¡Ay, Dios mío, qué bronca! El rollo del director del OIJ, Randall Zúñiga, sigue dando de qué hablar. Resulta que salió una nota en un medio diciendo que el Tribunal de la Inspección Judicial ya había recomendado echarlo, y bueno, pues se armó la fajalla porque el Tribunal salió corriendo a negar la vaina. Parece mentira, ¿verdad?
Para ponerlos al tanto, Zúñiga anda metido en un buen brete por cuatro denuncias bien saladas –cosas de acoso y revelar información confidencial– que lo tienen con la soga al cuello. Ya lo habían suspendido hace unos meses, con goce salarial, pa’ que no anduviera metiendo pata mientras se investiga todo este tinglado.
El comunicado del Tribunal Administrativo fue directo al grano: “No hemos remitido ningún informe definitivo a la Corte Plena respecto de la investigación”. En otras palabras, la nota era pura invención, un despiste tremendo o, peor aún, alguien queriendo meterle mano a Zúñiga. El abogado del pobre hombre, Federico Campos, soltó que la información era “incorrecta y no comprendemos con qué propósito se ha hecho así”. Vaya, parece que alguien anda jugando con fuego.
Campos enfatizó que apenas el lunes le hicieron el traslado de cargos a Zúñiga, como parte del debido proceso. Según él, es imposible que el Tribunal ya estuviera haciendo una recomendación de despido si todavía están en las etapas iniciales de la investigación. Un poco de lógica, ¿no creen? Este caso se está poniendo más cargado que gallina pinchuda.
Recordemos que la suspensión inicial de Zúñiga fue por tres meses, una especie de limbo donde recibe su sueldito pero no puede tomar decisiones importantes dentro del OIJ. Michael Soto Rojas, el subdirector interino, está manejando las riendas temporalmente. Mientras tanto, la Fiscalía también está investigando unas cositas turbias sobre funcionarias del INAMU y posibles ofrecimientos de dinero para que pusieran denuncias falsas contra Zúñiga. ¡Vaya panda de personajes!
Ahora, a ver, el mae Zúñiga niega todo, dice que es un ataque político y que las fotos íntimas que circulan son montajes digitales. Incluso asegura que lo quieren desprestigiar con videos manipulados. Admite haber compartido algunas cosas por WhatsApp, pero insiste en que no eran datos sensibles. A este paso, parece novela de teleserie con todos los ingredientes: poder, sexo, dinero y acusaciones cruzadas.
Este asunto ha levantado polvo en todos lados, creando un ambiente de incertidumbre y especulación. La confianza en las instituciones judiciales se tambalea y la gente se pregunta: ¿quién dice la verdad? ¿Quién está encubriendo a quién? ¿Será que estamos frente a una trama mucho más grande de lo que imaginamos?
Con todo este embrollo legal, político y mediático, me pregunto: ¿creen ustedes que Zúñiga podrá salir airoso de esta situación o será inevitable su salida del OIJ? ¿Y cuál debería ser la reacción del gobierno ante estas acusaciones tan graves?
Para ponerlos al tanto, Zúñiga anda metido en un buen brete por cuatro denuncias bien saladas –cosas de acoso y revelar información confidencial– que lo tienen con la soga al cuello. Ya lo habían suspendido hace unos meses, con goce salarial, pa’ que no anduviera metiendo pata mientras se investiga todo este tinglado.
El comunicado del Tribunal Administrativo fue directo al grano: “No hemos remitido ningún informe definitivo a la Corte Plena respecto de la investigación”. En otras palabras, la nota era pura invención, un despiste tremendo o, peor aún, alguien queriendo meterle mano a Zúñiga. El abogado del pobre hombre, Federico Campos, soltó que la información era “incorrecta y no comprendemos con qué propósito se ha hecho así”. Vaya, parece que alguien anda jugando con fuego.
Campos enfatizó que apenas el lunes le hicieron el traslado de cargos a Zúñiga, como parte del debido proceso. Según él, es imposible que el Tribunal ya estuviera haciendo una recomendación de despido si todavía están en las etapas iniciales de la investigación. Un poco de lógica, ¿no creen? Este caso se está poniendo más cargado que gallina pinchuda.
Recordemos que la suspensión inicial de Zúñiga fue por tres meses, una especie de limbo donde recibe su sueldito pero no puede tomar decisiones importantes dentro del OIJ. Michael Soto Rojas, el subdirector interino, está manejando las riendas temporalmente. Mientras tanto, la Fiscalía también está investigando unas cositas turbias sobre funcionarias del INAMU y posibles ofrecimientos de dinero para que pusieran denuncias falsas contra Zúñiga. ¡Vaya panda de personajes!
Ahora, a ver, el mae Zúñiga niega todo, dice que es un ataque político y que las fotos íntimas que circulan son montajes digitales. Incluso asegura que lo quieren desprestigiar con videos manipulados. Admite haber compartido algunas cosas por WhatsApp, pero insiste en que no eran datos sensibles. A este paso, parece novela de teleserie con todos los ingredientes: poder, sexo, dinero y acusaciones cruzadas.
Este asunto ha levantado polvo en todos lados, creando un ambiente de incertidumbre y especulación. La confianza en las instituciones judiciales se tambalea y la gente se pregunta: ¿quién dice la verdad? ¿Quién está encubriendo a quién? ¿Será que estamos frente a una trama mucho más grande de lo que imaginamos?
Con todo este embrollo legal, político y mediático, me pregunto: ¿creen ustedes que Zúñiga podrá salir airoso de esta situación o será inevitable su salida del OIJ? ¿Y cuál debería ser la reacción del gobierno ante estas acusaciones tan graves?