Ay, Dios mío, ¿qué está pasando en este país? Resulta que Anita McDonald, la exjefa de Incopesca, anda metida hasta el cuello con el Cártel del Caribe Sur, y encima, ¡andaba saliendo de fiesta con juececitos de Limón! Esto se puso feísimo, muchachos.
Según el expediente del Caso Traición, que investiga to’ esos cosas turbias de drogas, asesinatos y lavado de billetes verdes, McDonald no solamente les daba cobertura legal a los cabecillas del cártel, sino que también compartía mesones y traguitos con gente del juzgado. ¡Imagínense el fiestón y la confianza! Definitivamente, esto huele a descomposición desde lejos.
Lo peor de todo es que parece que los funcionarios judiciales estaban al tanto de que ella era la abogada de esos matones del narcotráfico. ¡Cómo se puede andar tomando copas con la defensa de unos criminales? No sé, ¡parece que hay algo más detrás de todo esto!
Y no nos olvidemos del estilo de vida que llevaba McDonald, ¡una pura torta! Viajes a Europa y Asia, cirugías estéticas, casitas lujosas... Todo pagadito con el dinerito sucio del negocio ilícito. Eso sí que es vivir la buena vida a costa del sufrimiento de otros, ¿verdad?
Pero la cosa se pone aún más fea. Según el informe del OIJ, McDonald y su hija Estefanía eran las encargadas de meter ese dinero sucio en la economía nacional, usando salones de belleza y tiendas de ropa como fachadas. ¡Una verdadera red de negocios turbios para lavar el guancial! Parece mentira que hayan podido operar tan a lo grande sin que nadie se diera cuenta por mucho tiempo.
El caso es que ahora la han agarrado y le cayeron con todo. Este martes hicieron 62 allanamientos y arrestaron a 32 miembros del cártel. ¡Un golpe duro para esa banda de maleantes! Pero la hija, Estefanía, está campante, escapándose como cobarde. Hay que ponerle precio a la cabeza, ¡urgente!
En medio de todo este embrollo, salió a luz una conversación grabada donde alguien amenazaba a otro por haber sido echado del cartel. Decía que si le pasaba algo, era culpa de “Shock, el de Limón”. ¡Qué sal! Demuestra que incluso adentro de esa organización, se traicionan y se echan culpas. Una vaina más que avala que esta maraña es bien profunda y complicada de desenredar.
Esta vaina me deja pensando, ¿cómo podemos evitar que estas situaciones se repitan? ¿Será posible limpiar los tribunales de Costa Rica de influencias corruptas o estamos condenados a ver cómo el crimen organizado sigue campante? Me pregunto, ¿creen ustedes que los jueces deberían tener prohibido frecuentar lugares donde puedan encontrarse con abogados que defienden acusados de delitos graves?
Según el expediente del Caso Traición, que investiga to’ esos cosas turbias de drogas, asesinatos y lavado de billetes verdes, McDonald no solamente les daba cobertura legal a los cabecillas del cártel, sino que también compartía mesones y traguitos con gente del juzgado. ¡Imagínense el fiestón y la confianza! Definitivamente, esto huele a descomposición desde lejos.
Lo peor de todo es que parece que los funcionarios judiciales estaban al tanto de que ella era la abogada de esos matones del narcotráfico. ¡Cómo se puede andar tomando copas con la defensa de unos criminales? No sé, ¡parece que hay algo más detrás de todo esto!
Y no nos olvidemos del estilo de vida que llevaba McDonald, ¡una pura torta! Viajes a Europa y Asia, cirugías estéticas, casitas lujosas... Todo pagadito con el dinerito sucio del negocio ilícito. Eso sí que es vivir la buena vida a costa del sufrimiento de otros, ¿verdad?
Pero la cosa se pone aún más fea. Según el informe del OIJ, McDonald y su hija Estefanía eran las encargadas de meter ese dinero sucio en la economía nacional, usando salones de belleza y tiendas de ropa como fachadas. ¡Una verdadera red de negocios turbios para lavar el guancial! Parece mentira que hayan podido operar tan a lo grande sin que nadie se diera cuenta por mucho tiempo.
El caso es que ahora la han agarrado y le cayeron con todo. Este martes hicieron 62 allanamientos y arrestaron a 32 miembros del cártel. ¡Un golpe duro para esa banda de maleantes! Pero la hija, Estefanía, está campante, escapándose como cobarde. Hay que ponerle precio a la cabeza, ¡urgente!
En medio de todo este embrollo, salió a luz una conversación grabada donde alguien amenazaba a otro por haber sido echado del cartel. Decía que si le pasaba algo, era culpa de “Shock, el de Limón”. ¡Qué sal! Demuestra que incluso adentro de esa organización, se traicionan y se echan culpas. Una vaina más que avala que esta maraña es bien profunda y complicada de desenredar.
Esta vaina me deja pensando, ¿cómo podemos evitar que estas situaciones se repitan? ¿Será posible limpiar los tribunales de Costa Rica de influencias corruptas o estamos condenados a ver cómo el crimen organizado sigue campante? Me pregunto, ¿creen ustedes que los jueces deberían tener prohibido frecuentar lugares donde puedan encontrarse con abogados que defienden acusados de delitos graves?
