¡Ay, Dios mío! Melissa, esa tormenta cabrona, nos llegó con todo. Después de sacudir Jamaica y azotar Cuba, ahora apunta directo a nuestras costas. Las autoridades ya están en modo alerta máxima, evacuando gente de zonas vulnerables y preparando los hospitales para cualquier eventualidad. La verdad, esto pinta feo, má’ porque justo estamos empezando la temporada de lluvias y ya nos mandan una de estas.
Como bien saben los más entendidos, Melissa es el huracán más potente que ha tocado tierra en casi noventa años, superando incluso al infame huracán del Día del Trabajo allá por 1935. Según los expertos, la combinación de temperaturas cálidas del océano y condiciones atmosféricas favorables le dieron impulso suficiente para alcanzar la categoría cinco con vientos que rozaban los 300 kilómetros por hora. ¡Imagínate el pedote que se armó ahí afuera!
Desde el Instituto Meteorológico Nacional (IMN), nos han avisado que vamos a sentir los efectos más intensos a partir de esta noche y durante toda mañana. Se esperan fuertes aguaceros, vientos huracanados y oleaje peligroso en el Pacífico Sur y el Caribe Sur. Ya varios cantones están declarados en emergencia amarilla y naranja, y la Cruz Roja ya está movilizando recursos para atender a la población afectada. ¡Menos mal que siempre tenemos a esos valientes!
El Presidente de la República, Rodolfo Hernández, convocó a un Consejo de Gobierno extraordinario para evaluar la situación y coordinar las acciones de respuesta. Él mismo pidió a la ciudadanía mantener la calma, seguir las indicaciones de las autoridades y prepararse para enfrentar la emergencia. “No hay que jugar con esto, amigos”, recalcó en su mensaje televisado. Lo bueno es que al menos parece que él sí está tomando cartas en el asunto, a diferencia de otras veces que uno piensa ‘¿este mae qué está haciendo?’
Las imágenes satelitales son realmente impactantes. Se ve a Melissa como un monstruo gigante acercándose a nuestro territorio. Los radares muestran bandas de lluvia densas que se extienden por cientos de kilómetros. Los pescadores ya levantaron sus embarcaciones, las tiendas cerraron sus puertas y la gente se refugia en casas seguras o en los alberques habilitados por el gobierno. Por lo que tengo entendido, varios colegios y centros comunitarios también han sido acondicionados como puntos de acopio y refugio temporal.
Más allá de los daños materiales que inevitablemente causará Melissa, lo que preocupa es el impacto humano. Familias enteras podrían verse desplazadas de sus hogares, perder sus pertenencias y enfrentarse a situaciones difíciles. Esperemos que las operaciones de rescate sean rápidas y eficientes, y que podamos brindar apoyo a quienes más lo necesiten. Que nadie quede varado, chunches, esto es serio.
Lo positivo, si es que podemos encontrar algo positivo en medio de tanta calamidad, es que esta crisis puede unirnos como país. Veremos cómo la solidaridad tica sale a relucir, cómo los vecinos se ayudan entre ellos, cómo voluntarios se ofrecen para colaborar en las labores de asistencia humanitaria. Somos un pueblo resiliente, maquina, sabemos salir adelante a pesar de todo. Pero ojo, que no se confunda esto con quitarle importancia al brete que viene.
Ahora bien, con esta situación crítica encima, me pregunto… ¿cree usted que el gobierno está preparado para afrontar una emergencia de esta magnitud, o deberíamos esperar ver escenas de caos y desabastecimiento? ¿Y cuáles medidas de precaución considera que debería tomar la población para protegerse a sí misma y a sus familias?
Como bien saben los más entendidos, Melissa es el huracán más potente que ha tocado tierra en casi noventa años, superando incluso al infame huracán del Día del Trabajo allá por 1935. Según los expertos, la combinación de temperaturas cálidas del océano y condiciones atmosféricas favorables le dieron impulso suficiente para alcanzar la categoría cinco con vientos que rozaban los 300 kilómetros por hora. ¡Imagínate el pedote que se armó ahí afuera!
Desde el Instituto Meteorológico Nacional (IMN), nos han avisado que vamos a sentir los efectos más intensos a partir de esta noche y durante toda mañana. Se esperan fuertes aguaceros, vientos huracanados y oleaje peligroso en el Pacífico Sur y el Caribe Sur. Ya varios cantones están declarados en emergencia amarilla y naranja, y la Cruz Roja ya está movilizando recursos para atender a la población afectada. ¡Menos mal que siempre tenemos a esos valientes!
El Presidente de la República, Rodolfo Hernández, convocó a un Consejo de Gobierno extraordinario para evaluar la situación y coordinar las acciones de respuesta. Él mismo pidió a la ciudadanía mantener la calma, seguir las indicaciones de las autoridades y prepararse para enfrentar la emergencia. “No hay que jugar con esto, amigos”, recalcó en su mensaje televisado. Lo bueno es que al menos parece que él sí está tomando cartas en el asunto, a diferencia de otras veces que uno piensa ‘¿este mae qué está haciendo?’
Las imágenes satelitales son realmente impactantes. Se ve a Melissa como un monstruo gigante acercándose a nuestro territorio. Los radares muestran bandas de lluvia densas que se extienden por cientos de kilómetros. Los pescadores ya levantaron sus embarcaciones, las tiendas cerraron sus puertas y la gente se refugia en casas seguras o en los alberques habilitados por el gobierno. Por lo que tengo entendido, varios colegios y centros comunitarios también han sido acondicionados como puntos de acopio y refugio temporal.
Más allá de los daños materiales que inevitablemente causará Melissa, lo que preocupa es el impacto humano. Familias enteras podrían verse desplazadas de sus hogares, perder sus pertenencias y enfrentarse a situaciones difíciles. Esperemos que las operaciones de rescate sean rápidas y eficientes, y que podamos brindar apoyo a quienes más lo necesiten. Que nadie quede varado, chunches, esto es serio.
Lo positivo, si es que podemos encontrar algo positivo en medio de tanta calamidad, es que esta crisis puede unirnos como país. Veremos cómo la solidaridad tica sale a relucir, cómo los vecinos se ayudan entre ellos, cómo voluntarios se ofrecen para colaborar en las labores de asistencia humanitaria. Somos un pueblo resiliente, maquina, sabemos salir adelante a pesar de todo. Pero ojo, que no se confunda esto con quitarle importancia al brete que viene.
Ahora bien, con esta situación crítica encima, me pregunto… ¿cree usted que el gobierno está preparado para afrontar una emergencia de esta magnitud, o deberíamos esperar ver escenas de caos y desabastecimiento? ¿Y cuáles medidas de precaución considera que debería tomar la población para protegerse a sí misma y a sus familias?
