¡Ay, Dios mío! Octubre llegó y se fue dejándonos un reguero de agua y problemas, así que digamos. La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) soltó la bomba hace unos días: el mes pasado fue el más caótico en términos de inundaciones en los últimos cinco años. ¡Dos mil doscientos cincuenta y seis reportes!, ¡qué nivel de despiche!
Normalmente, nos acostumbramos a ver algunas inundaciones en octubre, pero este año se llevó la palma, dejando atrás incluso el año anterior, que ya era bastante complicado con sus ochocientos cincuenta emergencias. Esto demuestra, diay, que algo anda raro con el clima. Parece que ni los viejitos pronosticadores con sus huesos les acertaron bien a esto.
Y no crean que todos los cantones sufrieron igual. Puntarenas fue donde más dolores de cabeza dio, acumulando quinientos setenta y ocho incidentes. Imagínense la gente ahí, varada, con el agua hasta las rodillas... ¡Qué torta! Le siguen Santa Cruz, con doscientos ochenta y seis casos, y Nicoya, con ciento veintinueve, cerrando el triste top tres de los más afectados. Por eso dicen que Costa Rica es pura vida, pero a veces te pega un chancho.
Según el presidente de la CNE, Alejandro Picado, “Octubre superó los 2.000 incidentes por inundación y vuelve a convertirse en el mes con mayor incidencia del año.” Ya, bueno, gracias por recordarnoslo, Don Alejandro. Ese aumento, nos explicaron, vino golpeado duro por el huracán Melissa y la influencia de la Zona de Convergencia Intertropical. Dos palazos fuertes que dejaron a varios pueblos botados.
Lo peor es que parece que lo peor aún no ha terminado. Para noviembre, tenemos en la mira la Onda Tropical número 43. Entonces, si octubre fue un brete, noviembre pinta para estar todavía más cargado. Las autoridades ya pusieron alerta amarilla en todo el país, pidiendo mantener la calma y tomar precauciones. ¿Calma?, con lo nerviosos que estamos, mae?
Ahora, la pregunta es: ¿por qué seguimos sorprendidos cada año? Tenemos los mismos ríos reventando, las mismas zonas vulnerables… Parecemos el burro comiéndose la cola. Se invierte en estudios, se hacen planes, pero al final, cuando llega la lluvia, todo se va al traste. Falta coordinación, falta conciencia ciudadana, y a veces, me da la impresión, falta voluntad política para atacar el problema de raíz.
Algunos expertos hablan de cambio climático, otros de deforestación, otros de gestión inadecuada del territorio. Lo cierto es que hay muchos factores en juego, y ninguno puede tomarse a la ligera. Y mientras tanto, nosotros, los ticos, tratamos de sobrevivir a la próxima tormenta, esperando que no nos agarre desprevenidos. Porque aquí, entre aguacero y sol, seguimos luchando por mantener la pura vida, aunque a veces parezca imposible.
Entonces, quiero saberles a ustedes, mis queridos lectores del Foro: ¿creen que el gobierno está haciendo lo suficiente para prevenir estos desastres recurrentes? ¿Qué medidas deberían tomarse para proteger a nuestras comunidades y evitar que sigamos sufriendo estas situaciones tan desagradables? Déjenme sus opiniones, vamos a armar un buen debate porque este tema le afecta a todos, desde Abangares hasta Zapote. ¡Vamos a ponerle pausa a tanta chinamanería!
	
		
			
		
		
	
				
			Normalmente, nos acostumbramos a ver algunas inundaciones en octubre, pero este año se llevó la palma, dejando atrás incluso el año anterior, que ya era bastante complicado con sus ochocientos cincuenta emergencias. Esto demuestra, diay, que algo anda raro con el clima. Parece que ni los viejitos pronosticadores con sus huesos les acertaron bien a esto.
Y no crean que todos los cantones sufrieron igual. Puntarenas fue donde más dolores de cabeza dio, acumulando quinientos setenta y ocho incidentes. Imagínense la gente ahí, varada, con el agua hasta las rodillas... ¡Qué torta! Le siguen Santa Cruz, con doscientos ochenta y seis casos, y Nicoya, con ciento veintinueve, cerrando el triste top tres de los más afectados. Por eso dicen que Costa Rica es pura vida, pero a veces te pega un chancho.
Según el presidente de la CNE, Alejandro Picado, “Octubre superó los 2.000 incidentes por inundación y vuelve a convertirse en el mes con mayor incidencia del año.” Ya, bueno, gracias por recordarnoslo, Don Alejandro. Ese aumento, nos explicaron, vino golpeado duro por el huracán Melissa y la influencia de la Zona de Convergencia Intertropical. Dos palazos fuertes que dejaron a varios pueblos botados.
Lo peor es que parece que lo peor aún no ha terminado. Para noviembre, tenemos en la mira la Onda Tropical número 43. Entonces, si octubre fue un brete, noviembre pinta para estar todavía más cargado. Las autoridades ya pusieron alerta amarilla en todo el país, pidiendo mantener la calma y tomar precauciones. ¿Calma?, con lo nerviosos que estamos, mae?
Ahora, la pregunta es: ¿por qué seguimos sorprendidos cada año? Tenemos los mismos ríos reventando, las mismas zonas vulnerables… Parecemos el burro comiéndose la cola. Se invierte en estudios, se hacen planes, pero al final, cuando llega la lluvia, todo se va al traste. Falta coordinación, falta conciencia ciudadana, y a veces, me da la impresión, falta voluntad política para atacar el problema de raíz.
Algunos expertos hablan de cambio climático, otros de deforestación, otros de gestión inadecuada del territorio. Lo cierto es que hay muchos factores en juego, y ninguno puede tomarse a la ligera. Y mientras tanto, nosotros, los ticos, tratamos de sobrevivir a la próxima tormenta, esperando que no nos agarre desprevenidos. Porque aquí, entre aguacero y sol, seguimos luchando por mantener la pura vida, aunque a veces parezca imposible.
Entonces, quiero saberles a ustedes, mis queridos lectores del Foro: ¿creen que el gobierno está haciendo lo suficiente para prevenir estos desastres recurrentes? ¿Qué medidas deberían tomarse para proteger a nuestras comunidades y evitar que sigamos sufriendo estas situaciones tan desagradables? Déjenme sus opiniones, vamos a armar un buen debate porque este tema le afecta a todos, desde Abangares hasta Zapote. ¡Vamos a ponerle pausa a tanta chinamanería!