¡Ay, Dios mío, qué torta! Resulta que la candidata a diputada por el Pueblo Soberano, Laura Fernández, quiso hacer una 'Misa Campaña Electoral' en la Basílica de Los Ángeles, pero le tocaron el claxon, mi clave. Un mensaje de WhatsApp filtrado, cortesía de Mayuli Ortega Guzmán, la jefa del PPSO, lo destapó todo: una invitación formal a los delegados para asistir a este supuesto evento religioso-político. Parecía un churro, pero resultó ser un brete mayor.
Al parecer, la idea era arrancar la campaña con fervor, aprovechando el prestigio y la devoción que le tiene la gente a la Basílica. Pero resulta que la iglesia no anda precisamente para juegos políticos. La Parroquia, rápido, puso pañitos de agua caliente al asunto, recordando a gritos que en esos lugares sagrados no hay cabida para arengas electorales ni para pedir votos disfrazados de oraciones.
El mensaje original de Ortega Guzmán, que salió a la luz gracias a un pantallazo que circuló como reguero de pólvora, decía textualmente: "Muy buenos días mis queridos delegados (…) el 1ero arrancamos campaña y nuestra candidata nos invita a todos a la Misa Campaña Electoral el miércoles 1 octubre, 6 pm. Basílica de Los Ángeles. Por favor no faltar...". ¡Qué ganas de meterse en líos!, pensé yo. Y vaya si se metieron. Después de la bronca, tuvieron que borrar el mensaje de todas partes, hasta de las redes sociales de los mandamases del partido.
Las autoridades de la Basílica respondieron contundentemente, citando directamente el artículo 136 del Código Electoral, que prohíbe cualquier forma de propaganda política que se aproveche de la fe religiosa. De plano dijeron que no iban a permitir que nadie use sus espacios para buscar votos. Dijeron, y cito textualmente: “No habrá ningún tipo de preferencia por ningún candidato...”. ¡Menos mal que alguien piensa en estas cosas!
Pero la cosa no quedó ahí. Investigando un poquito, descubrí que Laura Fernández, la ex-candidata a vicepresidenta con Mario Redondo, tiene un historial interesante. Resulta que fue parte de la Alianza Democrática Cristiana, un grupete de corte protestante. Uno se queda pensando, ¿qué onda con estos cambios de bando? Parece que la política es como el juego de la gallina ciega, cambias de lugar cada vez que suena la música.
Y hablando de reacciones, varios grupos católicos de Cartago expresaron su rechazo ante esta jugada. No les cayó nada bien que intentaran utilizar la Basílica para fines electorales. Dijeron que parecía falta de respeto hacia la institución y hacia los fieles. Imagínate, querer aprovecharse de la fe de la gente para conseguir unos cuantos votos... ¡Qué sal!
Ahora, algunos analistas políticos dicen que este percance podría afectar negativamente la imagen de Laura Fernández y del Pueblo Soberano. Dicen que han cometido un grave error al intentar mezclar la política con la religión. Otros piensan que es solo un pequeño tropiezo en medio de la campaña. Lo cierto es que este caso ha puesto de relieve la importancia de respetar los límites entre lo sacro y lo profano. Y además, demuestra que la Basílica no se deja amedrentar fácilmente.
En fin, toda esta vaina me hace preguntarme: ¿Hasta dónde puede llegar un partido político para conseguir votos? ¿Es ético utilizar la fe religiosa como herramienta de campaña? ¡Me encantaría escuchar sus opiniones al respecto en el foro! Díganme, ¿creen que el Pueblo Soberano va a poder recuperarse de este despiste o ya le llegó la hora de apretarle el acelerador a la reflexión?
Al parecer, la idea era arrancar la campaña con fervor, aprovechando el prestigio y la devoción que le tiene la gente a la Basílica. Pero resulta que la iglesia no anda precisamente para juegos políticos. La Parroquia, rápido, puso pañitos de agua caliente al asunto, recordando a gritos que en esos lugares sagrados no hay cabida para arengas electorales ni para pedir votos disfrazados de oraciones.
El mensaje original de Ortega Guzmán, que salió a la luz gracias a un pantallazo que circuló como reguero de pólvora, decía textualmente: "Muy buenos días mis queridos delegados (…) el 1ero arrancamos campaña y nuestra candidata nos invita a todos a la Misa Campaña Electoral el miércoles 1 octubre, 6 pm. Basílica de Los Ángeles. Por favor no faltar...". ¡Qué ganas de meterse en líos!, pensé yo. Y vaya si se metieron. Después de la bronca, tuvieron que borrar el mensaje de todas partes, hasta de las redes sociales de los mandamases del partido.
Las autoridades de la Basílica respondieron contundentemente, citando directamente el artículo 136 del Código Electoral, que prohíbe cualquier forma de propaganda política que se aproveche de la fe religiosa. De plano dijeron que no iban a permitir que nadie use sus espacios para buscar votos. Dijeron, y cito textualmente: “No habrá ningún tipo de preferencia por ningún candidato...”. ¡Menos mal que alguien piensa en estas cosas!
Pero la cosa no quedó ahí. Investigando un poquito, descubrí que Laura Fernández, la ex-candidata a vicepresidenta con Mario Redondo, tiene un historial interesante. Resulta que fue parte de la Alianza Democrática Cristiana, un grupete de corte protestante. Uno se queda pensando, ¿qué onda con estos cambios de bando? Parece que la política es como el juego de la gallina ciega, cambias de lugar cada vez que suena la música.
Y hablando de reacciones, varios grupos católicos de Cartago expresaron su rechazo ante esta jugada. No les cayó nada bien que intentaran utilizar la Basílica para fines electorales. Dijeron que parecía falta de respeto hacia la institución y hacia los fieles. Imagínate, querer aprovecharse de la fe de la gente para conseguir unos cuantos votos... ¡Qué sal!
Ahora, algunos analistas políticos dicen que este percance podría afectar negativamente la imagen de Laura Fernández y del Pueblo Soberano. Dicen que han cometido un grave error al intentar mezclar la política con la religión. Otros piensan que es solo un pequeño tropiezo en medio de la campaña. Lo cierto es que este caso ha puesto de relieve la importancia de respetar los límites entre lo sacro y lo profano. Y además, demuestra que la Basílica no se deja amedrentar fácilmente.
En fin, toda esta vaina me hace preguntarme: ¿Hasta dónde puede llegar un partido político para conseguir votos? ¿Es ético utilizar la fe religiosa como herramienta de campaña? ¡Me encantaría escuchar sus opiniones al respecto en el foro! Díganme, ¿creen que el Pueblo Soberano va a poder recuperarse de este despiste o ya le llegó la hora de apretarle el acelerador a la reflexión?
