. Se compone de varias cositas: primero, el impuesto a la propiedad del vehículo, que se recalcula cada año; luego viene el Seguro Obligatorio Automotor (SOA); después, un impuesto a las ventas sobre el SOA; un canon para el transporte público, si te toca; una contribución al Consejo de Seguridad Vial (Cosevi); las infracciones pendientes que tengas acumuladas (¡ojo ahí!); los famosos timbres de fauna y scouts... ¡uf!, una lista larga que bien vale la pena revisar antes de empezar a sudar frío pensando en cuánto nos tocará desembolsar.
Lo interesante de todo este rollo es cómo cambiaron las reglas del juego hace unos años. Gracias a una ley que aprobaron, ahora el valor fiscal de los vehículos disminuye cada año. ¡Una bendición para algunos! Pero ojo, porque esa rebaja no aplica para los carros con más de 15 años de vida, esos siguen manteniendo el mismo valor fiscal. ¿Por qué este cambio?, bueno, según el Ministro de Hacienda, Rudolf Lucke, era para frenar la escalada de precios y evitar que los impuestos se dispararan sin control. Aunque, como él mismo reconoce, esto ha impactado en la recolección de fondos para el Estado.
De hecho, Lucke comentó que antes de la ley, solían recaudar alrededor de ¢220 mil millones anualmente. Con la nueva legislación, esa cifra se redujo a ¢165 mil millones. Y para este período 2025, esperan recaudar unos ¢163 mil millones. Su argumento es que, aunque muchos vehículos pagan menos, el aumento de la flota vehícular ayuda a compensar esa diferencia. Pero, ¿será suficiente para cubrir todas las necesidades del país? Esa es la gran incógnita.
Además de los cambios en la ley y el aumento de la flota, el INS también reveló que se hicieron 5.7 millones de consultas online sobre el monto del marchamo. Imagínate la cantidad de gente pegándose la bronca tratando de averiguar cuánto les tocará pagar. Una muestra clara de que este tema preocupa a muchos, especialmente en tiempos donde el bolsillo no da para muchas alegrías. Y hablando de alegrías, a partir del 1 de enero de 2026, la policía de tránsito andará con lupa para sancionar a aquellos que circulen sin el marchamo al día. La multa asciende a ¢60.679,58, una suma considerable que nadie quiere tener que pagar. Así que, ¡más vale prevenir que lamentar, chavos!
En fin, el panorama pinta complicado pero no imposible. El INS parece haber logrado un buen ritmo en la recaudación del marchamo, pero la realidad es que la economía global está dando sus frutos ácidos y afecta directamente nuestros bolsillos. No olvidemos que este dinero es crucial para mantener en funcionamiento servicios esenciales como hospitales, escuelas y carreteras. Es vital analizar si estas medidas son sostenibles a largo plazo y si realmente estamos invirtiendo ese dinero de manera eficiente. Porque, dígame usted, ¿qué sentido tiene pagar más si los servicios públicos siguen siendo deficientes?
Con todos estos datos sobre la mesa, me pregunto: ¿Ustedes creen que el gobierno debería reconsiderar alguna medida para aliviar la carga económica de los ciudadanos en materia de marchamo, o es que simplemente debemos aceptar que así es la vida y apretarnos el cinturón? ¡Compártame su opinión en el foro, quiero leer qué piensa la gente!
