¡Ay, Dios mío! Aquí en Nicoya estamos todos boquiabiertos con esto que pasó. Dos mujeres, una muerta y la otra luchando por su vida, y todo por unos balazos dentro de un bar. El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) anda rastreando pistas y parece que el asunto es más complejo de lo que pintaba inicialmente.
La verdad es que este pueblo siempre ha sido tranquilo, pues. Uno se acostumbró a vivir relajao', sin tantas tragedias así. Pero ahora, bueno, toca enfrentar la realidad. Resulta que las víctimas, según dicen, estaban metidas en negocios turbios... préstamos informales, pa' ser exactos. ¡Qué vara!
Según fuentes cercanas, la señora que falleció tenía un estilo de vida bastante ostentoso, para no decirlo. Se le veía moviéndose con carros nuevos y ropa importada, y eso, claro, llama la atención. No digo que eso sea malo, ni mucho menos, pero la gente empieza a especular y a hacerse preguntas… ¿De dónde salía todo ese dinero?
El OIJ, con toda la razón del mundo, está revisando a fondo todos sus movimientos financieros y personales. Están hablando con amigos, familiares, clientes... buscando cualquier pista que les pueda llevar a los responsables de este atentado tan cobarde. Dicen que revisan cámaras de seguridad por montones, buscando alguien sospechoso o algo que no cuadre.
Uno de los puntos más preocupantes es la forma en que actuaron los agresores. Dispararle a matar dentro de un bar lleno de gente… ¡qué nivel de barbarie! Podrían haber lastimado a inocentes, a familias enteras. Por suerte, no hubo más víctimas colaterales, pero el susto nos dio a todos.
Además, este caso nos recuerda lo importante que es cuidar nuestras relaciones y nuestros negocios. A veces, uno se olvida de que puede haber envidias, rencores y hasta peligros acechando a la vuelta de la esquina. En este país, uno nunca sabe quién está tramando qué, diay…
Algunos vecinos comentan que últimamente había aumentado la tensión en la zona. Que se veían carros extraños merodeando cerca de algunos negocios, y que la gente andaba más nerviosa de lo normal. Ahora, con este femicidio, esa sensación de inseguridad se ha intensificado aún más. Ya nadie se siente seguro, ni siquiera en los lugares públicos.
Ahora bien, con todo este panorama, me pregunto: ¿cree usted que el aumento de la criminalidad en zonas rurales como Nicoya está ligado a la proliferación de actividades económicas informales? ¿Y qué medidas debería tomar el gobierno para garantizar la seguridad ciudadana y combatir este tipo de delitos?
La verdad es que este pueblo siempre ha sido tranquilo, pues. Uno se acostumbró a vivir relajao', sin tantas tragedias así. Pero ahora, bueno, toca enfrentar la realidad. Resulta que las víctimas, según dicen, estaban metidas en negocios turbios... préstamos informales, pa' ser exactos. ¡Qué vara!
Según fuentes cercanas, la señora que falleció tenía un estilo de vida bastante ostentoso, para no decirlo. Se le veía moviéndose con carros nuevos y ropa importada, y eso, claro, llama la atención. No digo que eso sea malo, ni mucho menos, pero la gente empieza a especular y a hacerse preguntas… ¿De dónde salía todo ese dinero?
El OIJ, con toda la razón del mundo, está revisando a fondo todos sus movimientos financieros y personales. Están hablando con amigos, familiares, clientes... buscando cualquier pista que les pueda llevar a los responsables de este atentado tan cobarde. Dicen que revisan cámaras de seguridad por montones, buscando alguien sospechoso o algo que no cuadre.
Uno de los puntos más preocupantes es la forma en que actuaron los agresores. Dispararle a matar dentro de un bar lleno de gente… ¡qué nivel de barbarie! Podrían haber lastimado a inocentes, a familias enteras. Por suerte, no hubo más víctimas colaterales, pero el susto nos dio a todos.
Además, este caso nos recuerda lo importante que es cuidar nuestras relaciones y nuestros negocios. A veces, uno se olvida de que puede haber envidias, rencores y hasta peligros acechando a la vuelta de la esquina. En este país, uno nunca sabe quién está tramando qué, diay…
Algunos vecinos comentan que últimamente había aumentado la tensión en la zona. Que se veían carros extraños merodeando cerca de algunos negocios, y que la gente andaba más nerviosa de lo normal. Ahora, con este femicidio, esa sensación de inseguridad se ha intensificado aún más. Ya nadie se siente seguro, ni siquiera en los lugares públicos.
Ahora bien, con todo este panorama, me pregunto: ¿cree usted que el aumento de la criminalidad en zonas rurales como Nicoya está ligado a la proliferación de actividades económicas informales? ¿Y qué medidas debería tomar el gobierno para garantizar la seguridad ciudadana y combatir este tipo de delitos?
