¡Ay, Dios mío! Resulta que nuestros diputados, esos que nos representan, están tardando como mil años en aprender cómo funciona la Asamblea Legislativa. Sí, has leído bien, entre 12 y 18 meses, ¡casi dos años! Imagínate, ahí estamos nosotros pagándolos, esperando que hagan cositas útiles y ellos todavía tratando de entender dónde enchufar el cable.
Juan Guillermo Murillo, el jefe de la Incubadora de Liderazgos +CR, soltó la bomba hace unos días explicando que esto es una verdadera torta. Dice que hay una curva de aprendizaje empinadísima, y mientras ellos están aprendiendo, la ciudadanía ya anda pidiendo mil maravillas. Es como ir a un restaurante y que te digan 'espérese un ratito que estoy viendo el menú'.
Y no es que los partidos políticos estén haciendo mucho por ayudar, ¿eh? Parece que abren las puertas a cualquier candidato que les caiga bien, pero nadie les da una formación decente. Es como echarle agua a una planta seca, esperas que crezca, pero no le das ni tierra ni abono. ¡Qué sal!
Imagínate, el mae nuevo llega al Congreso y se enfrenta a un brete de cosas: reglas confusas, tiene que lidiar con otros diputados, algunos más agarrados que el clavel al botón, y encima controlar que no se les vaya el avión con el presupuesto. Un chunche tras otro, dicen. Es pura improvisación, básicamente.
Murillo también puso el dedo en la llaga de los municipios. Ahí la cosa pinta igual de fea. Un alcalde debería saber de presupuestos, de cómo organizar el cantón, de seguridad… ¡de todo! Pero muchos llegan al puesto sin tener ni idea. Es como ponerle un motor V8 a un carrito de golf, no va a funcionar.
Pero no todo está perdido, según el experto. Hay esperanza de que la gente esté empezando a darse cuenta de que necesitamos líderes diferentes, que sean auténticos, que digan la verdad aunque duela. Ya nadie quiere promesas vacías, queremos ver resultados, mae. Queremos que se jalen las mangas y trabajen por nosotros, ¿me entiendes?
Ahora, además, la gente quiere transparencia, que sepan dónde va el dinero, que rindan cuentas. No queremos más mañas ni corrupción, ¡basta ya! Y sobre todo, necesitamos líderes que dialoguen, que lleguen a acuerdos en vez de andar peleándose por tonterías. Que se pongan las pilas, porque la paciencia de nosotros, los ciudadanos, se agota rapidito.
Entonces, dime tú, ¿crees que realmente los partidos políticos están comprometidos a formar a sus candidatos para que puedan hacer un buen trabajo en la Asamblea Legislativa o estamos condenados a seguir viendo cómo nuestros representantes se jalaron una torta y dejan todo al azar? ¡Déjame tu opinión en los comentarios!
Juan Guillermo Murillo, el jefe de la Incubadora de Liderazgos +CR, soltó la bomba hace unos días explicando que esto es una verdadera torta. Dice que hay una curva de aprendizaje empinadísima, y mientras ellos están aprendiendo, la ciudadanía ya anda pidiendo mil maravillas. Es como ir a un restaurante y que te digan 'espérese un ratito que estoy viendo el menú'.
Y no es que los partidos políticos estén haciendo mucho por ayudar, ¿eh? Parece que abren las puertas a cualquier candidato que les caiga bien, pero nadie les da una formación decente. Es como echarle agua a una planta seca, esperas que crezca, pero no le das ni tierra ni abono. ¡Qué sal!
Imagínate, el mae nuevo llega al Congreso y se enfrenta a un brete de cosas: reglas confusas, tiene que lidiar con otros diputados, algunos más agarrados que el clavel al botón, y encima controlar que no se les vaya el avión con el presupuesto. Un chunche tras otro, dicen. Es pura improvisación, básicamente.
Murillo también puso el dedo en la llaga de los municipios. Ahí la cosa pinta igual de fea. Un alcalde debería saber de presupuestos, de cómo organizar el cantón, de seguridad… ¡de todo! Pero muchos llegan al puesto sin tener ni idea. Es como ponerle un motor V8 a un carrito de golf, no va a funcionar.
Pero no todo está perdido, según el experto. Hay esperanza de que la gente esté empezando a darse cuenta de que necesitamos líderes diferentes, que sean auténticos, que digan la verdad aunque duela. Ya nadie quiere promesas vacías, queremos ver resultados, mae. Queremos que se jalen las mangas y trabajen por nosotros, ¿me entiendes?
Ahora, además, la gente quiere transparencia, que sepan dónde va el dinero, que rindan cuentas. No queremos más mañas ni corrupción, ¡basta ya! Y sobre todo, necesitamos líderes que dialoguen, que lleguen a acuerdos en vez de andar peleándose por tonterías. Que se pongan las pilas, porque la paciencia de nosotros, los ciudadanos, se agota rapidito.
Entonces, dime tú, ¿crees que realmente los partidos políticos están comprometidos a formar a sus candidatos para que puedan hacer un buen trabajo en la Asamblea Legislativa o estamos condenados a seguir viendo cómo nuestros representantes se jalaron una torta y dejan todo al azar? ¡Déjame tu opinión en los comentarios!