Maes, a veces uno lee noticias que lo dejan con un sinsabor, ¿saben? De esas que uno dice "diay, ¿en serio?" y tiene que leer dos veces para confirmar que no es un chiste. Bueno, prepárense porque la última joyita que nos llega desde la Municipalidad de San José es de antología, un verdadero manual de cómo jalarse una torta en materia de prioridades. La vara es simple y, por eso mismo, más frustrante: nuestros queridos regidores de la capital decidieron que era más importante engordar sus propias dietas que financiar la educación de más estudiantes. Así, sin vaselina.
Vamos a desmenuzar el despiche. Resulta que el regidor Brandon Guadamuz, del Frente Amplio, tuvo una idea que a cualquiera con dos dedos de frente le sonaría, como mínimo, decente. Propuso una enmienda para que el aumento de las dietas de este año, un 2.12%, no fuera a parar a sus bolsillos, sino que se convirtiera en un fondo para más becas estudiantiles. Una iniciativa que, honestamente, parece puro sentido común en un país que se jacta de su inversión en educación. Pero, ¡sorpresa! La mayoría de las fracciones le dijo que muchas gracias, pero no. Solo el partido local Más San José apoyó la moción. El resto, al parecer, consideró que los casi ¢9.6 millones que cada uno podría recibir al año si no faltan a ninguna sesión no eran suficientes.
Pero ojo, para que no digan que todo fue un desastre, nuestros representantes sí se pusieron la camiseta... para recortar el presupuesto de otro. En un movimiento que parece sacado de una tragicomedia, sí aprobaron quitarle ¢6 millones a la partida destinada para viajes del alcalde al extranjero. Según el propio alcalde Diego Miranda, esa es una partida que su administración casi no ha tocado, a diferencia de la anterior. ¿El destino de esa platica? Mantenimiento para las bibliotecas locales. ¡Qué nivel! No se me malentienda, que la plata vaya a las bibliotecas es una excelente noticia, un verdadero respiro. El problema no es el qué, sino el cómo y el cuándo. Es la jugada clásica de "vean que sí nos preocupamos", mientras por debajo de la mesa se aseguran su propio aumento.
Entonces, vamos a ver si entendí el brete. ¿Para las becas de estudiantes que se la pulsean día a día no hay campo, pero para las dietas sí? ¿Recortar un gasto casi fantasma en viajes es un logro digno de aplauso, pero tocarse el propio aumento es un sacrilegio? Aquí es donde la cosa huele mal. Es un mensaje terrible. Nos dice que en la escala de prioridades de la Muni de Chepe, la billetera de los funcionarios está por encima del futuro de los jóvenes. Es una decisión que, además de salada para los estudiantes que podrían haberse beneficiado, deja una mancha en la confianza que uno deposita en la gente que elige para que lo represente.
Lo más irónico de todo es el silencio. Se intentó contactar a la presidenta del Concejo, Mariana Zúñiga, del mismo partido del alcalde, para conocer su posición sobre mantener el aumento, y no hubo respuesta. Un silencio que dice más que mil palabras. Al final, esta no es solo una noticia sobre plata. Es una radiografía de las prioridades políticas. Nos deja con un sentimiento amargo, como de que la oportunidad de hacer un gesto genuino por la educación se fue al traste por pura conveniencia personal. Una verdadera lástima.
Aquí la pregunta del millón, compas: ¿Esto es simplemente "política como siempre" o de verdad estamos viendo un despiche de prioridades en el corazón de Chepe? ¿Es mucho pedir que la inversión en educación pese más que unos cuantos colones extra en la dieta de un regidor? Los leo.
Vamos a desmenuzar el despiche. Resulta que el regidor Brandon Guadamuz, del Frente Amplio, tuvo una idea que a cualquiera con dos dedos de frente le sonaría, como mínimo, decente. Propuso una enmienda para que el aumento de las dietas de este año, un 2.12%, no fuera a parar a sus bolsillos, sino que se convirtiera en un fondo para más becas estudiantiles. Una iniciativa que, honestamente, parece puro sentido común en un país que se jacta de su inversión en educación. Pero, ¡sorpresa! La mayoría de las fracciones le dijo que muchas gracias, pero no. Solo el partido local Más San José apoyó la moción. El resto, al parecer, consideró que los casi ¢9.6 millones que cada uno podría recibir al año si no faltan a ninguna sesión no eran suficientes.
Pero ojo, para que no digan que todo fue un desastre, nuestros representantes sí se pusieron la camiseta... para recortar el presupuesto de otro. En un movimiento que parece sacado de una tragicomedia, sí aprobaron quitarle ¢6 millones a la partida destinada para viajes del alcalde al extranjero. Según el propio alcalde Diego Miranda, esa es una partida que su administración casi no ha tocado, a diferencia de la anterior. ¿El destino de esa platica? Mantenimiento para las bibliotecas locales. ¡Qué nivel! No se me malentienda, que la plata vaya a las bibliotecas es una excelente noticia, un verdadero respiro. El problema no es el qué, sino el cómo y el cuándo. Es la jugada clásica de "vean que sí nos preocupamos", mientras por debajo de la mesa se aseguran su propio aumento.
Entonces, vamos a ver si entendí el brete. ¿Para las becas de estudiantes que se la pulsean día a día no hay campo, pero para las dietas sí? ¿Recortar un gasto casi fantasma en viajes es un logro digno de aplauso, pero tocarse el propio aumento es un sacrilegio? Aquí es donde la cosa huele mal. Es un mensaje terrible. Nos dice que en la escala de prioridades de la Muni de Chepe, la billetera de los funcionarios está por encima del futuro de los jóvenes. Es una decisión que, además de salada para los estudiantes que podrían haberse beneficiado, deja una mancha en la confianza que uno deposita en la gente que elige para que lo represente.
Lo más irónico de todo es el silencio. Se intentó contactar a la presidenta del Concejo, Mariana Zúñiga, del mismo partido del alcalde, para conocer su posición sobre mantener el aumento, y no hubo respuesta. Un silencio que dice más que mil palabras. Al final, esta no es solo una noticia sobre plata. Es una radiografía de las prioridades políticas. Nos deja con un sentimiento amargo, como de que la oportunidad de hacer un gesto genuino por la educación se fue al traste por pura conveniencia personal. Una verdadera lástima.
Aquí la pregunta del millón, compas: ¿Esto es simplemente "política como siempre" o de verdad estamos viendo un despiche de prioridades en el corazón de Chepe? ¿Es mucho pedir que la inversión en educación pese más que unos cuantos colones extra en la dieta de un regidor? Los leo.