Ragnarok6k
ANÓNIMO
Podcast:
Pensamientos sobre el podcast:
En la democracia el tonto decide. ¿De qué sirve decirle a un tonto que es tonto? Si lo hacemos, ¿Porqué lo hacemos? ¿Es que nos hace sentir mejor el decirlo? ¿Será que pensamos que lograrémos algo si convencemos a otro de su propia tontería? ¿Lograrémos convenser al tonto a que se una a nuestra verdad? Y la otra persona, la que es llamado tonta, ¿Como lo recibe? ¿Qué impacto causa en ella el ser tomada por tonta? Si se ofende, ¿porqué ofende el ser llamado tonto?
Si yo le digo a usted que es un estúpido, seguro esto no le agradará nada. Mi teoría es que no le agradaría porque si usted pensará que es estúpido, seguramente sentiría que es menos valioso y menos digno de su propia estima. Si pensamos que somos estupidos, seguro que también pensaremos que valemos menos y nos apreciaremos menos. Pero hay algo en usted y en mí, que nos hace rechazar la idea de que seamos tontos o estupidos, es algo en nosotros que nos dice que valemos y somos importantes. Ese sentimiento que nos lleva a estimarnos a nosotros mismo, es el sentimiento que se ve lastimado si nos quieren hacer ver que somos estúpidos. Ese mismo deseo o necesidad de estimarnos a nosotros mismo es el que hace que deseemos tener los rasgos que nos ayudarían a fortalecer la propia estima, como la inteligencia.
La estima que tenemos de nosotros mismos nos lleva a pensar que nuestra opinión siempre es valiosa e importante. Y en eso se basa la democracia, en que la opinión de todos vale. No importa que gobernar pueda ser una materia de mucho complejidad, y que requiera conocimiento de leyes, economía, banca y finansas, seguridad, asuntos militares etc. De alguna manera pensamos que la opinión de todos vale igual en escoger a la persona adecuada para gobernar el país. A pesar de que muy pocos tengan la capacidad para entender los temas de leyes y gobierno, pocos dejan de considerar que su oponión es lo suficientemente valiosa para participar en las elecciones de democracia.
Para ser franco, yo no considero entender la economía y la política, y no me culpo porque no lo he estudiado. Para entender estos temas, lo mínimo sería una grado universitaria en carreras como ciencias políticas, economía, administración, derecho, relaciones internacionales, banca y finanzas; o cualquiera que sea atinente a los temas de gobierno. La mayoría de la población adulta de esta país no tiene ese grado académico, pero aún así de alguna manera consideramos que la opinión de todos vale igual en el voto. Esto último a pesar de que muchos voten por presentimiento, por tradición y por slogas políticos vacíos. !Que disparate!
La democracia no es más que el arte de convencer a la mayoría, y la mayoría de la gente es tonta en temas de gobierno. Dicho con un ejemplo, si a Fulanito le cuesta 4 años de estudio entender la economía y a Sutanito le cuesta 8 años de estudio su maestría en filosofía politica; porque diablos pensamos que Don Perensejo, un trabajados poco calificado y que solo tiene bachillerato, es la persona adecuada para decidir quien entre Fulanito o Sutanito es el más apto para gobernar el país. Es como dejar que el enfermo que ni es doctor, ni farmaceuta, ni enfermero ni nada, digamos que sea cajero o trailero, decida cúal medicina ocupa tomar para sanar su enfermedad. Es como preguntarla a un completo iletrado en computadoras, cual de entre dos computadoras es la más poderosa. O es como poner a decidir a un ignorante en arquitectura, cúal de entre dos edificios es el que está mejor construido. ¿Cómo carajos llegamos a esta conclusión?
Mi explicación a todo esto es corta pero brutal. Los tontos sentimos que nuestra opinión es valiosa y no queremos que nos muestren que somos tontos. No se ocupa ser inteligente para disparar un fusil, así que un día los tontos nos juntamos y les quitamos el poder a los monarcas. Los monarcas no siempre eran los más inteligentes, a menudo era solo los más poderosos y crueles. Desde entonces el rebaño tonto de la mayoría decide en democracia, y los inteligentes no se atreven a usar la fuerza porque saben que no ganarían.
Si hay alguna inteligencia que décida quien llega al poder, es la astucia de ser popular entre la mayoría del rebaño tonto. Esta astucia generalmente se logra con un buen asesor de imagen y con promesas de solucionar los problemas de las mayorías. Seguro nadie es tan joven aquí para no estar familiarizado con políticos que cuidan su imagen, gastan millones en propagando y prometen seguridad y empleo. No podemos culparlos, así funciona el juego de la democracia, y los que no lo saben jugar pierden.
En fin, he aquí la opinión de un tonto que no quiere pensar que es tonto, y que piensa que su pensamiento vale tanto como para ser publicado por este medio, a pesar de ser un tonto, nini de 30 años, que no tiene más que bachillerato, y que hubiese escrito muchas faltas de ortografía aquí si no fuere por la ayuda de un software corrector. Si alguien escuchó el podast y leyó el artículo aprecio la oponión que tengan, aunque sean tontos o inteligentes.
