¡Ay, Dios mío! La Isla del Coco nos dio un buen susto hace unos días con el ataque de tiburón a Mauricio Hoyos, el biólogo marino mexicano. Pero parece que la suerte le volteó, porque luego de una primera cirugía y con toda la atención del mundo, ¡le hicieron la segunda operación y salió todo chiva!
Como muchos recordarán, el mae estaba ahí haciendo su brete, liderando una misión científica para ponerle rastreadores a los tiburones, buscando entender cómo se mueven entre la isla del Coco y el Caño en el Pacífico Sur. Un trabajo importantísimo para cuidar nuestros mares, pero vaya si se complicó cuando uno de esos tiburones, de esos que sí tienen carácter, decidió darle un mordisco en la cabeza. ¡Qué torta!
Según For the Oceans, la fundación a la que pertenece Hoyos, el tipo se recuperó excelentemente y pudieron hacerle la cirugía reconstructiva sin mayores problemas. Imagínense, después de lo que pasó, seguir adelante así... ¡ese mae sí que tiene aguante! El equipo médico de la Clínica Bíblica hizo un trabajo a cachete, cuidándolo como a un príncipe.
Antes de meterse de nuevo a la sala de operaciones, Mauricio aprovechó pa' mandar un mensajito de agradecimiento, diciéndole gracias al gobierno de Costa Rica y al de México, que se portaron súper bien. También le dio las gracias al barco Océanos que lo trajo de vuelta y a los bomberos que lo atendieron en tierra firme. ¡Un agradecimiento sincero de alguien que realmente valoró la ayuda!
Y hablando de la ayuda, el embajador de México lo esperaba con los brazos abiertos, ¡imagínate qué recibimiento! Esto demuestra que la solidaridad cruza fronteras y que cuando un compatriota está en aprietos, todos vamos a echarle una mano. De hecho, la comunidad de la Isla del Coco también se volcó a apoyarlo, brindándole todo el cariño y respaldo posible.
Luis Hernández, el biólogo marino de la UCR, nos refrescó la memoria sobre el tiburón galápago, ese que le pegó a Hoyos. Él nos explica que aunque pueden parecer intimidantes, estos tiburones normalmente no andan picoteando gente. Es decir, no son como los tiburones blancos de esas películas de Hollywood, sino más tranquilos, ¡hasta que te tocan las bolas, dicen!
Este incidente, aunque raro, nos recuerda la importancia de respetar el ecosistema marino y de investigar para comprender mejor a estas criaturas fascinantes. Incidentes así son excepcionales, pero eso no significa que debamos bajar la guardia ni dejar de proteger nuestros océanos. El Dr. Hoyos, a pesar de todo lo que vivió, sigue siendo un ejemplo de perseverancia y pasión por la ciencia y la conservación marina. Que se recupere pronto y vuelva a sumergirse en las profundidades, que todavía tiene mucho por descubrir.
Ahora, díganme, ustedes ¿qué piensan? Después de pasar por esto, ¿cree usted que Mauricio debería volver a trabajar con tiburones o deberían buscarle otra vareta? ¡Déjenme sus opiniones en el foro!
Como muchos recordarán, el mae estaba ahí haciendo su brete, liderando una misión científica para ponerle rastreadores a los tiburones, buscando entender cómo se mueven entre la isla del Coco y el Caño en el Pacífico Sur. Un trabajo importantísimo para cuidar nuestros mares, pero vaya si se complicó cuando uno de esos tiburones, de esos que sí tienen carácter, decidió darle un mordisco en la cabeza. ¡Qué torta!
Según For the Oceans, la fundación a la que pertenece Hoyos, el tipo se recuperó excelentemente y pudieron hacerle la cirugía reconstructiva sin mayores problemas. Imagínense, después de lo que pasó, seguir adelante así... ¡ese mae sí que tiene aguante! El equipo médico de la Clínica Bíblica hizo un trabajo a cachete, cuidándolo como a un príncipe.
Antes de meterse de nuevo a la sala de operaciones, Mauricio aprovechó pa' mandar un mensajito de agradecimiento, diciéndole gracias al gobierno de Costa Rica y al de México, que se portaron súper bien. También le dio las gracias al barco Océanos que lo trajo de vuelta y a los bomberos que lo atendieron en tierra firme. ¡Un agradecimiento sincero de alguien que realmente valoró la ayuda!
Y hablando de la ayuda, el embajador de México lo esperaba con los brazos abiertos, ¡imagínate qué recibimiento! Esto demuestra que la solidaridad cruza fronteras y que cuando un compatriota está en aprietos, todos vamos a echarle una mano. De hecho, la comunidad de la Isla del Coco también se volcó a apoyarlo, brindándole todo el cariño y respaldo posible.
Luis Hernández, el biólogo marino de la UCR, nos refrescó la memoria sobre el tiburón galápago, ese que le pegó a Hoyos. Él nos explica que aunque pueden parecer intimidantes, estos tiburones normalmente no andan picoteando gente. Es decir, no son como los tiburones blancos de esas películas de Hollywood, sino más tranquilos, ¡hasta que te tocan las bolas, dicen!
Este incidente, aunque raro, nos recuerda la importancia de respetar el ecosistema marino y de investigar para comprender mejor a estas criaturas fascinantes. Incidentes así son excepcionales, pero eso no significa que debamos bajar la guardia ni dejar de proteger nuestros océanos. El Dr. Hoyos, a pesar de todo lo que vivió, sigue siendo un ejemplo de perseverancia y pasión por la ciencia y la conservación marina. Que se recupere pronto y vuelva a sumergirse en las profundidades, que todavía tiene mucho por descubrir.
Ahora, díganme, ustedes ¿qué piensan? Después de pasar por esto, ¿cree usted que Mauricio debería volver a trabajar con tiburones o deberían buscarle otra vareta? ¡Déjenme sus opiniones en el foro!
