¡Ay, Dios mío! La peña entera está sacudida con la última bomba que soltó el exministro de Transportes, Luis Amador. Resulta que, según sus declaraciones a la Fiscalía, el Presidente Chaves y el exministro Batalla se rifaron mover palancas y ponerle presión a quién quiera que se cruzara para favorecer a la empresa mexicana Tradeco en el proyecto Barranca-Limonal. ¡Una verdadera torta!
Amador relató cinco momentos clave donde Chaves se encendió como bombillo porque Tradeco no se hacía con la licitación. Se echó agua arriba a instituciones del Estado, funcionarios públicos e inclusive al BID, buscando a toda costa complacer a los mexicanos. ¡Imagínate la bronca! Parece que el asunto de los proyectos se convirtió en un brete para el gobierno.
Todo empezó a cocinarse a finales de 2022, cuando se buscaba una alternativa al consorcio H. Solís-La Estrella, quienes querían echarse atrás por los problemas de expropiación y los altos costos. Como el proyecto estaba financiado por el BID, la ley obligaba a que las empresas involucradas propusieran quién asumía el proyecto. Pero ahí fue cuando Chaves metió las manos en el dulce, queriendo asegurar que Tradeco se quedara con todo.
Según Amador, el Presidente insistió, casi implorando, que la cesión se le entregara a Tradeco. Hasta rechazó la propuesta de la empresa china CHEC, diciendo que no iban al banco. ¡Se agarró el pelo! Le respondió a Hernán Solís, dueño de H. Solís, que CHEC no pasaba al banco, a pesar de que Amador le aseguró que CHEC estaba listo para presentar la documentación al BID. ¡Imagínate el papelón! Por eso mismo, Amador rompió la norma y remitió el expediente al BID, consciente de que si Chaves se enteraba, ¡lo habría mandado a freír churros!
Y ni hablar de la advertencia de la DIS (Dirección de Inteligencia y Seguridad). ¡Ni patada! Chaves ignoró un informe que señalaba posibles vínculos de uno de los socios de Tradeco con el narcotráfico, ¡una verdadera barbaridad! Esto demuestra que el Presidente estaba dispuesto a cerrar los ojos ante cualquier cosa con tal de conseguir su objetivo. ¡Qué sal!
Las cosas siguieron escalando. Chaves convocó reuniones con los representantes de H. Solís-La Estrella, donde seguía presionando para que Tradeco se quedara con el proyecto. Cuando el BID indicó que Tradeco carecía de capacidad financiera suficiente, Chaves explotó, exigiendo a gritos que la valoración del organismo resultara favorable. ¡Golpes de mesa y todo! Recuerdo vívidamente la tensión en el ambiente durante esa junta, donde participaban figuras claves como Roberto Acosta Mora y Francisco Javier Urra del BID.
Luego vino la amenaza directa al BID. Según Amador, Chaves llamó insistentemente a directivos del organismo, amenazándolos con que Costa Rica se retiraría del BID si no le daban el contrato a Tradeco. ¡No se andaba con rodeos! Después, trató de intervenir en las decisiones del Banco Nacional, presionando para que le dieran una garantía de cumplimiento de $18 millones a Tradeco. Y cuando el Banco Nacional se negó, apuntó al INS (Instituto Nacional de Seguros), tratando de convencer a Mónica Araya, entonces presidenta ejecutiva, de que otorgara una póliza. ¡Un intento tras otro, cada uno peor que el anterior!
Finalmente, con Tradeco fuera de juego, Chaves abandonó el proyecto, destinando los fondos a otro plan. La carretera quedó varada, generando pérdidas millonarias. Ahora, con nuevos concursos y la participación del Consorcio Barranca Ruta 1 y MECO, se espera que la obra continúe, pero el daño ya está hecho. ¿Será que este caso abrirá la puerta a investigaciones más profundas sobre las prácticas del gobierno actual y sus vínculos con empresas extranjeras? ¿Crees que la justicia llegará a esclarecer completamente este entebrecido episodio?
Amador relató cinco momentos clave donde Chaves se encendió como bombillo porque Tradeco no se hacía con la licitación. Se echó agua arriba a instituciones del Estado, funcionarios públicos e inclusive al BID, buscando a toda costa complacer a los mexicanos. ¡Imagínate la bronca! Parece que el asunto de los proyectos se convirtió en un brete para el gobierno.
Todo empezó a cocinarse a finales de 2022, cuando se buscaba una alternativa al consorcio H. Solís-La Estrella, quienes querían echarse atrás por los problemas de expropiación y los altos costos. Como el proyecto estaba financiado por el BID, la ley obligaba a que las empresas involucradas propusieran quién asumía el proyecto. Pero ahí fue cuando Chaves metió las manos en el dulce, queriendo asegurar que Tradeco se quedara con todo.
Según Amador, el Presidente insistió, casi implorando, que la cesión se le entregara a Tradeco. Hasta rechazó la propuesta de la empresa china CHEC, diciendo que no iban al banco. ¡Se agarró el pelo! Le respondió a Hernán Solís, dueño de H. Solís, que CHEC no pasaba al banco, a pesar de que Amador le aseguró que CHEC estaba listo para presentar la documentación al BID. ¡Imagínate el papelón! Por eso mismo, Amador rompió la norma y remitió el expediente al BID, consciente de que si Chaves se enteraba, ¡lo habría mandado a freír churros!
Y ni hablar de la advertencia de la DIS (Dirección de Inteligencia y Seguridad). ¡Ni patada! Chaves ignoró un informe que señalaba posibles vínculos de uno de los socios de Tradeco con el narcotráfico, ¡una verdadera barbaridad! Esto demuestra que el Presidente estaba dispuesto a cerrar los ojos ante cualquier cosa con tal de conseguir su objetivo. ¡Qué sal!
Las cosas siguieron escalando. Chaves convocó reuniones con los representantes de H. Solís-La Estrella, donde seguía presionando para que Tradeco se quedara con el proyecto. Cuando el BID indicó que Tradeco carecía de capacidad financiera suficiente, Chaves explotó, exigiendo a gritos que la valoración del organismo resultara favorable. ¡Golpes de mesa y todo! Recuerdo vívidamente la tensión en el ambiente durante esa junta, donde participaban figuras claves como Roberto Acosta Mora y Francisco Javier Urra del BID.
Luego vino la amenaza directa al BID. Según Amador, Chaves llamó insistentemente a directivos del organismo, amenazándolos con que Costa Rica se retiraría del BID si no le daban el contrato a Tradeco. ¡No se andaba con rodeos! Después, trató de intervenir en las decisiones del Banco Nacional, presionando para que le dieran una garantía de cumplimiento de $18 millones a Tradeco. Y cuando el Banco Nacional se negó, apuntó al INS (Instituto Nacional de Seguros), tratando de convencer a Mónica Araya, entonces presidenta ejecutiva, de que otorgara una póliza. ¡Un intento tras otro, cada uno peor que el anterior!
Finalmente, con Tradeco fuera de juego, Chaves abandonó el proyecto, destinando los fondos a otro plan. La carretera quedó varada, generando pérdidas millonarias. Ahora, con nuevos concursos y la participación del Consorcio Barranca Ruta 1 y MECO, se espera que la obra continúe, pero el daño ya está hecho. ¿Será que este caso abrirá la puerta a investigaciones más profundas sobre las prácticas del gobierno actual y sus vínculos con empresas extranjeras? ¿Crees que la justicia llegará a esclarecer completamente este entebrecido episodio?
