¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos con la misma vaina del puente sobre el río Barranca. El Gobierno, con toda su pompa, anunció que sí, que ahora sí le agarraron la espina y empezarán la construcción. Pero, ¿quién se acuerda de los anuncios previos? Esto parece novela china, ¡qué torta!
Resulta que en 2022 nos prometieron que para abril de 2025 tendríamos el puente nuevecito, listo para pasar camiones y carros. Ahora dicen que estarán trabajando 380 días, y si todo sale bien (y eso es un gran 'si'), lo tendremos listo en octubre de 2026. ¡Me caigo de espaldas! Ya casi estaremos pasando el puente en bicicleta voladora, diay.
Todo este brete cuesta ¢2.400 millones, sacados del Proeri, ese programa de emergencia que suena lindo en papel, pero luego vemos cómo se dilatan las cosas. Con esos millones podríamos haber construido un parque acuático para todos los niños del país, pero bueno, prefirieron un puente... que aún no tenemos.
La encargada de hacernos el favor es el consorcio Estrumet - IMNSA. El ministro de Obras Públicas y Transportes, Efraim Zeledón, anda diciendo que ya firmaron el contrato y emitieron la orden de inicio, pero la verdad es que estamos hartos de promesas vacías. Parece que les gusta más echar reluciente la firma que ponerle empeño al trabajo, ¿no creen?
Zeledón, con toda la calma del mundo, explicó que van a traer las piezas del puente listas hechas, y las van a guardar en la delegación de Tránsito a la pura par del río. ¡Imagínate la escena! Las piezas del puente esperando pacientemente mientras nosotros seguimos dando rodeos y sufriendo atascos. ¡Qué pena ajena!
Pero la cosa no termina ahí. Recordamos que en 2022, una banda de políticos – Pilar Cisneros, Alexander Barrantes, Ángela Mata y Asdrúbal Calvo – estuvieron hablando grandiosamente sobre el puente en la Asamblea Legislativa. Prometieron una intervención de ¢7.000 millones, incluyendo un puente provisional de ¢1.800 millones que iba a instalarse para marzo de 2024. ¡Y ni rastro del puente provisional! ¡Un desastre de proporciones épicas!
Luego, también recordamos que en junio de 2022, algunos tipos estaban soltando la sopa sobre el puente, asegurando que estaría terminado entre marzo y abril de 2025, con un costo de ¢5.000 millones. Ahora, nos venden la historia de que estará listo en 2026, y con otros precios. Uno se pregunta, ¿a quién le creemos?
Con tanta fecha cambiante, tantos millones invertidos y tantas promesas incumplidas, me pregunto: ¿Será que alguna vez vamos a poder cruzar tranquilamente el río Barranca sin tener que lidiar con tanto despiche? O sigamos viviendo en un eterno bucle de anuncios y retrasos… ¿Ustedes qué opinan, cremos que algún día verán ese puente terminado o esto seguirá siendo una eterna ilusión?
Resulta que en 2022 nos prometieron que para abril de 2025 tendríamos el puente nuevecito, listo para pasar camiones y carros. Ahora dicen que estarán trabajando 380 días, y si todo sale bien (y eso es un gran 'si'), lo tendremos listo en octubre de 2026. ¡Me caigo de espaldas! Ya casi estaremos pasando el puente en bicicleta voladora, diay.
Todo este brete cuesta ¢2.400 millones, sacados del Proeri, ese programa de emergencia que suena lindo en papel, pero luego vemos cómo se dilatan las cosas. Con esos millones podríamos haber construido un parque acuático para todos los niños del país, pero bueno, prefirieron un puente... que aún no tenemos.
La encargada de hacernos el favor es el consorcio Estrumet - IMNSA. El ministro de Obras Públicas y Transportes, Efraim Zeledón, anda diciendo que ya firmaron el contrato y emitieron la orden de inicio, pero la verdad es que estamos hartos de promesas vacías. Parece que les gusta más echar reluciente la firma que ponerle empeño al trabajo, ¿no creen?
Zeledón, con toda la calma del mundo, explicó que van a traer las piezas del puente listas hechas, y las van a guardar en la delegación de Tránsito a la pura par del río. ¡Imagínate la escena! Las piezas del puente esperando pacientemente mientras nosotros seguimos dando rodeos y sufriendo atascos. ¡Qué pena ajena!
Pero la cosa no termina ahí. Recordamos que en 2022, una banda de políticos – Pilar Cisneros, Alexander Barrantes, Ángela Mata y Asdrúbal Calvo – estuvieron hablando grandiosamente sobre el puente en la Asamblea Legislativa. Prometieron una intervención de ¢7.000 millones, incluyendo un puente provisional de ¢1.800 millones que iba a instalarse para marzo de 2024. ¡Y ni rastro del puente provisional! ¡Un desastre de proporciones épicas!
Luego, también recordamos que en junio de 2022, algunos tipos estaban soltando la sopa sobre el puente, asegurando que estaría terminado entre marzo y abril de 2025, con un costo de ¢5.000 millones. Ahora, nos venden la historia de que estará listo en 2026, y con otros precios. Uno se pregunta, ¿a quién le creemos?
Con tanta fecha cambiante, tantos millones invertidos y tantas promesas incumplidas, me pregunto: ¿Será que alguna vez vamos a poder cruzar tranquilamente el río Barranca sin tener que lidiar con tanto despiche? O sigamos viviendo en un eterno bucle de anuncios y retrasos… ¿Ustedes qué opinan, cremos que algún día verán ese puente terminado o esto seguirá siendo una eterna ilusión?
