¡Ay, dios mío, maes! Ya llegó el momento de apretar los machos y desempolvar los lápices (o cargar bien los tablets, porque esto va cambiando rapidito). Las Pruebas Nacionales Estandarizadas ya están encima, y este año el MEP trajo algunas sorpresas… digamos, algunas que pueden hacer sudar un poquito más a los estudiantes de secundaria.
Según nos cuentan desde el Ministerio de Educación Pública, este año aumentaron la cantidad de preguntas en cada materia. Sí, así escucharon: ya no serán solo 35 ítemes por componente, ahora son 40. Esto significa que hay que estudiar más, ponerle más ganas y, si tienen tiempo, robarles unas ideas a los compañeros más listos – ¡pero ojo, eso está prohibido, eh!
Álvaro Artavia, el man encargado de gestionar y evaluar la calidad educativa en el MEP, explicó que las Pruebas Nacionales siguen teniendo un total de 200 ítems, divididos equitativamente entre Español, Matemáticas, Ciencias (la temidísima combinación de Biología, Física y Química), Estudios Sociales y, claro, Educación Cívica. Así que prepárense para refrescar esos conocimientos básicos, porque ahí van a volar los nervios.
Y hablando de formatos, la aplicación de estas pruebas será híbrida. Algunos colegios, unos 211 centros académicos, se subirán al carro de la tecnología y usarán el formato digital. Pero tranquilos, la mayoría, unos 739 colegios, seguirán utilizando el buenísimo y tradicional formato físico. Lo importante es tener listo el lápiz y la hoja, o el tablet y la pila extra, ¡por si acaso! Porque nadie quiere quedarse sin poder terminar la prueba por culpa de una batería baja.
Pero atención, porque la nota de estas pruebas vale oro, literalmente. Representa el 50% de la calificación final. El otro 50%, como siempre, viene de las notas que hayan sacado en décimo y undécimo grado, aunque dependiendo del tipo de colegio, se calcula de forma diferente. Por ejemplo, en los colegios académicos se toma en cuenta el promedio de décimo y el primer período de undécimo; en los colegios técnicos se consideran las calificaciones de décimo y los dos períodos de undécimo y el primero de duodécimo; y en los programas de educación de adultos se toman todas las calificaciones de los módulos correspondientes. ¡Un brete de cálculos!
Ahora, hablemos de resultados. Para darle un poco de tranquilidad (o quizás no tanta), los números del año pasado pintan bastante bien. En los colegios académicos diurnos, la tasa de aprobación fue del 87,74%. En los Colegios Técnicos Profesionales, ¡hasta superaron el 91%! Y en los colegios académicos nocturnos, un sólido 77,06%. Esto demuestra que, con esfuerzo y dedicación, la gran mayoría de los estudiantes logran aprobar las pruebas.
Pero qué pasa si uno no sale campeón y no llega al puntaje mínimo requerido, que recordemos no es solo la nota de la prueba, sino también la de presentación combinada? No se preocupen, todavía hay esperanza. El MEP ofrece una prueba de ampliación en febrero de 2026. Si aprueban esa prueba, podrán culminar sus estudios con las pruebas de Educación Abierta. Así que, aunque les vaya medio feo en la primera, aún queda una oportunidad para redimirse y obtener el título de bachiller. Eso sí, pónganse las pilas para esa segunda oportunidad, ¡porque no siempre llegan segundas!
Con todo esto dicho, me pregunto... ¿Creen que aumentar el número de preguntas hará que las pruebas sean más justas, más exigentes o simplemente un dolor de cabeza mayor para los estudiantes? ¡Déjenme saber sus opiniones en los comentarios! ¿Qué estrategias usan ustedes para prepararse para este tipo de exámenes?
Según nos cuentan desde el Ministerio de Educación Pública, este año aumentaron la cantidad de preguntas en cada materia. Sí, así escucharon: ya no serán solo 35 ítemes por componente, ahora son 40. Esto significa que hay que estudiar más, ponerle más ganas y, si tienen tiempo, robarles unas ideas a los compañeros más listos – ¡pero ojo, eso está prohibido, eh!
Álvaro Artavia, el man encargado de gestionar y evaluar la calidad educativa en el MEP, explicó que las Pruebas Nacionales siguen teniendo un total de 200 ítems, divididos equitativamente entre Español, Matemáticas, Ciencias (la temidísima combinación de Biología, Física y Química), Estudios Sociales y, claro, Educación Cívica. Así que prepárense para refrescar esos conocimientos básicos, porque ahí van a volar los nervios.
Y hablando de formatos, la aplicación de estas pruebas será híbrida. Algunos colegios, unos 211 centros académicos, se subirán al carro de la tecnología y usarán el formato digital. Pero tranquilos, la mayoría, unos 739 colegios, seguirán utilizando el buenísimo y tradicional formato físico. Lo importante es tener listo el lápiz y la hoja, o el tablet y la pila extra, ¡por si acaso! Porque nadie quiere quedarse sin poder terminar la prueba por culpa de una batería baja.
Pero atención, porque la nota de estas pruebas vale oro, literalmente. Representa el 50% de la calificación final. El otro 50%, como siempre, viene de las notas que hayan sacado en décimo y undécimo grado, aunque dependiendo del tipo de colegio, se calcula de forma diferente. Por ejemplo, en los colegios académicos se toma en cuenta el promedio de décimo y el primer período de undécimo; en los colegios técnicos se consideran las calificaciones de décimo y los dos períodos de undécimo y el primero de duodécimo; y en los programas de educación de adultos se toman todas las calificaciones de los módulos correspondientes. ¡Un brete de cálculos!
Ahora, hablemos de resultados. Para darle un poco de tranquilidad (o quizás no tanta), los números del año pasado pintan bastante bien. En los colegios académicos diurnos, la tasa de aprobación fue del 87,74%. En los Colegios Técnicos Profesionales, ¡hasta superaron el 91%! Y en los colegios académicos nocturnos, un sólido 77,06%. Esto demuestra que, con esfuerzo y dedicación, la gran mayoría de los estudiantes logran aprobar las pruebas.
Pero qué pasa si uno no sale campeón y no llega al puntaje mínimo requerido, que recordemos no es solo la nota de la prueba, sino también la de presentación combinada? No se preocupen, todavía hay esperanza. El MEP ofrece una prueba de ampliación en febrero de 2026. Si aprueban esa prueba, podrán culminar sus estudios con las pruebas de Educación Abierta. Así que, aunque les vaya medio feo en la primera, aún queda una oportunidad para redimirse y obtener el título de bachiller. Eso sí, pónganse las pilas para esa segunda oportunidad, ¡porque no siempre llegan segundas!
Con todo esto dicho, me pregunto... ¿Creen que aumentar el número de preguntas hará que las pruebas sean más justas, más exigentes o simplemente un dolor de cabeza mayor para los estudiantes? ¡Déjenme saber sus opiniones en los comentarios! ¿Qué estrategias usan ustedes para prepararse para este tipo de exámenes?