¡Ay, Dios mío! Resulta que el Gobierno de Rodrigo Chaves, justo en medio de este quilombo político, decidió meterle mano a la norma técnica del aborto terapéutico. Pero, ¡aguántense!, lo hizo sin siquiera pasarle factura al Colegio de Médicos y Cirujanos. ¿Se imaginan la bronca que se armó?
Esta normita, que existe desde 2019, es como el manual de instrucciones para este procedimiento. Le dice a los doctores cómo actuar, les da seguridad y, lo más importante, busca proteger la vida y la salud de la mujer. Antes era tranquila, como andar en bicicleta por la ciclovía, pero ahora parece que se metieron en un brete enorme.
Y pa' colmo, el mismísimo Presidente Chaves salió a justificarse diciendo que lo hicieron porque unos consejeros 'expertos' le dijeron que si no cambiaban la norma, la Corte Interamericana de Derechos Humanos podría mandarles a cambiar los valores de la sociedad y permitir el aborto a diestra y siniestra. ¡Uff, qué vara!
Pero, ¿dónde quedó la consulta al personal médico, esos que realmente saben cómo funciona la cosa en los hospitales? Parece que el Presidente prefirió escuchar a otros, dejando de lado a los profesionales que tienen el conocimiento práctico y la experiencia necesaria para manejar estos temas delicados. Esto huele a chamaco buscando llamar la atención, ¡qué pena!
Todo este rollo viene de una promesa que el Presidente le hizo a la Federación Alianza Evangélica Costarricense (FAEC), comprometiéndose a modificar la norma antes del 15 de octubre. Una vez más, resulta que la normativa se está usando como pelota en un partido político, y las mujeres, claro, quedan en medio del fuego cruzado. Ya hasta la Vicepresidenta, Mary Munive, tiene opiniones distintas... ¡un cuadro digno de novela venezolana!
Munive, que además es Ministra de Salud, se ha manifestado a favor de mantener la norma, argumentando que protege los derechos fundamentales de las mujeres embarazadas y que oficializa procedimientos que ya estaban contemplados en el Código Penal desde 1970. Además, defendió la necesidad de priorizar la vida de la madre en emergencias obstétricas, incluso por encima de la objeción de conciencia de los médicos. ¿Quién anda más cargado acá, el Presidente o la Vicepresidenta?
Ahora bien, recordemos que la norma actual define claramente los pasos a seguir, incluyendo el consentimiento informado de la paciente, la evaluación de un equipo de especialistas y el respeto por la objeción de conciencia de los profesionales de la salud. Todo eso, aparentemente, se ha ido al traste con esta última modificación. La verdad, la cosa está fea, muy fea. Y ni hablar de que todavía no hemos visto la nueva versión de la norma, que Casa Presidencial se niega a compartir. Esto apesta a encubrimiento, ¡quina!
Con tanta polémica y cambios inesperados, me pregunto: ¿No será momento de que la población costarricense exija mayor transparencia y participación ciudadana en decisiones tan trascendentales como estas? ¿O seguimos siendo espectadores pasivos mientras nuestros gobernantes juegan con la salud y los derechos de las mujeres? Déjenme sus comentarios, quiero saber qué piensan ustedes sobre este despesche.
Esta normita, que existe desde 2019, es como el manual de instrucciones para este procedimiento. Le dice a los doctores cómo actuar, les da seguridad y, lo más importante, busca proteger la vida y la salud de la mujer. Antes era tranquila, como andar en bicicleta por la ciclovía, pero ahora parece que se metieron en un brete enorme.
Y pa' colmo, el mismísimo Presidente Chaves salió a justificarse diciendo que lo hicieron porque unos consejeros 'expertos' le dijeron que si no cambiaban la norma, la Corte Interamericana de Derechos Humanos podría mandarles a cambiar los valores de la sociedad y permitir el aborto a diestra y siniestra. ¡Uff, qué vara!
Pero, ¿dónde quedó la consulta al personal médico, esos que realmente saben cómo funciona la cosa en los hospitales? Parece que el Presidente prefirió escuchar a otros, dejando de lado a los profesionales que tienen el conocimiento práctico y la experiencia necesaria para manejar estos temas delicados. Esto huele a chamaco buscando llamar la atención, ¡qué pena!
Todo este rollo viene de una promesa que el Presidente le hizo a la Federación Alianza Evangélica Costarricense (FAEC), comprometiéndose a modificar la norma antes del 15 de octubre. Una vez más, resulta que la normativa se está usando como pelota en un partido político, y las mujeres, claro, quedan en medio del fuego cruzado. Ya hasta la Vicepresidenta, Mary Munive, tiene opiniones distintas... ¡un cuadro digno de novela venezolana!
Munive, que además es Ministra de Salud, se ha manifestado a favor de mantener la norma, argumentando que protege los derechos fundamentales de las mujeres embarazadas y que oficializa procedimientos que ya estaban contemplados en el Código Penal desde 1970. Además, defendió la necesidad de priorizar la vida de la madre en emergencias obstétricas, incluso por encima de la objeción de conciencia de los médicos. ¿Quién anda más cargado acá, el Presidente o la Vicepresidenta?
Ahora bien, recordemos que la norma actual define claramente los pasos a seguir, incluyendo el consentimiento informado de la paciente, la evaluación de un equipo de especialistas y el respeto por la objeción de conciencia de los profesionales de la salud. Todo eso, aparentemente, se ha ido al traste con esta última modificación. La verdad, la cosa está fea, muy fea. Y ni hablar de que todavía no hemos visto la nueva versión de la norma, que Casa Presidencial se niega a compartir. Esto apesta a encubrimiento, ¡quina!
Con tanta polémica y cambios inesperados, me pregunto: ¿No será momento de que la población costarricense exija mayor transparencia y participación ciudadana en decisiones tan trascendentales como estas? ¿O seguimos siendo espectadores pasivos mientras nuestros gobernantes juegan con la salud y los derechos de las mujeres? Déjenme sus comentarios, quiero saber qué piensan ustedes sobre este despesche.
