Mercado Libre es la versión latinoamericana de Ebay, una mala imitación. En un blog escrito en México leí un comentario de lo pésimo que funciona en toda la región. Además ahora están cobrando bastante por vender. 
Yo solo una vez vendí un artículo en Internet, pero dando y dando en mano. Y utilicé clasificados.co.cr. O sea quedé con el comprador en San José, le enseñé el artículo, fuimos a un cajero, me pagó y le entregué el artículo. 
En eBay también se dan estafas, sobre todo realizadas por orientales (por ejemplo llaves mayas crackeadas que tienen mucho menos capacidad que la que anuncian) pero me parece que tiene menos problemas. 
De un tiempo a esta parte  el sitio de ventas más utilizado en Latinoamérica se ha esforzado de  manera notable en convertirse en una plataforma con un servicio al  cliente bastante mediocre, sintiendo desde lo más profundo que este  calificativo es por lo bajo generoso existiendo otros términos que se  apegan mucho más a la realidad como por ejemplo pobre, malo o  deficiente.
Siendo una compañía fundada en la década de los 90, específicamente el 2 de agosto de 1999, si algo ha hecho bien 
MercadoLibre es estancarse como lo hace la 
mayoría de las empresas  que adquieren un tamaño gigantesco y que por consiguiente se tornan  lentas, ineficientes y burocráticas al momento de atender los  requerimientos de sus clientes.
Mi pesadilla con MercadoLibre comenzó el día en que recibí en mi casilla de correo un educado 
mail  que me invitaba cordialmente a pagar la última factura generada por  concepto de ventas concretadas que según el sistema no habían sido  canceladas previamente y que por tanto correspondía realizar el pago  sobre la Comisión que establece el sitio en base al valor de cada  artículo en venta. Revisando el detalle de la factura me encontré  gratamente con que los artículos sobre los que se estaba ejecutando el  cobro correspondían a artículos que yo había publicado para venta, 
pero ésta no había sido concretada ya que el comprador se arrepintió de adquirirlos después de haberle dado al botón de Comprar.
En  dicha oportunidad el usuario en cuestión se comunicó conmigo dándome  las excusas del caso, solicitándome que por favor no lo calificara  negativamente por el hecho de no haber concretado la compra a lo cual  accedí llegando a un acuerdo en el que mutuamente nos calificamos de  forma neutra, explicando en los comentarios que los motivos eran  absoluta responsabilidad del comprador. Hasta ahí todo bien, sin embargo  tal parece que esto no fue suficiente para el sistema de calificación  (el cual si ya era malo antes, después de la ultima modificación 
es aun peor) decidiendo de igual forma realizar los cobros respectivos.
Recuerdo  como si fuera ayer que una vez recibido aquel amable correo comencé de  inmediato a buscar las instancias correspondientes para comunicarme con  la plataforma de atención al cliente lo cual es toda una proeza  básicamente por una razón. 
Dicha plataforma no existe, o  por lo menos para mí no existe en el sentido que encontrar un  formulario de contacto válido por medio del cual se pueda uno conectar  con un ser vivo y no con un algoritmo de respuestas pre-diseñadas es  extremadamente complejo.
Una vez que has recorrido el sitio  completo, logrando encontrar un formulario de ayuda, darás con un número  de asistencia el cual para tu sorpresa si funciona. Lamentablemente  dicha felicidad acaba en el momento en que el número emite una grabación  con voz femenina señalando que para cualquier problema o inquietud  relacionada a transacciones y ventas se debe hacer uso de los diferentes  canales de comunicación que se encuentran disponibles en la página.
Después  de mi corta interacción con el número de asistencia se suma una nueva  interrogante a todas las inquietudes que en aquel momento rondaban mi  cabeza sobre 
MercadoLibre. Donde, 
¿dónde están aquellos canales de comunicación?.  Para mi desgracia esta pregunta al igual que la necesidad de rebatir  por qué se me estaba cobrando injustamente por una serie de artículos  que no había logrado vender, no tendrían respuesta.
Mi única salida era pagar lo señalado. Después del primer correo de notificación comenzaron a llegar nuevos correos de 
MercadoLibre,  no para dar respuesta a todas mis inquietudes sino para amablemente  invitarme a efectuar el pago de lo adeudado, ya que en caso de no  hacerlo su firma de cobranzas 
comenzaría las acciones judiciales.
Hay un antiguo proverbio que señala que
 siempre es mejor evitar un mal mayor con un mal menor. En mi caso el mal mayor se evitó realizando el pago de lo que yo creía y aún considero un 
cobro sinvergüenza e injustificado  parte de la estrategia de robo hormiga que se encarga de engordar las  alicaídas arcas de MercadoLibre. Sitio que sólo en el primer semestre de  2010 logró 
un volumen de transacciones superior a los 1.529 millones de dólares. Cuesta creer que una empresa con el tamaño y alcance de esta, con 
más de 47 millones de usuarios registrados, no sea capaz de entregar un servicio acorde a las circunstancias
De  momento sólo resta esperar que esta situación mejore, llevándose a cabo  un cambio radical en beneficio tanto de ellos como de sus usuarios y  clientes que cada vez 
se sienten más descontentos con el servicio otorgado. Por otra parte ¿cómo es posible que no haya otra alternativa capaz de competir de igual a igual en el 
mercado de las ventas? Dejo la pregunta planteada. Porque esto da para otro artículo y ya parece libro de quejas.