¡Ay, Dios mío, qué vara nos cayó encima! Resulta que el temido ERP-SAP de la CCSS, que prometían iba a revolucionar todo, medio año después de entrar en operación sigue siendo un dolor de cabeza nacional. La Contraloría General no se anda con rodeos: fallas operativas, plata dando vuelta sin rumbo, rastreo perdido y un control interno hecho polvo... ¡Parece novela!
Y no es que la gente de la Contraloría esté inventando historias. Durante su presentación en la Asamblea Legislativa, Marta Acosta, la contralora, soltó una bomba: 'Negar que existe una crisis solo profundiza el daño a la CCSS'. ¡Imagínate! Una frase tan clara que hasta el más distraído entiende que estamos metidos en un brete bien complicado.
Lo que le preocupa a todos nosotros, los usuarios, son las consecuencias directas: demoras pa’ recibir la medicinas, controles hechos a mano con papelitos, perderle la pista a dónde va la plata, inventarios que no cuadran, y hasta poner en peligro cómo funciona el sistema de hospitales. ¡Uff, qué susto! Uno piensa, ‘¿Cómo vamos a estar si esto se pone peor?’
Desde que pusieron el ERP, las cosas se han complicado aún más. Las farmacias, imagínate, trabajando como en los viejos tiempos, sin saber qué medicinas tienen en existencia. Los almacenes volviendo a los controles manuales, corriendo el riesgo de que los productos caduquen o se pierdan. ¡Una torta! Además, miles de facturas quedaron sin registrar, dejando a los proveedores esperando su pago. ¿Quién paga las deudas ahora?
Hasta los medicamentos básicos, como el ibuprofeno y el paracetamol, no aparecen registrados cuando los dispensan. ¡Qué sal! No saben dónde están ni quién los usó. Parece que alguien se olvidó de integrar bien el nuevo sistema con el antiguo, el SIFA, que es el encargado de entregar la medicina a los pacientes. Jennifer Alfaro, la encargada del proyecto SAP, asegura que el ERP no reemplaza al SIFA, pero la evidencia de la Contraloría pinta otro panorama.
Y lo más grave es que, aparentemente, la CCSS puso en marcha el ERP sin cumplir las condiciones básicas, ni siquiera escuchando las alertas de PwC, la firma que contrataron justamente para evitar estos problemas. ¡Qué nivel de despiste! Gastaron unos cuantos billetes – casi medio millón de dólares – en esa asesoría, y al final, nadie hizo caso. Parece que les salió más caro aprender de esta manera…
Pero la cosa no termina ahí, porque también han ido deshaciendo los mecanismos de control dentro de la CCSS. Eliminaron comités técnicos importantes, quitaron a los líderes del proyecto en áreas claves, y la presidencia ejecutiva asumió el control total del Plan de Innovación. Como dice la contralora, ‘Se sustituyó el control técnico por discrecionalidad jerárquica’. ¡Qué cargada! Eso explica por qué las advertencias se iban directo a la basura.
En resumen, estamos viendo una CCSS con cuentas por hacer, inventarios revueltos, pagos atrasados, seguimiento de insumos perdido y un sistema de gobernanza quebrado. La contralora lanzó la bomba final: 'Si no se atiende esta crisis como su naturaleza lo exige, los problemas operativos podrían escalar y afectar la confianza y el servicio esencial de salud.' ¡Vamos, mae! Entonces, con todo este panorama, ¿usted cree que la CCSS debería echar marcha atrás y revisar todo el proceso de implementación del ERP, o deberían seguir adelante a pesar de los evidentes problemas?
Y no es que la gente de la Contraloría esté inventando historias. Durante su presentación en la Asamblea Legislativa, Marta Acosta, la contralora, soltó una bomba: 'Negar que existe una crisis solo profundiza el daño a la CCSS'. ¡Imagínate! Una frase tan clara que hasta el más distraído entiende que estamos metidos en un brete bien complicado.
Lo que le preocupa a todos nosotros, los usuarios, son las consecuencias directas: demoras pa’ recibir la medicinas, controles hechos a mano con papelitos, perderle la pista a dónde va la plata, inventarios que no cuadran, y hasta poner en peligro cómo funciona el sistema de hospitales. ¡Uff, qué susto! Uno piensa, ‘¿Cómo vamos a estar si esto se pone peor?’
Desde que pusieron el ERP, las cosas se han complicado aún más. Las farmacias, imagínate, trabajando como en los viejos tiempos, sin saber qué medicinas tienen en existencia. Los almacenes volviendo a los controles manuales, corriendo el riesgo de que los productos caduquen o se pierdan. ¡Una torta! Además, miles de facturas quedaron sin registrar, dejando a los proveedores esperando su pago. ¿Quién paga las deudas ahora?
Hasta los medicamentos básicos, como el ibuprofeno y el paracetamol, no aparecen registrados cuando los dispensan. ¡Qué sal! No saben dónde están ni quién los usó. Parece que alguien se olvidó de integrar bien el nuevo sistema con el antiguo, el SIFA, que es el encargado de entregar la medicina a los pacientes. Jennifer Alfaro, la encargada del proyecto SAP, asegura que el ERP no reemplaza al SIFA, pero la evidencia de la Contraloría pinta otro panorama.
Y lo más grave es que, aparentemente, la CCSS puso en marcha el ERP sin cumplir las condiciones básicas, ni siquiera escuchando las alertas de PwC, la firma que contrataron justamente para evitar estos problemas. ¡Qué nivel de despiste! Gastaron unos cuantos billetes – casi medio millón de dólares – en esa asesoría, y al final, nadie hizo caso. Parece que les salió más caro aprender de esta manera…
Pero la cosa no termina ahí, porque también han ido deshaciendo los mecanismos de control dentro de la CCSS. Eliminaron comités técnicos importantes, quitaron a los líderes del proyecto en áreas claves, y la presidencia ejecutiva asumió el control total del Plan de Innovación. Como dice la contralora, ‘Se sustituyó el control técnico por discrecionalidad jerárquica’. ¡Qué cargada! Eso explica por qué las advertencias se iban directo a la basura.
En resumen, estamos viendo una CCSS con cuentas por hacer, inventarios revueltos, pagos atrasados, seguimiento de insumos perdido y un sistema de gobernanza quebrado. La contralora lanzó la bomba final: 'Si no se atiende esta crisis como su naturaleza lo exige, los problemas operativos podrían escalar y afectar la confianza y el servicio esencial de salud.' ¡Vamos, mae! Entonces, con todo este panorama, ¿usted cree que la CCSS debería echar marcha atrás y revisar todo el proceso de implementación del ERP, o deberían seguir adelante a pesar de los evidentes problemas?