¡Duro, duro! Pues resulta que este lunes le dieron el Premio Nobel de Economía a tres cabezas pensantes: Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt. Parece que nos van a poner las pilas sobre cómo funciona el crecimiento económico de verdad, y no solo esas vainas teóricas que dan los políticos.
La onda es que estos señores han estado investigando cómo la innovación – esa cosa de inventar cosas nuevas y cambiar la forma en que hacemos las cosas – impulsa el desarrollo. No es solo “inventen ya”, sino entender cómo esos cambios tecnológicos afectan a la economía a lo largo del tiempo. Mokyr, el gringo-israelí, se puso a revisar la historia y descubrió qué factores hicieron posible toda esa movida tecnológica, sobre todo desde la Revolución Industrial. ¡Imagínate tantito el brete que eso debió ser!
Luego, Aghion y Howitt, el francés y el canadiense, armaron un modelo que llaman “destrucción creativa”. Suena feo, ¿verdad? Pero básicamente dicen que cada nueva tecnología mata a la antigua, y esto es bueno porque obliga a las empresas a mejorar y a crear cosas mejores. Es como si el mercado estuviera en una pelea constante donde solo sobreviven los más fuertes. ¡Un chunche pa’ pensar, diay!
La Real Academia Sueca de Ciencias le dio este reconocimiento porque dice que su trabajo nos ayuda a entender cómo la innovación ha sido el motor del crecimiento económico durante más de dos siglos. Según ellos, estamos hablando de una revolución continua, donde las viejas formas de hacer las cosas quedan atrás para dar paso a otras más eficientes… aunque a veces duela el bolsillo, ¡qué sal!
John Hassler, que preside el comité del premio, soltó una frase que me hizo pensar: “El crecimiento económico no puede darse por sentado. Debemos defender los mecanismos que subyacen a la destrucción creativa para no caer en el estancamiento”. En otras palabras, no podemos relajarnos y esperar que las cosas mejoren solas. Tenemos que fomentar la innovación, apoyar a los emprendedores y estar dispuestos a aceptar el cambio, aunque signifique perder algunas batallas en el camino.
Y aquí viene lo interesante para nosotros, los ticos. Hemos visto cómo algunos sectores económicos se estancan, cómo las empresas se aferran a modelos obsoletos y cómo les cuesta adaptarse a los nuevos tiempos. A veces parece que tenemos miedo de romper con lo establecido, de arriesgarnos a probar cosas nuevas. ¡Pero qué torta sería seguir haciendo las cosas igual si sabemos que hay mejores opciones!
No quiero sonar alarmista, pero creo que Costa Rica necesita tomar nota de este premio Nobel. Necesitamos impulsar la educación científica y tecnológica, invertir en investigación y desarrollo, y crear un ambiente favorable para la innovación. Tenemos mucho potencial, muchísima gente talentosa dispuesta a aportar, pero necesitamos darle las herramientas y oportunidades para hacerlo. Dejar que se vaya todo al traste sería un error garrafal, un despiche monumental.
Ahora, díganme, ¿creen que Costa Rica está preparada para abrazar la “destrucción creativa” y apostar por la innovación como motor de crecimiento? ¿Qué medidas concretas podríamos tomar para fomentar un ecosistema más innovador y competitivo? Dejen sus opiniones, vamos a echar unas pláticas bien interesantes…
La onda es que estos señores han estado investigando cómo la innovación – esa cosa de inventar cosas nuevas y cambiar la forma en que hacemos las cosas – impulsa el desarrollo. No es solo “inventen ya”, sino entender cómo esos cambios tecnológicos afectan a la economía a lo largo del tiempo. Mokyr, el gringo-israelí, se puso a revisar la historia y descubrió qué factores hicieron posible toda esa movida tecnológica, sobre todo desde la Revolución Industrial. ¡Imagínate tantito el brete que eso debió ser!
Luego, Aghion y Howitt, el francés y el canadiense, armaron un modelo que llaman “destrucción creativa”. Suena feo, ¿verdad? Pero básicamente dicen que cada nueva tecnología mata a la antigua, y esto es bueno porque obliga a las empresas a mejorar y a crear cosas mejores. Es como si el mercado estuviera en una pelea constante donde solo sobreviven los más fuertes. ¡Un chunche pa’ pensar, diay!
La Real Academia Sueca de Ciencias le dio este reconocimiento porque dice que su trabajo nos ayuda a entender cómo la innovación ha sido el motor del crecimiento económico durante más de dos siglos. Según ellos, estamos hablando de una revolución continua, donde las viejas formas de hacer las cosas quedan atrás para dar paso a otras más eficientes… aunque a veces duela el bolsillo, ¡qué sal!
John Hassler, que preside el comité del premio, soltó una frase que me hizo pensar: “El crecimiento económico no puede darse por sentado. Debemos defender los mecanismos que subyacen a la destrucción creativa para no caer en el estancamiento”. En otras palabras, no podemos relajarnos y esperar que las cosas mejoren solas. Tenemos que fomentar la innovación, apoyar a los emprendedores y estar dispuestos a aceptar el cambio, aunque signifique perder algunas batallas en el camino.
Y aquí viene lo interesante para nosotros, los ticos. Hemos visto cómo algunos sectores económicos se estancan, cómo las empresas se aferran a modelos obsoletos y cómo les cuesta adaptarse a los nuevos tiempos. A veces parece que tenemos miedo de romper con lo establecido, de arriesgarnos a probar cosas nuevas. ¡Pero qué torta sería seguir haciendo las cosas igual si sabemos que hay mejores opciones!
No quiero sonar alarmista, pero creo que Costa Rica necesita tomar nota de este premio Nobel. Necesitamos impulsar la educación científica y tecnológica, invertir en investigación y desarrollo, y crear un ambiente favorable para la innovación. Tenemos mucho potencial, muchísima gente talentosa dispuesta a aportar, pero necesitamos darle las herramientas y oportunidades para hacerlo. Dejar que se vaya todo al traste sería un error garrafal, un despiche monumental.
Ahora, díganme, ¿creen que Costa Rica está preparada para abrazar la “destrucción creativa” y apostar por la innovación como motor de crecimiento? ¿Qué medidas concretas podríamos tomar para fomentar un ecosistema más innovador y competitivo? Dejen sus opiniones, vamos a echar unas pláticas bien interesantes…