Me llego esto al correo y realmente tiene mucha razon este articulo
Blog Por La Libre - elfinancierocr.com
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de julio de 2011 por Juan Carlos Hidalgo
“¿Se imaginan qué haríamos sin la Caja?” Con esa interrogante cerraba unacuña publicitaria del Partido Liberación Nacional en la campaña electoral pasada que acusaba al candidato libertario Otto Guevara de “querer eliminar” la CCSS. Ironías de la vida, tras cinco años de gobiernos liberacionistas, la Caja Costarricense de Seguro Social se encuentra al borde de la bancarrota, y su delicada situación financiera amenaza con afectar seriamente los servicios que reciben los asegurados de la institución (quienes, no olvidemos, son obligados a cotizar a la CCSS).
Según una auditoría recién finalizada, la institución enfrenta un déficit de ¢92.626 millones este año. La razón detrás del desastre financiero de la CCSS es doble: Por un lado está la enorme deuda que el Estado mantiene con la institución: ¢379.000 millones. Por toda la indignación que despiertan las notas periodísticas sobre las empresas que están en deuda con la CCSS, resulta que el Estado es por mucho el mayor moroso. Si el Estado cancelara ese pasivo, la institución cerraría el año con un superávit. Pero dicha solución no es realista ya que actualmente el Estado se está endeudando hasta para pagar salarios (agradezcamos de eso a Oscar Arias). ¿De dónde va a sacar esa millonada para pagarle a la CCSS?
Pero la morosidad del Estado en el pago de sus cuotas obrero-patronales no es la única razón por la cual la CCSS se encuentra en un “alto riesgo financiero” según alerta la auditoría. Como indicó un reportaje de El Financiero hace un par de semanas, en los últimos tres años la CCSS ha experimentado una explosión en sus gastos, principalmente en el rubro de “pago de servicios personales”, que ha aumentado un 150% en este lapso (¢440.000 millones en términos reales). El mismo departamento de Contaduría de la CCSS admite que la institución “fue la que generó el empleo creado a la fuerza por el Plan Escudo impulsado por la administración Arias”. La nota de El Financiero no dice cuánta gente se contrató durante estos últimos tres años, pero una cifra no oficial que he visto dice que durante la administración pasada se crearon casi 9.000 plazas en la CCSS (agradezco si algún lector me puede confirmar esta cifra). Ya que la entidad cuenta actualmente con 48.000 trabajadores, eso quiere decir que en tan solo 4 años la planilla de la CCSS creció en aproximadamente un 23%.
La solución del gobierno parece ser, al igual que en todos los otros casos, meterle la mano a la billetera de los costarricenses. El desastre administrativo de las dos últimas administraciones ha llevado a la CCSS al borde de la quiebra, y ahora el gobierno pretende que paguemos la factura mediante un aumento en las cuotas obrero-patronales. Esto, en la práctica, es un aumento de impuestos vía CCSS.
Yo no soy ningún defensor de la CCSS. Siempre he dicho que los costarricenses sufrimos del síndrome de Estocolmo con esa institución. Los trabajadores nacionales son obligados a cotizar a una entidad cuya situación financiera ahora amenaza con recortar los servicios que brinda. ¿Cuántos asegurados morirán en el proceso? Difícilmente lo sabremos. Sin embargo, quizá esta sea la oportunidad para romper con el monopolio de seguro médico que ostenta la CCSS. Si la institución no está en capacidad de brindar la atención médica adecuada por la que están pagando los asegurados, debería permitírseles llevar su cotización a otras aseguradoras. O podría adoptarse un esquema en que los pacientes que no reciban el trato adecuado por parte de la CCSS luego de, digamos, 3 meses, puedan ir a hospitales y clínica privadas a recibir el tratamiento y que la CCSS pague la factura. Lo que resulta inaceptable es mantener a cientos de miles de asegurados rehenes de una entidad que amenaza con no darles los servicios por los que han pagado.
