¡Ay, Dios mío! Qué rollo este caso de Noni, ¿eh? Resulta que, aunque esté metido en la cárcel de máxima seguridad en La Reforma, el tipo sigue moviendo los hilos del Cártel del Caribe Sur. De plano, parece que ni las paredes de cemento lo detienen, ¡tremendo brete!
Según reveló el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), encontraron libretas decomisadas a Anita McDonald Rodríguez, una presunta operadora clave del cartel, llenas de órdenes escritas a mano dictadas por Jordie Picado Grijalba, alias Noni. Y eso, compas, pinta feísimo porque demuestra que la banda seguía funcionando, incluso con el jefe atrás de los barrotes. Parece que el mae no pierde las malas costumbres, ay.
Todo esto salió a la luz durante la investigación del caso Traición, y el OIJ ha ido destapando verdades poco agradables sobre cómo Noni mantenía el control del negocio ilícito del narcotráfico. Se habla de transferencias de dinero, logística de embarques, y hasta de la coordinación de labores de espionaje para mantener todo bajo control. Una red bien tejida, diríamos, aunque ahora desenredándose poquito a poco.
Lo más impresionante es que Noni daba estas instrucciones directamente a su esposa, Gaudy Cortés Madrigal, otra integrante importante del cartel que también anda presa. Las notas encontradas en sus casas en Limón y San José muestran detalladamente cómo se manejaban las finanzas y se supervisaban las actividades del grupo. ¡Hasta detalles de quién cuidaba las lanchas en Puntarenas! Se nota que no jugaban bromitas, che.
Dentro de esas libretas, aparecieron registros minuciosos de gastos, incluyendo pagos a abogados, arreglo de vehículos (un Kia Sportage y un Nissan Versa que servían para vigilar a la gente) e incluso remesas de dinero a terceros identificados únicamente por iniciales. “M” recibiendo 20 mil dólares... ¿Quién es “M”? Esa es la pregunta, ¿no?
Pero la cosa se pone aún más turbia con la mención de nombres como Brandon Suárez Herrera, un supuesto lugarteniente de Noni al que debían entregarle una suma considerable de dinero. También aparecen referencias a “W”, un lugar o persona cuya identidad aún se desconoce, pero que aparentemente jugaba un papel crucial en el lavado de activos y el ocultamiento de rastros financieros. Vaya rollo este mundo del crimen organizado, diay.
Y no solo eso, el informe revela que Anita McDonald era la encargada de transmitir las órdenes de Noni a otros miembros del cartel cuando éste no podía hacerlo personalmente. Incluso se mencionan conversaciones telefónicas con Keyner Daniel Rodríguez Morales, sugiriendo una relación de gran confianza entre ambos. Un trueque de celulares y códigos secretos a plena vista, ¡menuda vergüenza!
Ahora, con toda esta evidencia en la mesa, ¿cree usted que Noni debería enfrentar cargos adicionales por seguir dirigiendo el cartel desde la prisión? ¿Es posible realmente controlar una operación tan grande estando tras las rejas, o esto simplemente indica una falla en el sistema penitenciario? ¡Déjenme saber sus opiniones en los comentarios!
Según reveló el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), encontraron libretas decomisadas a Anita McDonald Rodríguez, una presunta operadora clave del cartel, llenas de órdenes escritas a mano dictadas por Jordie Picado Grijalba, alias Noni. Y eso, compas, pinta feísimo porque demuestra que la banda seguía funcionando, incluso con el jefe atrás de los barrotes. Parece que el mae no pierde las malas costumbres, ay.
Todo esto salió a la luz durante la investigación del caso Traición, y el OIJ ha ido destapando verdades poco agradables sobre cómo Noni mantenía el control del negocio ilícito del narcotráfico. Se habla de transferencias de dinero, logística de embarques, y hasta de la coordinación de labores de espionaje para mantener todo bajo control. Una red bien tejida, diríamos, aunque ahora desenredándose poquito a poco.
Lo más impresionante es que Noni daba estas instrucciones directamente a su esposa, Gaudy Cortés Madrigal, otra integrante importante del cartel que también anda presa. Las notas encontradas en sus casas en Limón y San José muestran detalladamente cómo se manejaban las finanzas y se supervisaban las actividades del grupo. ¡Hasta detalles de quién cuidaba las lanchas en Puntarenas! Se nota que no jugaban bromitas, che.
Dentro de esas libretas, aparecieron registros minuciosos de gastos, incluyendo pagos a abogados, arreglo de vehículos (un Kia Sportage y un Nissan Versa que servían para vigilar a la gente) e incluso remesas de dinero a terceros identificados únicamente por iniciales. “M” recibiendo 20 mil dólares... ¿Quién es “M”? Esa es la pregunta, ¿no?
Pero la cosa se pone aún más turbia con la mención de nombres como Brandon Suárez Herrera, un supuesto lugarteniente de Noni al que debían entregarle una suma considerable de dinero. También aparecen referencias a “W”, un lugar o persona cuya identidad aún se desconoce, pero que aparentemente jugaba un papel crucial en el lavado de activos y el ocultamiento de rastros financieros. Vaya rollo este mundo del crimen organizado, diay.
Y no solo eso, el informe revela que Anita McDonald era la encargada de transmitir las órdenes de Noni a otros miembros del cartel cuando éste no podía hacerlo personalmente. Incluso se mencionan conversaciones telefónicas con Keyner Daniel Rodríguez Morales, sugiriendo una relación de gran confianza entre ambos. Un trueque de celulares y códigos secretos a plena vista, ¡menuda vergüenza!
Ahora, con toda esta evidencia en la mesa, ¿cree usted que Noni debería enfrentar cargos adicionales por seguir dirigiendo el cartel desde la prisión? ¿Es posible realmente controlar una operación tan grande estando tras las rejas, o esto simplemente indica una falla en el sistema penitenciario? ¡Déjenme saber sus opiniones en los comentarios!