Seguro que sí. Igual no se corrigió nada.
No soy psicóloga (ni por chiste) y no sé cómo se manejará allí; pero cuando hago entrevistas ya sea a personas particulares o en grupos, siempre manejo un consentimiento informado. La persona entrevistada sabe sobre qué se va a hablar, para qué y cómo voy a usar esa información. Si las partes están de acuerdo, se firma el consentimiento y cada quien guarda una copia, tanto para la seguridad de la persona entrevistada como para mí. Y por lo general en esos consentimientos informados lo primerísimo que se le asegura a la otra persona es la confidencialidad.
En aquel entonces, cuando era adolescente, solo se me dijo que eran sesiones y bla. Por ser menor de edad, mis padres dieron autorización. Pero, jamás se mencionó cuál información sería privada y cuál no. Cuando supe que de repente mis padres sabían lo que yo decía, entonces ni regresé a las sesiones. ¿Pensar en una demanda? Pues no, total, mis padres estaban contentos, jaja.