Maes, pónganle atención a esta vara porque es de esas noticias que a primera vista suenan a cachete, pero cuando uno escarba un poquito, empieza a oler raro. Resulta que el Gobierno acaba de soltar la propuesta de presupuesto para el 2026, y la Presidencia viene pidiendo ¢6 mil millones más que el año pasado. Uno de entrada piensa: “¡Qué chiva! Más platica para invertir”. Pero diay, como siempre, el diablo está en los detalles y hay que ver bien en qué se va a gastar ese montón de harina.
Empecemos por lo bueno, para que no digan que uno solo critica. De ese aumento, ¢5 mil millones van directito para la Comisión Nacional de Emergencias (CNE). Y la verdad, con el cambio climático volviéndonos locos y los baldazos que se vienen cada invierno, que le metan plata a la prevención y atención de emergencias es un movimiento inteligente. Según el ministro interino de Presidencia, Jorge Rodríguez Bogle, es para fortalecer las redes de comunicación y tener un sistema más robusto. En resumen, es una inversión para que cuando un río se salga o un temblor nos mueva el piso, el país no quede incomunicado y la ayuda llegue más rápido. Hasta ahí, todo tuanis, es plata bien invertida en seguridad para todos.
Ahora, aquí es donde la cosa se empieza a poner interesante. Aparte de la CNE, hay un par de rubros que levantan la ceja. Primero, van a destinar ¢362 millones para “prestaciones legales”. ¿Traducción? Es la plata para pagarle la liquidación a los puestos de confianza que se van con el cambio de gobierno en mayo de 2026. O sea, es el famoso “gracias por participar” para los asesores y personal que llegó con esta administración. Si bien es una obligación legal, no deja de hacer ruido que parte del “gran aumento” sea para cerrar la tienda. A eso súmenle otros ¢10 mil millones para ajuste por costo de vida. El brete de gobernar sale caro, parece.
Pero la verdadera controversia, el punto donde uno dice “¡qué torta se están jalando!”, está en la plata para nuestros adultos mayores. El Gobierno saca pecho diciendo que le va a dar ¢782 millones más al Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam) para fortalecer la red de cuido y los centros diurnos. Suena genial, ¿verdad? El problema es que, como denunció la diputada Paulina Ramírez, a Conapam le correspondía por ley recibir ¢4.015 millones de un impuesto a las bebidas alcohólicas, y Hacienda solo les está presupuestando una parte, dejándolos con un recorte de ¢1.900 millones. ¡Casi dos mil melones menos de lo que les toca!
La excusa del ministro es que, según el Consejo, con lo que les dieron tienen “los recursos necesarios para el funcionamiento”. Mae, esa respuesta es un chiste. La ley está para cumplirse, no para interpretarse a conveniencia. Si ese dinero está destinado por ley a los adultos mayores, tiene que llegarles completo. Punto. Es como si a usted le dijeran en el brete que no le van a pagar el aguinaldo completo porque “con la mitad le alcanza para vivir”. Es un sinsentido y una falta de respeto para una de las poblaciones más vulnerables del país. Así que el presupuesto queda como un plato agridulce: una buena noticia para emergencias opacada por una jugada muy fea con la plata de los abuelitos.
Y ahora se las tiro a ustedes, maes. ¿Qué opinan de este enredo? ¿Se justifica el aumento en Presidencia con estos gastos? ¿Creen que es una buena gestión priorizar la CNE, o es que la torta con Conapam arruina toda la foto? ¿Se vale que el gobierno decida “guardarse” una plata que por ley tiene un destino específico? ¡Los leo en los comentarios!
	
		
			
		
		
	
				
			Empecemos por lo bueno, para que no digan que uno solo critica. De ese aumento, ¢5 mil millones van directito para la Comisión Nacional de Emergencias (CNE). Y la verdad, con el cambio climático volviéndonos locos y los baldazos que se vienen cada invierno, que le metan plata a la prevención y atención de emergencias es un movimiento inteligente. Según el ministro interino de Presidencia, Jorge Rodríguez Bogle, es para fortalecer las redes de comunicación y tener un sistema más robusto. En resumen, es una inversión para que cuando un río se salga o un temblor nos mueva el piso, el país no quede incomunicado y la ayuda llegue más rápido. Hasta ahí, todo tuanis, es plata bien invertida en seguridad para todos.
Ahora, aquí es donde la cosa se empieza a poner interesante. Aparte de la CNE, hay un par de rubros que levantan la ceja. Primero, van a destinar ¢362 millones para “prestaciones legales”. ¿Traducción? Es la plata para pagarle la liquidación a los puestos de confianza que se van con el cambio de gobierno en mayo de 2026. O sea, es el famoso “gracias por participar” para los asesores y personal que llegó con esta administración. Si bien es una obligación legal, no deja de hacer ruido que parte del “gran aumento” sea para cerrar la tienda. A eso súmenle otros ¢10 mil millones para ajuste por costo de vida. El brete de gobernar sale caro, parece.
Pero la verdadera controversia, el punto donde uno dice “¡qué torta se están jalando!”, está en la plata para nuestros adultos mayores. El Gobierno saca pecho diciendo que le va a dar ¢782 millones más al Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam) para fortalecer la red de cuido y los centros diurnos. Suena genial, ¿verdad? El problema es que, como denunció la diputada Paulina Ramírez, a Conapam le correspondía por ley recibir ¢4.015 millones de un impuesto a las bebidas alcohólicas, y Hacienda solo les está presupuestando una parte, dejándolos con un recorte de ¢1.900 millones. ¡Casi dos mil melones menos de lo que les toca!
La excusa del ministro es que, según el Consejo, con lo que les dieron tienen “los recursos necesarios para el funcionamiento”. Mae, esa respuesta es un chiste. La ley está para cumplirse, no para interpretarse a conveniencia. Si ese dinero está destinado por ley a los adultos mayores, tiene que llegarles completo. Punto. Es como si a usted le dijeran en el brete que no le van a pagar el aguinaldo completo porque “con la mitad le alcanza para vivir”. Es un sinsentido y una falta de respeto para una de las poblaciones más vulnerables del país. Así que el presupuesto queda como un plato agridulce: una buena noticia para emergencias opacada por una jugada muy fea con la plata de los abuelitos.
Y ahora se las tiro a ustedes, maes. ¿Qué opinan de este enredo? ¿Se justifica el aumento en Presidencia con estos gastos? ¿Creen que es una buena gestión priorizar la CNE, o es que la torta con Conapam arruina toda la foto? ¿Se vale que el gobierno decida “guardarse” una plata que por ley tiene un destino específico? ¡Los leo en los comentarios!
 
	 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		