¡Ay, Dios mío! ¿Se imaginan la bronca? Resulta que dos señoras que trabajan en el Inamu, parece ser, intentaron comprar voluntades para armar una denuncia picante contra el director del OIJ, Randall Zúñiga. Lo que empezó como un rumorcito se convirtió en un verdadero brete, y ahora todos estamos pendientes de qué va a pasar con este tinglado.
La cosa es así: una galán, que estudia Derecho y cursa sus estudios, fue abordada por dos abogadas del Inamu, de apellidos Blanco y Zúñiga – sí, ¡coincidencia tremenda! – quienes le ofrecieron una suma de plata considerable, ¡y hasta pagarle los estudios!, a cambio de firmar una denuncia ya preparada contra Don Randall. Dicen que la estaban tentando con el IMAS para cambiarle la vida, sacarla del hoyo. Una jugadita muy baja, vamos.
Pero eso no es todo, ¡aguántense! La denunciante asegura que, luego de rechazar la oferta, la denuncia salió a la luz en un medio televisivo, ¡antes siquiera de haber sido presentada en la Fiscalía! Imaginen la vergüenza, el estrés que debió sentir esta chica. Se sintió expuesta, presionada para hacer algo que no quería, y encima, ¡tenía que verla publicada en la tele!
La denuncia, que ya está circulando por ahí, reza textualmente: "...no voy a interponer denuncia en contra de Randall Zúñiga...". Claro, porque no estaba planeando hacerlo. Lo que sí contó es que las señoras del Inamu le presentaron una denuncia redactada, donde acusaban a Don Randall de cosas bastante graves. Un cuento bien urdido, pa' decir lo menos. ¡Qué sal!”, exclamó la pobre.
Y como si fuera poco, la denunciante afirma que un oficial de Fuerza Pública, identificado como Érick Calderón, le dio su dirección a las abogadas, ¡lo que la tiene aterrada! Dice tener miedo de represalias, de la presión constante para que firme esa denuncia falsa. Realmente, ¡qué torta! Esta muchacha está pasando por un momento muy complicado, y la situación está escalando rápidamente.
Federico Campos, abogado del director del OIJ, no tardó en salir al frente defendiendo a su cliente. Dijo que hay denuncias falsas, motivadas por otros intereses, y que confía en que la investigación será objetiva y no estará influenciada por factores externos. “No vamos a descartar denuncias, lo estamos conversando, precisamente porque no se puede utilizar el sistema de justicia para este tipo de situaciones”, declaró Campos con toda la calma del mundo.
Ahora, la Fiscalía Adjunta de Turrialba ha abierto una investigación para determinar quiénes están detrás de este intento de manipulación. Las funcionarias del Inamu podrían enfrentar cargos serios si se demuestra que efectivamente ofrecieron sobornos y buscaron falsear una denuncia. El caso está dando que hablar, y promete seguir generando controversia en los próximos días. Este churro tiene tela, mándale fe!
Con todo este lío, la pregunta que queda es: ¿Podemos confiar en las instituciones públicas cuando vemos casos como este? ¿Cómo podemos asegurarnos de que la justicia se hace de manera imparcial y sin influencias externas, especialmente cuando involucra figuras de alto perfil como el director del OIJ? ¿Creen que esta investigación llegará hasta el final, o quedará como otra vara pendiente?
La cosa es así: una galán, que estudia Derecho y cursa sus estudios, fue abordada por dos abogadas del Inamu, de apellidos Blanco y Zúñiga – sí, ¡coincidencia tremenda! – quienes le ofrecieron una suma de plata considerable, ¡y hasta pagarle los estudios!, a cambio de firmar una denuncia ya preparada contra Don Randall. Dicen que la estaban tentando con el IMAS para cambiarle la vida, sacarla del hoyo. Una jugadita muy baja, vamos.
Pero eso no es todo, ¡aguántense! La denunciante asegura que, luego de rechazar la oferta, la denuncia salió a la luz en un medio televisivo, ¡antes siquiera de haber sido presentada en la Fiscalía! Imaginen la vergüenza, el estrés que debió sentir esta chica. Se sintió expuesta, presionada para hacer algo que no quería, y encima, ¡tenía que verla publicada en la tele!
La denuncia, que ya está circulando por ahí, reza textualmente: "...no voy a interponer denuncia en contra de Randall Zúñiga...". Claro, porque no estaba planeando hacerlo. Lo que sí contó es que las señoras del Inamu le presentaron una denuncia redactada, donde acusaban a Don Randall de cosas bastante graves. Un cuento bien urdido, pa' decir lo menos. ¡Qué sal!”, exclamó la pobre.
Y como si fuera poco, la denunciante afirma que un oficial de Fuerza Pública, identificado como Érick Calderón, le dio su dirección a las abogadas, ¡lo que la tiene aterrada! Dice tener miedo de represalias, de la presión constante para que firme esa denuncia falsa. Realmente, ¡qué torta! Esta muchacha está pasando por un momento muy complicado, y la situación está escalando rápidamente.
Federico Campos, abogado del director del OIJ, no tardó en salir al frente defendiendo a su cliente. Dijo que hay denuncias falsas, motivadas por otros intereses, y que confía en que la investigación será objetiva y no estará influenciada por factores externos. “No vamos a descartar denuncias, lo estamos conversando, precisamente porque no se puede utilizar el sistema de justicia para este tipo de situaciones”, declaró Campos con toda la calma del mundo.
Ahora, la Fiscalía Adjunta de Turrialba ha abierto una investigación para determinar quiénes están detrás de este intento de manipulación. Las funcionarias del Inamu podrían enfrentar cargos serios si se demuestra que efectivamente ofrecieron sobornos y buscaron falsear una denuncia. El caso está dando que hablar, y promete seguir generando controversia en los próximos días. Este churro tiene tela, mándale fe!
Con todo este lío, la pregunta que queda es: ¿Podemos confiar en las instituciones públicas cuando vemos casos como este? ¿Cómo podemos asegurarnos de que la justicia se hace de manera imparcial y sin influencias externas, especialmente cuando involucra figuras de alto perfil como el director del OIJ? ¿Creen que esta investigación llegará hasta el final, o quedará como otra vara pendiente?