¿Se imaginan qué haríamos sin la Caja? Pronto, gracias a Liberación Nacional, podríamos conocer la respuesta.
de julio de 2011 por Juan Carlos Hidalgo
“¿Se imaginan qué haríamos sin la Caja?” Con esa interrogante cerraba unacuña publicitaria del Partido Liberación Nacional en la campaña electoral pasada que acusaba al candidato libertario Otto Guevara de “querer eliminar” la CCSS. Ironías de la vida, tras cinco años de gobiernos liberacionistas, la Caja Costarricense de Seguro Social se encuentra al borde de la bancarrota, y su delicada situación financiera amenaza con afectar seriamente los servicios que reciben los asegurados de la institución (quienes, no olvidemos, son obligados a cotizar a la CCSS).
Según una auditoría recién finalizada, la institución enfrenta un déficit de ¢92.626 millones este año. La razón detrás del desastre financiero de la CCSS es doble: Por un lado está la enorme deuda que el Estado mantiene con la institución: ¢379.000 millones. Por toda la indignación que despiertan las notas periodísticas sobre las empresas que están en deuda con la CCSS, resulta que el Estado es por mucho el mayor moroso. Si el Estado cancelara ese pasivo, la institución cerraría el año con un superávit. Pero dicha solución no es realista ya que actualmente el Estado se está endeudando hasta para pagar salarios (agradezcamos de eso a Oscar Arias). ¿De dónde va a sacar esa millonada para pagarle a la CCSS?
Pero la morosidad del Estado en el pago de sus cuotas obrero-patronales no es la única razón por la cual la CCSS se encuentra en un “alto riesgo financiero” según alerta la auditoría. Como indicó un reportaje de El Financiero hace un par de semanas, en los últimos tres años la CCSS ha experimentado una explosión en sus gastos, principalmente en el rubro de “pago de servicios personales”, que ha aumentado un 150% en este lapso (¢440.000 millones en términos reales). El mismo departamento de Contaduría de la CCSS admite que la institución “fue la que generó el empleo creado a la fuerza por el Plan Escudo impulsado por la administración Arias”. La nota de El Financiero no dice cuánta gente se contrató durante estos últimos tres años, pero una cifra no oficial que he visto dice que durante la administración pasada se crearon casi 9.000 plazas en la CCSS (agradezco si algún lector me puede confirmar esta cifra). Ya que la entidad cuenta actualmente con 48.000 trabajadores, eso quiere decir que en tan solo 4 años la planilla de la CCSS creció en aproximadamente un 23%.
La solución del gobierno parece ser, al igual que en todos los otros casos, meterle la mano a la billetera de los costarricenses. El desastre administrativo de las dos últimas administraciones ha llevado a la CCSS al borde de la quiebra, y ahora el gobierno pretende que paguemos la factura mediante un aumento en las cuotas obrero-patronales. Esto, en la práctica, es un aumento de impuestos vía CCSS.
Yo no soy ningún defensor de la CCSS. Siempre he dicho que los costarricenses sufrimos del síndrome de Estocolmo con esa institución. Los trabajadores nacionales son obligados a cotizar a una entidad cuya situación financiera ahora amenaza con recortar los servicios que brinda. ¿Cuántos asegurados morirán en el proceso? Difícilmente lo sabremos. Sin embargo, quizá esta sea la oportunidad para romper con el monopolio de seguro médico que ostenta la CCSS. Si la institución no está en capacidad de brindar la atención médica adecuada por la que están pagando los asegurados, debería permitírseles llevar su cotización a otras aseguradoras. O podría adoptarse un esquema en que los pacientes que no reciban el trato adecuado por parte de la CCSS luego de, digamos, 3 meses, puedan ir a hospitales y clínica privadas a recibir el tratamiento y que la CCSS pague la factura. Lo que resulta inaceptable es mantener a cientos de miles de asegurados rehenes de una entidad que amenaza con no darles los servicios por los que han pagado.
¿Se imaginan qué haríamos sin la Caja? Pronto, gracias a Liberación Nacional, podríamos conocer la respuesta.