¡Ay, Dios mío! Parece que el turismo de cruceros, que nos da una manito al bolsillo, anda teniendo sus broncas. Un crucero de Royal Caribbean, el Serenade of the Seas, tuvo un brote de diarrea y vómito que dejó a varios pasajeros y tripulantes tirados, y eso sí que puso a sonar las alarmas. La onda es que este barco zafacón paró en Puntarenas, así que toca preguntarnos si estamos listos para recibir estos casos y evitar que se convierta en una torta mayor.
Según dicen, la nave salió de California rumbo a Miami, haciendo un tramo de 13 días. De acuerdo a los gringos, el problema comenzó poco después de que dejaran México. Los pasajeros comenzaron a sentirse mal, aunque parece que intentaron disimularlo con protocolos reforzados en el bufete. Uno de los testimonios más fuertes es el de Joshua Pettit, quien contó cómo vio a su papá, Bob, vomitando justo en medio de un salón, ¡qué chapuza! Imagínate la humillada.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), esos de los Estados Unidos, confirmaron que había 94 pasajeros y cuatro tripulantes con los sintomas típicos del norovirus: náuseas, vómitos, diarrea, dolor de pancita y malestar general. Este virus, que es una verdadera pesadilla, es súper contagioso y se propaga rapidísimo, especialmente en lugares cerrados como los barcos. Es una vareta complicada porque te agarra de sorpresa y te deja varadito.
El Ministerio de Salud de Costa Rica, después de que lo anduvieran regañando, dio su versión de la historia. Dicen que tras una visita el 26 de septiembre, se encontraron con 10 casos de gastroenteritis a bordo, todos estabilizados y aislados por 24 horas. ¿Pero qué pasó realmente? ¿Hubo alguna investigación más profunda? Eso es lo que se queda dando vueltas. Parece que la información fue un poco escueta, mae, y eso no ayuda mucho a tranquilizarnos.
Lo curioso es que no es la primera vez que pasa. Según CBS, Royal Caribbean tuvo otro brote similar en julio pasado, con más de 140 enfermos a bordo del Navigator of the Seas. Esto demuestra que el tema no es menor y que estas navieras deberían tomar cartas en el asunto para mejorar sus medidas de higiene y control de enfermedades. No vaya a ser que se convirtieran en verdaderos semilleros de bichos, ¡y eso sería un despiche!
La tripulación, por lo que cuentan los pasajeros, estaba trabajando a marchas forzadas para limpiar y desinfectar todo. Varios manos limpiaban los pasamanos y las sillas constantemente. Aunque siempre hay personal de limpieza en los cruceros, este esfuerzo extra demostró que la situación era seria. Al parecer, Royal Caribbean notificó el incidente a los CDC y activó su plan de prevención, incluyendo el aislamiento de los pacientes y la toma de muestras para analizar el virus.
Esto nos lleva a pensar en dos cosas: Primero, ¿cómo afectará este tipo de incidentes al turismo de cruceros en Costa Rica? Si la gente empieza a tener miedo de viajar en estos barcos, podríamos perder una importante fuente de ingresos. Segundo, ¿tenemos nosotros, como país, la infraestructura y el personal capacitado para enfrentar emergencias sanitarias de esta magnitud? Nuestro sistema de salud ya está luchando contra muchas batallas, y que encima nos vengan a traer una nave llena de gente enferma... ¡uff, qué brete! Será necesario fortalecer nuestros centros de atención y capacitar a más profesionales.
Después de todo este rollo, me pregunto: ¿Deberíamos exigir a las empresas de cruceros que presenten planes de contingencia más detallados y transparentes antes de autorizarles a escalar en puertos costarricenses, o simplemente esperamos a que ocurra otra torta para reaccionar?
Según dicen, la nave salió de California rumbo a Miami, haciendo un tramo de 13 días. De acuerdo a los gringos, el problema comenzó poco después de que dejaran México. Los pasajeros comenzaron a sentirse mal, aunque parece que intentaron disimularlo con protocolos reforzados en el bufete. Uno de los testimonios más fuertes es el de Joshua Pettit, quien contó cómo vio a su papá, Bob, vomitando justo en medio de un salón, ¡qué chapuza! Imagínate la humillada.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), esos de los Estados Unidos, confirmaron que había 94 pasajeros y cuatro tripulantes con los sintomas típicos del norovirus: náuseas, vómitos, diarrea, dolor de pancita y malestar general. Este virus, que es una verdadera pesadilla, es súper contagioso y se propaga rapidísimo, especialmente en lugares cerrados como los barcos. Es una vareta complicada porque te agarra de sorpresa y te deja varadito.
El Ministerio de Salud de Costa Rica, después de que lo anduvieran regañando, dio su versión de la historia. Dicen que tras una visita el 26 de septiembre, se encontraron con 10 casos de gastroenteritis a bordo, todos estabilizados y aislados por 24 horas. ¿Pero qué pasó realmente? ¿Hubo alguna investigación más profunda? Eso es lo que se queda dando vueltas. Parece que la información fue un poco escueta, mae, y eso no ayuda mucho a tranquilizarnos.
Lo curioso es que no es la primera vez que pasa. Según CBS, Royal Caribbean tuvo otro brote similar en julio pasado, con más de 140 enfermos a bordo del Navigator of the Seas. Esto demuestra que el tema no es menor y que estas navieras deberían tomar cartas en el asunto para mejorar sus medidas de higiene y control de enfermedades. No vaya a ser que se convirtieran en verdaderos semilleros de bichos, ¡y eso sería un despiche!
La tripulación, por lo que cuentan los pasajeros, estaba trabajando a marchas forzadas para limpiar y desinfectar todo. Varios manos limpiaban los pasamanos y las sillas constantemente. Aunque siempre hay personal de limpieza en los cruceros, este esfuerzo extra demostró que la situación era seria. Al parecer, Royal Caribbean notificó el incidente a los CDC y activó su plan de prevención, incluyendo el aislamiento de los pacientes y la toma de muestras para analizar el virus.
Esto nos lleva a pensar en dos cosas: Primero, ¿cómo afectará este tipo de incidentes al turismo de cruceros en Costa Rica? Si la gente empieza a tener miedo de viajar en estos barcos, podríamos perder una importante fuente de ingresos. Segundo, ¿tenemos nosotros, como país, la infraestructura y el personal capacitado para enfrentar emergencias sanitarias de esta magnitud? Nuestro sistema de salud ya está luchando contra muchas batallas, y que encima nos vengan a traer una nave llena de gente enferma... ¡uff, qué brete! Será necesario fortalecer nuestros centros de atención y capacitar a más profesionales.
Después de todo este rollo, me pregunto: ¿Deberíamos exigir a las empresas de cruceros que presenten planes de contingencia más detallados y transparentes antes de autorizarles a escalar en puertos costarricenses, o simplemente esperamos a que ocurra otra torta para reaccionar?
