¡Ay, Dios mío! Parece que los diputados se pusieron creativos, ojalá no creativo-desastroso, con el presupuesto del próximo año. En medio de la bronca eterna entre el oficialismo y la oposición, decidieron inyectarle una buena dosis de billetes al Ministerio Público y al OIJ, dejando a algunos, especialmente del partido gobernante, con la boca abierta.
La jugada se dio en una sesión extra de la Comisión de Hacendarios, y vaya que se calentó el ambiente. Al final, lograron aprobar moverle más de ocho mil sesenta millones de colones a las autoridades judiciales, sacándola directamente de los intereses de la deuda pública. Esto, dicen, es pa’ fortalecer la lucha contra el crimen, aunque muchos se preguntan si realmente llegará a ese lado o terminará en otros bretes.
Pa’ que se hagan una idea, se dividieron la lana en cinco mociones diferentes: dos millonitos y seiscientos treinta y tres pa' crear cincuenta y tres plazas en la Fiscalía de Género (¡eso sí es importante!), mil ochocientos dieciséis millones pa' cuarenta y seis puestos en la Fiscalía General, tres milloncitos quinientos treinta y ocho pa’ ciento setenta y ocho plazas en el OIJ – ahí sí que va la carne– y setecientos millones pa’ la Policía Judicial, mitad pa’ carros nuevos y la otra mitad pa’ arreglar los edificios que andan más viejos que mi abuela.
El director del OIJ, Don Randall Zúñiga, ya había levantado la voz porque en el plan original le querían quitar unos doscientos millones. Imagínate el relajo. Ahora, con estas mociones aprobadas, queda en manos del Ministro de Hacienda decidir si libera esa plata el próximo año. Pa’ este 2025, ya le tenían prometido nueve mil millones, pero apenas le dieron tres mil. Vaya dinamita…
La diputada Cisneros, jefa del oficialismo, no se mordió la lengua y salió a decir que esto es una locura, que estamos en una crisis fiscal y que no podemos andar regalando plata así nomás. Dijo que crear todas esas plazas nuevas va a salir caro y que tendrán que seguir buscando cómo pagarlas. Pero el diputado Feinzaig, del PLP, le respondió diciendo que no se puede andar negándole recursos a las fuerzas de seguridad, porque sino el crimen organizado se va a echar unas risas a nuestra costa. ¡Qué dilema!
Y ni hablar de las universidades. Además de la lana pa’ el Poder Judicial, los diputados también le metieron mano al presupuesto de la UNED y del Tecnológico de Costa Rica. Ahí también hubo protestas del oficialismo, que dice que pa’ eso existe el Fondo Especial de Educación Superior (FEES). ¡Pero qué vamos a hacer! La mayoría de los diputados decidió que las universidades necesitan más apoyo, así que aprobaron mociones que le dan más de mil doscientos millones a la UNED y seicientos millones al TEC. ¡A estudiar, chunches!
Por si fuera poco, también le dieron casi mil quinientos millones a la Cruz Roja y dos mil millones a las asociaciones de desarrollo. Al final, la Comisión de Hacendarios va a dictaminar el proyecto de ley este jueves y luego lo llevarán al Plenario, donde tendrá que ser aprobado antes del 29 de noviembre. ¡Un montón de papeleo y decisiones importantes!
Con tanta plata moviéndose y tantas opiniones encontradas, me pregunto: ¿Realmente estos aumentos significarán una mejora tangible en la seguridad ciudadana y la calidad de la educación, o será otro despilfarro que se irá al traste? ¿Ustedes qué opinan, pura vida?
La jugada se dio en una sesión extra de la Comisión de Hacendarios, y vaya que se calentó el ambiente. Al final, lograron aprobar moverle más de ocho mil sesenta millones de colones a las autoridades judiciales, sacándola directamente de los intereses de la deuda pública. Esto, dicen, es pa’ fortalecer la lucha contra el crimen, aunque muchos se preguntan si realmente llegará a ese lado o terminará en otros bretes.
Pa’ que se hagan una idea, se dividieron la lana en cinco mociones diferentes: dos millonitos y seiscientos treinta y tres pa' crear cincuenta y tres plazas en la Fiscalía de Género (¡eso sí es importante!), mil ochocientos dieciséis millones pa' cuarenta y seis puestos en la Fiscalía General, tres milloncitos quinientos treinta y ocho pa’ ciento setenta y ocho plazas en el OIJ – ahí sí que va la carne– y setecientos millones pa’ la Policía Judicial, mitad pa’ carros nuevos y la otra mitad pa’ arreglar los edificios que andan más viejos que mi abuela.
El director del OIJ, Don Randall Zúñiga, ya había levantado la voz porque en el plan original le querían quitar unos doscientos millones. Imagínate el relajo. Ahora, con estas mociones aprobadas, queda en manos del Ministro de Hacienda decidir si libera esa plata el próximo año. Pa’ este 2025, ya le tenían prometido nueve mil millones, pero apenas le dieron tres mil. Vaya dinamita…
La diputada Cisneros, jefa del oficialismo, no se mordió la lengua y salió a decir que esto es una locura, que estamos en una crisis fiscal y que no podemos andar regalando plata así nomás. Dijo que crear todas esas plazas nuevas va a salir caro y que tendrán que seguir buscando cómo pagarlas. Pero el diputado Feinzaig, del PLP, le respondió diciendo que no se puede andar negándole recursos a las fuerzas de seguridad, porque sino el crimen organizado se va a echar unas risas a nuestra costa. ¡Qué dilema!
Y ni hablar de las universidades. Además de la lana pa’ el Poder Judicial, los diputados también le metieron mano al presupuesto de la UNED y del Tecnológico de Costa Rica. Ahí también hubo protestas del oficialismo, que dice que pa’ eso existe el Fondo Especial de Educación Superior (FEES). ¡Pero qué vamos a hacer! La mayoría de los diputados decidió que las universidades necesitan más apoyo, así que aprobaron mociones que le dan más de mil doscientos millones a la UNED y seicientos millones al TEC. ¡A estudiar, chunches!
Por si fuera poco, también le dieron casi mil quinientos millones a la Cruz Roja y dos mil millones a las asociaciones de desarrollo. Al final, la Comisión de Hacendarios va a dictaminar el proyecto de ley este jueves y luego lo llevarán al Plenario, donde tendrá que ser aprobado antes del 29 de noviembre. ¡Un montón de papeleo y decisiones importantes!
Con tanta plata moviéndose y tantas opiniones encontradas, me pregunto: ¿Realmente estos aumentos significarán una mejora tangible en la seguridad ciudadana y la calidad de la educación, o será otro despilfarro que se irá al traste? ¿Ustedes qué opinan, pura vida?