¡Ay, Dios mío! Parece que este señor Sequeira no aprende la lección. La Fuerza Pública lo agarró de nuevo, ¡esta vez intentando entrar en Nandayure!, donde precisamente le habían prohibido pisar. Ya ni les cuento, este caso se ha convertido en una telenovela nacional, un ejemplo de cómo algunos, diay, parecen tener talento para meterse en problemas.
Según fuentes policiales, este hombre, de nombre José Manuel Sequeira, ya lleva un historial impresionante: 47 deteneciones desde el 2016. ¡Cuarenta y siete, eh! De esas, treinta por portación de drogas psicotrópicas – principalmente crack y marihuana – y diecisiete por delitos contra la propiedad. Imagínate la acumulación de papeleos en la Fiscalía de Nicoya. Este tipo es como un imán para los problemas, pura karma malo, vamos.
Pero lo que realmente sacó carcajadas (y un poco de frustración, seamos sinceros) es que llevaba una orden de restricción muy clara: no poner pie en Nandayure. Era como si el universo le hubiera dicho “¡No te metas ahí!”, pero él, obvio, decidió ignorarlo. ¿Será que disfruta desafiando a las autoridades, o simplemente no tiene cerebro para entender una simple orden?
Esta vez, los oficiales de la Fuerza Pública no anduvieron jugando. Lo rodearon rápidamente, impidiéndole huir como solía hacer en ocasiones anteriores. Ese mae tiene un don especial para escaparse, parece que nació con el instinto de supervivencia activado al máximo. Pero esta vez, la Fuerza Pública estuvo más atenta y no se lo dejó ni respirar.
Y hablando de encontrar cosas, cuando lo revisaron, le sacaron cuatro dosis de crack y una de marihuana. ¡A todo dar! Un arsenal digno de un distribuidor mayorista, aunque a pequeña escala. Esto solo confirma que este brete con las drogas es recurrente, una sombra que lo persigue a todas partes a donde va. Ya hasta uno se pregunta qué espera a los jueces con este tipo.
Lo más curioso de todo es que Sequeira es reincidente en varios delitos. Tachas de carros, robos en casas, comercios… ¡hasta en iglesias! Imagínate el escándalo cuando roba en una iglesia, faltándole el respeto a Dios y a los feligreses. Claramente, este señor necesita ayuda, terapia intensiva, o quizás un exorcismo, porque algo anda muy mal en su interior.
Muchos en Nandayure estaban celebrando la detención, aliviados de que este problema constante se haya alejado temporalmente de sus vidas. La comunidad venía sufriendo por sus constantes fechorías, sintiéndose insegura y vulnerable. Ahora esperan que la Fiscalía le ponga toda la carne al asador y le dé una condena justa que lo mantenga lejos de la zona por un buen tiempo. Que no vuelva a jalarse una torta, ¡diay!
En fin, otro capítulo más en la saga de Sequeira, el rey de los arrestos de Nandayure. Con este historial tan extenso, uno se pregunta: ¿será posible que algún día este hombre cambie su rumbo y decida llevar una vida decente, o está condenado a seguir metiéndose en líos hasta el fin de sus días? ¿Creen que la justicia costarricense puede darle una solución definitiva a este caso, o siempre estaremos lidiando con su regreso?
Según fuentes policiales, este hombre, de nombre José Manuel Sequeira, ya lleva un historial impresionante: 47 deteneciones desde el 2016. ¡Cuarenta y siete, eh! De esas, treinta por portación de drogas psicotrópicas – principalmente crack y marihuana – y diecisiete por delitos contra la propiedad. Imagínate la acumulación de papeleos en la Fiscalía de Nicoya. Este tipo es como un imán para los problemas, pura karma malo, vamos.
Pero lo que realmente sacó carcajadas (y un poco de frustración, seamos sinceros) es que llevaba una orden de restricción muy clara: no poner pie en Nandayure. Era como si el universo le hubiera dicho “¡No te metas ahí!”, pero él, obvio, decidió ignorarlo. ¿Será que disfruta desafiando a las autoridades, o simplemente no tiene cerebro para entender una simple orden?
Esta vez, los oficiales de la Fuerza Pública no anduvieron jugando. Lo rodearon rápidamente, impidiéndole huir como solía hacer en ocasiones anteriores. Ese mae tiene un don especial para escaparse, parece que nació con el instinto de supervivencia activado al máximo. Pero esta vez, la Fuerza Pública estuvo más atenta y no se lo dejó ni respirar.
Y hablando de encontrar cosas, cuando lo revisaron, le sacaron cuatro dosis de crack y una de marihuana. ¡A todo dar! Un arsenal digno de un distribuidor mayorista, aunque a pequeña escala. Esto solo confirma que este brete con las drogas es recurrente, una sombra que lo persigue a todas partes a donde va. Ya hasta uno se pregunta qué espera a los jueces con este tipo.
Lo más curioso de todo es que Sequeira es reincidente en varios delitos. Tachas de carros, robos en casas, comercios… ¡hasta en iglesias! Imagínate el escándalo cuando roba en una iglesia, faltándole el respeto a Dios y a los feligreses. Claramente, este señor necesita ayuda, terapia intensiva, o quizás un exorcismo, porque algo anda muy mal en su interior.
Muchos en Nandayure estaban celebrando la detención, aliviados de que este problema constante se haya alejado temporalmente de sus vidas. La comunidad venía sufriendo por sus constantes fechorías, sintiéndose insegura y vulnerable. Ahora esperan que la Fiscalía le ponga toda la carne al asador y le dé una condena justa que lo mantenga lejos de la zona por un buen tiempo. Que no vuelva a jalarse una torta, ¡diay!
En fin, otro capítulo más en la saga de Sequeira, el rey de los arrestos de Nandayure. Con este historial tan extenso, uno se pregunta: ¿será posible que algún día este hombre cambie su rumbo y decida llevar una vida decente, o está condenado a seguir metiéndose en líos hasta el fin de sus días? ¿Creen que la justicia costarricense puede darle una solución definitiva a este caso, o siempre estaremos lidiando con su regreso?
