¡Ay, Dios mío, qué alivio! Después de tanto rodeo y bronca, la Contraloría le dio luz verde a esos ¢2.700 millones pa’ las licencias de cuidado. Ya saben, pa’ los pacientes terminales y los nenes gravecitos. Pero ni hablar, todo esto ‘a pesar de Don Roy’, como dice el diputado Acuña. Uno se pregunta si a veces este señor vive en otro planeta, porque la gente lo está pasando horriblemente.
La verdad, esta movida viene arrastrándose desde noviembre, cuando la Asamblea Legislativa aprobó el Tercer Presupuesto Extraordinario. Todo parecía encaminado, pero resulta que el Ejecutivo se echó para atrás, negándose a poner el tema en la agenda del parlamento. ¡Un despiste monumental! Se demoraron una semana entera en hacer eso, dejando a muchísimas familias colgadas. Parece que las leyes no importan mucho cuando hay que pagar cosas así, ¿verdad?
Y es que, según cuentan, la situación era crítica. Desde agosto, muchas familias no habían recibido ningún tipo de apoyo económico para poder cuidar a sus seres queridos enfermos. Imagínense la angustia, tener que elegir entre comprar comida y pagar un cuidador. ¡Una verdadera torta! Las mamás, especialmente, andaban desesperadas, tratando de buscarle la vuelta pa' poder mantener a sus hijos y atender a sus parejas al mismo tiempo.
Pero la gota que derramó el vaso fueron unos recursos de amparo presentados a la Sala Constitucional. Las madres, hartas de esperar, demandaron al Estado exigiendo que se les cumpliera con el derecho a recibir ese subsidio. ¡Y ahí sí que la Sala le puso el dedo en el ojo! Reconoció que el pago de estas licencias es un derecho fundamental, y que el gobierno no podía seguir postergándolo.
Ahí fue cuando la Contraloría, viendo las cartas sobre la mesa –y con el respaldo de la Sala– decidió aprobar los recursos. ¡Menos mal! Aunque, claro, Acuña no se anda por las ramas y apunta directo a la responsabilidad de Don Roy. Dice que si el gobierno hubiera actuado más rápido, toda esta pesadilla se podría haber evitado. Tiene razón, aunque el daño ya está hecho, ¿no creen?
Ahora, la CCSS tendrá que ponerse las pilas y empezar a echar pa’lante con los pagos atrasados. Son miles las familias que esperan ansiosamente que les lleguen esos dineros. Esperemos que esta vez sí lo hagan rápido y eficiente, porque la paciencia de la gente ya está muy poca. Ya nos habíamos acostumbrado a trámites lentos, pero esto ya es de otro mundo, pues… Hay que decir que en ocasiones la burocracia en este país es más lenta que una tortuga caminando cuesta arriba.
Este caso pone de manifiesto varias cosas. Primero, la importancia de defender los derechos fundamentales de las personas, especialmente cuando se trata de situaciones tan delicadas como esta. Segundo, la necesidad de que el gobierno actúe con celeridad y responsabilidad, tomando decisiones que beneficien a la población y no generen más sufrimiento. Y tercero, la fortaleza y la resiliencia de las familias costarricenses, que a pesar de todas las adversidades siempre encuentran la manera de salir adelante. Porque así somos nosotros, diay, luchadores natos.
En fin, parece que finalmente hubo un final feliz a esta historia, aunque con mucho drama y tensión. Pero ahora, me pregunto: ¿Creen que este episodio servirá de lección para que el gobierno escuche más a la gente y agilice los trámites administrativos, o seguiremos viendo las mismas películas una y otra vez?
La verdad, esta movida viene arrastrándose desde noviembre, cuando la Asamblea Legislativa aprobó el Tercer Presupuesto Extraordinario. Todo parecía encaminado, pero resulta que el Ejecutivo se echó para atrás, negándose a poner el tema en la agenda del parlamento. ¡Un despiste monumental! Se demoraron una semana entera en hacer eso, dejando a muchísimas familias colgadas. Parece que las leyes no importan mucho cuando hay que pagar cosas así, ¿verdad?
Y es que, según cuentan, la situación era crítica. Desde agosto, muchas familias no habían recibido ningún tipo de apoyo económico para poder cuidar a sus seres queridos enfermos. Imagínense la angustia, tener que elegir entre comprar comida y pagar un cuidador. ¡Una verdadera torta! Las mamás, especialmente, andaban desesperadas, tratando de buscarle la vuelta pa' poder mantener a sus hijos y atender a sus parejas al mismo tiempo.
Pero la gota que derramó el vaso fueron unos recursos de amparo presentados a la Sala Constitucional. Las madres, hartas de esperar, demandaron al Estado exigiendo que se les cumpliera con el derecho a recibir ese subsidio. ¡Y ahí sí que la Sala le puso el dedo en el ojo! Reconoció que el pago de estas licencias es un derecho fundamental, y que el gobierno no podía seguir postergándolo.
Ahí fue cuando la Contraloría, viendo las cartas sobre la mesa –y con el respaldo de la Sala– decidió aprobar los recursos. ¡Menos mal! Aunque, claro, Acuña no se anda por las ramas y apunta directo a la responsabilidad de Don Roy. Dice que si el gobierno hubiera actuado más rápido, toda esta pesadilla se podría haber evitado. Tiene razón, aunque el daño ya está hecho, ¿no creen?
Ahora, la CCSS tendrá que ponerse las pilas y empezar a echar pa’lante con los pagos atrasados. Son miles las familias que esperan ansiosamente que les lleguen esos dineros. Esperemos que esta vez sí lo hagan rápido y eficiente, porque la paciencia de la gente ya está muy poca. Ya nos habíamos acostumbrado a trámites lentos, pero esto ya es de otro mundo, pues… Hay que decir que en ocasiones la burocracia en este país es más lenta que una tortuga caminando cuesta arriba.
Este caso pone de manifiesto varias cosas. Primero, la importancia de defender los derechos fundamentales de las personas, especialmente cuando se trata de situaciones tan delicadas como esta. Segundo, la necesidad de que el gobierno actúe con celeridad y responsabilidad, tomando decisiones que beneficien a la población y no generen más sufrimiento. Y tercero, la fortaleza y la resiliencia de las familias costarricenses, que a pesar de todas las adversidades siempre encuentran la manera de salir adelante. Porque así somos nosotros, diay, luchadores natos.
En fin, parece que finalmente hubo un final feliz a esta historia, aunque con mucho drama y tensión. Pero ahora, me pregunto: ¿Creen que este episodio servirá de lección para que el gobierno escuche más a la gente y agilice los trámites administrativos, o seguiremos viendo las mismas películas una y otra vez?
