¡Ay, Dios mío! Resulta que la espera por el nuevo subdirector del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) sigue más larga que la fila para el carreton en Navidad. Desde que Gerald Campos se fue pa'l norte, dejando el puesto vacante hace ya ocho mesez, la movida para encontrarle reemplazo va más lenta que tortuga en chaleco antibalas.
Si nos vamos atrás, la cosa empezó en abril pasado, cuando Campos, entre dimes y diretes, decidió colgar los tenis del OIJ y agarrarle la onda al rol de ministro de Justicia con el gobierno de Chaves. Desde entonces, la plaza ha estado echándole agua hasta que se abrió el concurso. Un montón de gente, unos cuarenta y pico, se animaron a poner sus cartas sobre la mesa, pensando en agarrarle el juguetito. Pero parece que ahí andamos todavía esperando a ver quién se lleva el premio gordo.
Ahora resulta que estamos en la fase de 'prevenciones', lo que significa que están revisando si todos los aspirantes trajeron todos los papeles en orden. Le ponen lupa a cada documento, chequeando si falta alguna coma, algún sello, cualquier cosita así. Después, le dan una puntuación, pero tranquilos, dicen ellos en el Poder Judicial, porque esa información saldrá “oportunamente”, cuando quieran, claro.
Pero espera, hay más. Antes de darle el visto bueno al elegido, tienen que cambiar el cartel del concurso. ¿Y por qué? Porque resultó que el puesto es indefinido, ¡indefinido!, no por seis años como decían al principio. Esto gracias a un criterio de la Dirección Jurídica, que dice que el contrato de trabajo siempre es por tiempo indefinido, a menos que digan lo contrario. Imagínate la bronca que se hubiese armado si hubiesen nombrado a alguien por seis años… ¡qué vara!
Entonces, ahora toca esperar hasta marzo de 2026, casi un año entero después de que la vacante se abrió. Dicen que la culpa es la falta de plata, pura burocracia, esos bretes que nos tienen hasta las ranas. Mientras tanto, Michael Soto Rojas, que era jefe de la Oficina de Planes y Operaciones (OPO) de la policía judicial, sigue tapando hoyuelos como subdirector interino. El mae anda haciendo bien el trabajo, eso no se puede negar, pero la incertidumbre pesa, ¿no?
Recordemos que todo esto comenzó porque Campos, aprovechándose de la situación, se aferró a su inmunidad mientras era ministro, incluso después de que la Corte Plena le negara el permiso para seguir siendo subdirector. Una movida más en esta telenovela llena de giros inesperados. El mae se aseguró de mantenerse lejos de los tribunales penales ordinarios, pegándole al fuero de ministro como si no hubiera mañana. ¡Menudo chunche!
A final de cuentas, la Corte Plena es la que decide quién es el elegido, pero primero la Dirección de Gestión Humana tiene que hacerle un tamiz a la lista de aspirantes. Al final, son los magistrados de la Corte Suprema de Justicia los que firman la última planilla. Todo un proceso, ¿eh? Uno que debería haber sido más rápido, pero bueno... así son las cosas aquí en Costa Rica. ¡Qué despache!
Después de tanto papeleo, tanta espera, tantos cambios de opinión… ¿ustedes creen que el nuevo subdirector del OIJ podrá realmente implementar cambios significativos en el organigrama, o simplemente seguirá la corriente y perpetuará las mismas prácticas que han caracterizado al OIJ durante años? ¡Díganme qué piensan en el foro!
Si nos vamos atrás, la cosa empezó en abril pasado, cuando Campos, entre dimes y diretes, decidió colgar los tenis del OIJ y agarrarle la onda al rol de ministro de Justicia con el gobierno de Chaves. Desde entonces, la plaza ha estado echándole agua hasta que se abrió el concurso. Un montón de gente, unos cuarenta y pico, se animaron a poner sus cartas sobre la mesa, pensando en agarrarle el juguetito. Pero parece que ahí andamos todavía esperando a ver quién se lleva el premio gordo.
Ahora resulta que estamos en la fase de 'prevenciones', lo que significa que están revisando si todos los aspirantes trajeron todos los papeles en orden. Le ponen lupa a cada documento, chequeando si falta alguna coma, algún sello, cualquier cosita así. Después, le dan una puntuación, pero tranquilos, dicen ellos en el Poder Judicial, porque esa información saldrá “oportunamente”, cuando quieran, claro.
Pero espera, hay más. Antes de darle el visto bueno al elegido, tienen que cambiar el cartel del concurso. ¿Y por qué? Porque resultó que el puesto es indefinido, ¡indefinido!, no por seis años como decían al principio. Esto gracias a un criterio de la Dirección Jurídica, que dice que el contrato de trabajo siempre es por tiempo indefinido, a menos que digan lo contrario. Imagínate la bronca que se hubiese armado si hubiesen nombrado a alguien por seis años… ¡qué vara!
Entonces, ahora toca esperar hasta marzo de 2026, casi un año entero después de que la vacante se abrió. Dicen que la culpa es la falta de plata, pura burocracia, esos bretes que nos tienen hasta las ranas. Mientras tanto, Michael Soto Rojas, que era jefe de la Oficina de Planes y Operaciones (OPO) de la policía judicial, sigue tapando hoyuelos como subdirector interino. El mae anda haciendo bien el trabajo, eso no se puede negar, pero la incertidumbre pesa, ¿no?
Recordemos que todo esto comenzó porque Campos, aprovechándose de la situación, se aferró a su inmunidad mientras era ministro, incluso después de que la Corte Plena le negara el permiso para seguir siendo subdirector. Una movida más en esta telenovela llena de giros inesperados. El mae se aseguró de mantenerse lejos de los tribunales penales ordinarios, pegándole al fuero de ministro como si no hubiera mañana. ¡Menudo chunche!
A final de cuentas, la Corte Plena es la que decide quién es el elegido, pero primero la Dirección de Gestión Humana tiene que hacerle un tamiz a la lista de aspirantes. Al final, son los magistrados de la Corte Suprema de Justicia los que firman la última planilla. Todo un proceso, ¿eh? Uno que debería haber sido más rápido, pero bueno... así son las cosas aquí en Costa Rica. ¡Qué despache!
Después de tanto papeleo, tanta espera, tantos cambios de opinión… ¿ustedes creen que el nuevo subdirector del OIJ podrá realmente implementar cambios significativos en el organigrama, o simplemente seguirá la corriente y perpetuará las mismas prácticas que han caracterizado al OIJ durante años? ¡Díganme qué piensan en el foro!