Pensamientos sobre el podcast:
En la democracia el tonto decide. ¿De qué sirve decirle a un tonto que es tonto? Si lo hacemos, ¿Porqué lo hacemos? ¿Es que nos hace sentir mejor el decirlo? ¿Será que pensamos que lograrémos algo si convencemos a otro de su propia tontería? ¿Lograrémos convenser al tonto a que se una a nuestra verdad? Y la otra persona, la que es llamado tonta, ¿Como lo recibe? ¿Qué impacto causa en ella el ser tomada por tonta? Si se ofende, ¿porqué ofende el ser llamado tonto?
Si yo le digo a usted que es un estúpido, seguro esto no le agradará nada. Mi teoría es que no le agradaría porque si usted pensará que es estúpido, seguramente sentiría que es menos valioso y menos digno de su propia estima. Si pensamos que somos estupidos, seguro que también pensaremos que valemos menos y nos apreciaremos menos. Pero hay algo en usted y en mí, que nos hace rechazar la idea de que seamos tontos o estupidos, es algo en nosotros que nos dice que valemos y somos importantes. Ese sentimiento que nos lleva a estimarnos a nosotros mismo, es el sentimiento que se ve lastimado si nos quieren hacer ver que somos estúpidos. Ese mismo deseo o necesidad de estimarnos a nosotros mismo es el que hace que deseemos tener los rasgos que nos ayudarían a fortalecer la propia estima, como la inteligencia.
La estima que tenemos de nosotros mismos nos lleva a pensar que nuestra opinión siempre es valiosa e importante. Y en eso se basa la democracia, en que la opinión de todos vale. No importa que gobernar pueda ser una materia de mucho complejidad, y que requiera conocimiento de leyes, economía, banca y finansas, seguridad, asuntos militares etc. De alguna manera pensamos que la opinión de todos vale igual en escoger a la persona adecuada para gobernar el país. A pesar de que muy pocos tengan la capacidad para entender los temas de leyes y gobierno, pocos dejan de considerar que su oponión es lo suficientemente valiosa para participar en las elecciones de democracia.
Para ser franco, yo no considero entender la economía y la política, y no me culpo porque no lo he estudiado. Para entender estos temas, lo mínimo sería una grado universitaria en carreras como ciencias políticas, economía, administración, derecho, relaciones internacionales, banca y finanzas; o cualquiera que sea atinente a los temas de gobierno. La mayoría de la población adulta de esta país no tiene ese grado académico, pero aún así de alguna manera consideramos que la opinión de todos vale igual en el voto. Esto último a pesar de que muchos voten por presentimiento, por tradición y por slogas políticos vacíos. !Que disparate!
La democracia no es más que el arte de convencer a la mayoría, y la mayoría de la gente es tonta en temas de gobierno. Dicho con un ejemplo, si a Fulanito le cuesta 4 años de estudio entender la economía y a Sutanito le cuesta 8 años de estudio su maestría en filosofía politica; porque diablos pensamos que Don Perensejo, un trabajados poco calificado y que solo tiene bachillerato, es la persona adecuada para decidir quien entre Fulanito o Sutanito es el más apto para gobernar el país. Es como dejar que el enfermo que ni es doctor, ni farmaceuta, ni enfermero ni nada, digamos que sea cajero o trailero, decida cúal medicina ocupa tomar para sanar su enfermedad. Es como preguntarla a un completo iletrado en computadoras, cual de entre dos computadoras es la más poderosa. O es como poner a decidir a un ignorante en arquitectura, cúal de entre dos edificios es el que está mejor construido. ¿Cómo carajos llegamos a esta conclusión?
Mi explicación a todo esto es corta pero brutal. Los tontos sentimos que nuestra opinión es valiosa y no queremos que nos muestren que somos tontos. No se ocupa ser inteligente para disparar un fusil, así que un día los tontos nos juntamos y les quitamos el poder a los monarcas. Los monarcas no siempre eran los más inteligentes, a menudo era solo los más poderosos y crueles. Desde entonces el rebaño tonto de la mayoría decide en democracia, y los inteligentes no se atreven a usar la fuerza porque saben que no ganarían.
Si hay alguna inteligencia que décida quien llega al poder, es la astucia de ser popular entre la mayoría del rebaño tonto. Esta astucia generalmente se logra con un buen asesor de imagen y con promesas de solucionar los problemas de las mayorías. Seguro nadie es tan joven aquí para no estar familiarizado con políticos que cuidan su imagen, gastan millones en propagando y prometen seguridad y empleo. No podemos culparlos, así funciona el juego de la democracia, y los que no lo saben jugar pierden.
En fin, he aquí la opinión de un tonto que no quiere pensar que es tonto, y que piensa que su pensamiento vale tanto como para ser publicado por este medio, a pesar de ser un tonto, nini de 30 años, que no tiene más que bachillerato, y que hubiese escrito muchas faltas de ortografía aquí si no fuere por la ayuda de un software corrector. Si alguien escuchó el podast y leyó el artículo aprecio la oponión que tengan, aunque sean tontos o inteligentes.
