Ay, Dios mío, qué torta la que nos tocó vivir anoche. Una avalancha de tierra y piedras cayó encima de la ruta 34, justo en el tramo que conecta Jacó con Playa Hermosa, dejando a un montón de gente varada y con el viaje arruinado. Imagínate la bronca, sobre todo para los turistas que querían disfrutar del finde en la playa.
Según nos cuentan los del cuerpo de bomberos, todo empezó luego de unas lluvias torrenciales que azotaron el Pacífico estas últimas semanas, impulsadas indirectamente por el huracán Melissa. Ese aguacero persistente debilizó el terreno, y bum, se vino abajo toda esa masa de tierra. Afortunadamente, al parecer nadie resultó herido, pero el susto fue de pelos.
La Municipalidad de Garabito salió con un comunicado rápido en sus redes sociales, avisándole a la gente que la ruta estaba con paso regulado mientras quitan el material caído. Les piden a todos que eviten la zona si no tienen algo súper urgente que hacer, porque dicen que la congestión ya está que da gusto. ¡Qué carga tener que buscarle la vuelta ahora!
Y hablando de buscarle la vuelta, los carros están atascados hasta donde alcanza la vista. Las fotos y videos que circulan por WhatsApp y Facebook muestran un panorama bien feo: pura cola de carro y maquinaria pesada tratando de mover las rocas y el lodo. Parece que esto va a llevar varios días, brete considerable, diría yo.
Algunos lugareños comentan que hace años no veían un derrumbe tan grande por ahí. Dicen que la construcción cerca del río podría haber tenido algo que ver, debilitando aún más el suelo. Pero eso ya será tema para otra vara, porque ahora toca enfocarse en sacar el tráfico adelante y mantener a la gente informada.
Lo que sí preocupa es cómo esto afecta el turismo en la zona. Jacó y Playa Hermosa dependen mucho de los visitantes, y tener la carretera cerrada o con restricciones pone en peligro la economía de muchos negocios locales. Esperemos que las autoridades agilicen los trabajos y puedan solucionar este problema lo antes posible. Nadie quiere que la temporada alta se vaya al traste por culpa de un derrumbe.
Ahora, los técnicos están evaluando el riesgo de nuevos deslizamientos en la zona. Hay que ser precavidos, diay, porque no queremos que la situación empeore. Están pensando en instalar barreras de protección y mejorar el drenaje, pero eso lleva tiempo y requiere inversión. Mientras tanto, toca esperar y poner mucha paciencia.
Este derrumbe nos deja varias preguntas en el aire: ¿Estamos preparados para enfrentar los efectos del cambio climático en nuestra costa? ¿Se están tomando todas las medidas necesarias para prevenir estos accidentes? ¿Deberíamos exigir mayores controles a las obras civiles en zonas de alto riesgo? Por cierto, ¿ustedes creen que debería haber más inversión en mantenimiento preventivo de nuestras carreteras, o prefieren arreglar las cosas cuando ya se van al traste?
Según nos cuentan los del cuerpo de bomberos, todo empezó luego de unas lluvias torrenciales que azotaron el Pacífico estas últimas semanas, impulsadas indirectamente por el huracán Melissa. Ese aguacero persistente debilizó el terreno, y bum, se vino abajo toda esa masa de tierra. Afortunadamente, al parecer nadie resultó herido, pero el susto fue de pelos.
La Municipalidad de Garabito salió con un comunicado rápido en sus redes sociales, avisándole a la gente que la ruta estaba con paso regulado mientras quitan el material caído. Les piden a todos que eviten la zona si no tienen algo súper urgente que hacer, porque dicen que la congestión ya está que da gusto. ¡Qué carga tener que buscarle la vuelta ahora!
Y hablando de buscarle la vuelta, los carros están atascados hasta donde alcanza la vista. Las fotos y videos que circulan por WhatsApp y Facebook muestran un panorama bien feo: pura cola de carro y maquinaria pesada tratando de mover las rocas y el lodo. Parece que esto va a llevar varios días, brete considerable, diría yo.
Algunos lugareños comentan que hace años no veían un derrumbe tan grande por ahí. Dicen que la construcción cerca del río podría haber tenido algo que ver, debilitando aún más el suelo. Pero eso ya será tema para otra vara, porque ahora toca enfocarse en sacar el tráfico adelante y mantener a la gente informada.
Lo que sí preocupa es cómo esto afecta el turismo en la zona. Jacó y Playa Hermosa dependen mucho de los visitantes, y tener la carretera cerrada o con restricciones pone en peligro la economía de muchos negocios locales. Esperemos que las autoridades agilicen los trabajos y puedan solucionar este problema lo antes posible. Nadie quiere que la temporada alta se vaya al traste por culpa de un derrumbe.
Ahora, los técnicos están evaluando el riesgo de nuevos deslizamientos en la zona. Hay que ser precavidos, diay, porque no queremos que la situación empeore. Están pensando en instalar barreras de protección y mejorar el drenaje, pero eso lleva tiempo y requiere inversión. Mientras tanto, toca esperar y poner mucha paciencia.
Este derrumbe nos deja varias preguntas en el aire: ¿Estamos preparados para enfrentar los efectos del cambio climático en nuestra costa? ¿Se están tomando todas las medidas necesarias para prevenir estos accidentes? ¿Deberíamos exigir mayores controles a las obras civiles en zonas de alto riesgo? Por cierto, ¿ustedes creen que debería haber más inversión en mantenimiento preventivo de nuestras carreteras, o prefieren arreglar las cosas cuando ya se van al traste?
