¡Ay, pata! Imagínate esto: un mae de 61 años, don Geovanny, fisioterapeuta de Barva, agarrándole un susto tremendo con un infarto hace unos meses. La cosa estaba fea, pues los doctores tenían pocas opciones. Pero mira quién sale al rescate: el Hospital San Juan de Dios, con una movida innovadora que nadie esperaba acá.
Resulta que realizaron –por primera vez en Costa Rica– una cirugía cardíaca de alto riesgo usando un aparatito llamado Impella. Este cachivache, como decimos nosotros, es una especie de bomba que mantiene la sangre circulando cuando el corazón decide echarse un relajo y deja de funcionar por unos segundos. ¡Una locura!
Según la Caja, el señee Geovanny salió de esta con casi el doble de función cardiaca. Antes tenía una fracción de eyección –eso de la medicina, ay– del 21%, ahora llegó al 40%. ¡Eso sí es darle la vuelta al brete! El doctor Jorge Arauz Chavarría, jefe de Cardiología del San Juan, nos explica que este invento abre unas puertas enormes para gente que antes no tenía esperanza.
“Sin este dispositivo, el riesgo de que el corazón diga ‘ya basta’ y se vaya al traste es altísimo,” nos comenta el doctor. “Esta tecnología les da otra oportunidad de vivir a pacientes que tienen casos muy complicados”. Don Geovanny mismo, un día antes de la operación, estaba diciendo 'voy a salir bien y pa' muchos años más'. Ese maite tenía fe, ¡y vaya si tenía razón!
La cirugía, que duró hora y media, tuvo sus momentos de tensión. En algunos puntos, tuvieron que hacer una aterectomía rotacional, que es como lijar las arterias con un aparatito especial. Ahí fue cuando el corazón se apagó por 10 o 15 segundos, pero el Impella hizo su magia y mantuvo todo funcionando. ¡Qué barbaridad!
Después de 24 horas, quitaron el aparatito y el señee Geovanny se puso a pelar. Lo mantuvieron vigilado en la unidad coronaria y, luego de cuatro diitas, ya estaba en casa, listo para empezar su rehabilitación. ¡Un milagro de los que dan ganas de celebrar con un café chorreadito y un atol!
La presidenta de la Caja, Mónica Taylor, recalcó lo importante que es esto para los pacientes. Dijo que es una oportunidad de mejorarle la vida a la gente y que están trabajando duro para seguir dando las mejores herramientas posibles. Y el gerente médico, Alexander Sánchez Cabo, añadió que Costa Rica se suma a un grupito selecto de países que ofrecen este tipo de tratamiento. ¡Nos estamos poniendo a la altura de los otros, diay!
En fin, una historia que nos demuestra que la ciencia y la medicina pueden hacer maravillas, y que siempre hay esperanza. Ahora, dime tú, ¿qué te parece que la Caja invierta más en estas tecnologías de punta para salvar vidas? ¿Crees que deberíamos tener más dispositivos como el Impella disponibles en todos los hospitales del país?
Resulta que realizaron –por primera vez en Costa Rica– una cirugía cardíaca de alto riesgo usando un aparatito llamado Impella. Este cachivache, como decimos nosotros, es una especie de bomba que mantiene la sangre circulando cuando el corazón decide echarse un relajo y deja de funcionar por unos segundos. ¡Una locura!
Según la Caja, el señee Geovanny salió de esta con casi el doble de función cardiaca. Antes tenía una fracción de eyección –eso de la medicina, ay– del 21%, ahora llegó al 40%. ¡Eso sí es darle la vuelta al brete! El doctor Jorge Arauz Chavarría, jefe de Cardiología del San Juan, nos explica que este invento abre unas puertas enormes para gente que antes no tenía esperanza.
“Sin este dispositivo, el riesgo de que el corazón diga ‘ya basta’ y se vaya al traste es altísimo,” nos comenta el doctor. “Esta tecnología les da otra oportunidad de vivir a pacientes que tienen casos muy complicados”. Don Geovanny mismo, un día antes de la operación, estaba diciendo 'voy a salir bien y pa' muchos años más'. Ese maite tenía fe, ¡y vaya si tenía razón!
La cirugía, que duró hora y media, tuvo sus momentos de tensión. En algunos puntos, tuvieron que hacer una aterectomía rotacional, que es como lijar las arterias con un aparatito especial. Ahí fue cuando el corazón se apagó por 10 o 15 segundos, pero el Impella hizo su magia y mantuvo todo funcionando. ¡Qué barbaridad!
Después de 24 horas, quitaron el aparatito y el señee Geovanny se puso a pelar. Lo mantuvieron vigilado en la unidad coronaria y, luego de cuatro diitas, ya estaba en casa, listo para empezar su rehabilitación. ¡Un milagro de los que dan ganas de celebrar con un café chorreadito y un atol!
La presidenta de la Caja, Mónica Taylor, recalcó lo importante que es esto para los pacientes. Dijo que es una oportunidad de mejorarle la vida a la gente y que están trabajando duro para seguir dando las mejores herramientas posibles. Y el gerente médico, Alexander Sánchez Cabo, añadió que Costa Rica se suma a un grupito selecto de países que ofrecen este tipo de tratamiento. ¡Nos estamos poniendo a la altura de los otros, diay!
En fin, una historia que nos demuestra que la ciencia y la medicina pueden hacer maravillas, y que siempre hay esperanza. Ahora, dime tú, ¿qué te parece que la Caja invierta más en estas tecnologías de punta para salvar vidas? ¿Crees que deberíamos tener más dispositivos como el Impella disponibles en todos los hospitales del país?