¡Ay, Dios mío! Parece mentira, pero todavía hay gente que se cree graciosa gastándole bromas al servicio de emergencias 9-1-1. Y esto, queridos lectores, no es un chiste, sino un problema serio que está afectando nuestros recursos y poniendo en riesgo vidas.
El Cuerpo de Bomberos, hartos de tanta pillería, lanzó un llamado urgente a la ciudadanía para que eviten hacer llamadas falsas, especialmente con motivo del Día de los Santos Inocentes. Porque sí, ahí va la vaina, algunos piensan que llamar para inventar tragedias es causa para reírse, ¡pero qué torta!
Y no estamos hablando de unas pocas llamadas, ¡qué carga! La Cruz Roja Costarricense, solo entre el primero de enero y el primero de noviembre de este año, atendió ¡más de 2,600 llamadas falsas! Imagínense el tiempo perdido, los esfuerzos inútiles… y el dinero que sale volando por la ventana. Una barbaridad, diay.
Hablando de billetes, esos chistes de mal gusto le costaron a la Benemérita unos ¢120 millones. ¡Doce sitios millones!, mi pana. Eso es plata que podría haberse usado en ambulancias nuevas, capacitación para paramédicos, o incluso comprarle chinches a los voluntarios. Pero no, mejor la vamos a tirar así, haciendo cosas innecesarias.
Recuerdo clarito el caso de Puriscal, ¿se acuerdan? Un mae llamando para decir que un nene se había caído a un pozo. Equipos de rescate completos movilizados, excavando hasta quedar pelao, y al final resultó que era pura invención. Dos horas perdidas, señores, dos horas que podrían haber salvado a alguien de verdad.
Luis Rodríguez, vocero de la Cruz Roja, nos puso las cosas claras: mientras los equipos estaban buscando un nene inexistente en Puriscal, seguramente hubo gente esperando una ambulancia con urgencia, o quizás alguien necesitaba asistencia médica inmediata y tuvo que esperar más tiempo por culpa de esta irresponsabilidad. ¡Qué sal!
Más allá del daño económico, hay una cuestión moral que me preocupa. ¿Cómo es posible que haya gente tan insensible, capaz de poner en peligro la vida de otros solo por sacar unas risitas baratas? Es que no les da pena, ni vergüenza. Se creen listos, pero en realidad son unos pura índole, unos mae sin conciencia.
En fin, la cosa está clara: las bromas al 9-1-1 no son graciosas, son peligrosas y cuestan caro. Así que, porfa, piénsenlo dos veces antes de marcar ese número, porque detrás de la línea hay personas reales trabajando duro para ayudar a quienes lo necesitan. Ahora dime, ¿crees que deberíamos implementar sanciones más duras para quienes hagan llamadas falsas al 9-1-1, o debería enfocarnos en campañas de concientización más intensivas?
El Cuerpo de Bomberos, hartos de tanta pillería, lanzó un llamado urgente a la ciudadanía para que eviten hacer llamadas falsas, especialmente con motivo del Día de los Santos Inocentes. Porque sí, ahí va la vaina, algunos piensan que llamar para inventar tragedias es causa para reírse, ¡pero qué torta!
Y no estamos hablando de unas pocas llamadas, ¡qué carga! La Cruz Roja Costarricense, solo entre el primero de enero y el primero de noviembre de este año, atendió ¡más de 2,600 llamadas falsas! Imagínense el tiempo perdido, los esfuerzos inútiles… y el dinero que sale volando por la ventana. Una barbaridad, diay.
Hablando de billetes, esos chistes de mal gusto le costaron a la Benemérita unos ¢120 millones. ¡Doce sitios millones!, mi pana. Eso es plata que podría haberse usado en ambulancias nuevas, capacitación para paramédicos, o incluso comprarle chinches a los voluntarios. Pero no, mejor la vamos a tirar así, haciendo cosas innecesarias.
Recuerdo clarito el caso de Puriscal, ¿se acuerdan? Un mae llamando para decir que un nene se había caído a un pozo. Equipos de rescate completos movilizados, excavando hasta quedar pelao, y al final resultó que era pura invención. Dos horas perdidas, señores, dos horas que podrían haber salvado a alguien de verdad.
Luis Rodríguez, vocero de la Cruz Roja, nos puso las cosas claras: mientras los equipos estaban buscando un nene inexistente en Puriscal, seguramente hubo gente esperando una ambulancia con urgencia, o quizás alguien necesitaba asistencia médica inmediata y tuvo que esperar más tiempo por culpa de esta irresponsabilidad. ¡Qué sal!
Más allá del daño económico, hay una cuestión moral que me preocupa. ¿Cómo es posible que haya gente tan insensible, capaz de poner en peligro la vida de otros solo por sacar unas risitas baratas? Es que no les da pena, ni vergüenza. Se creen listos, pero en realidad son unos pura índole, unos mae sin conciencia.
En fin, la cosa está clara: las bromas al 9-1-1 no son graciosas, son peligrosas y cuestan caro. Así que, porfa, piénsenlo dos veces antes de marcar ese número, porque detrás de la línea hay personas reales trabajando duro para ayudar a quienes lo necesitan. Ahora dime, ¿crees que deberíamos implementar sanciones más duras para quienes hagan llamadas falsas al 9-1-1, o debería enfocarnos en campañas de concientización más intensivas?
