¡Qué torta! Aquí en Costa Rica, siempre hay alguien buscando cómo agarrarle con cariño al bolsillo a los demás, ¿verdad, mae? Esta vez, la Delegación Regional de Limón del OIJ pusole el freno a una banda de estafadores que andaban ofreciendo lotes inexistentes a precios irrisorios. Seis allanamientos entre Limón, Santa Eduviges y Pacuare dejaron cuatro detenidos, así que ahí lo tienen, otro golpe certero a la delincuencia organizada en nuestra tierra.
La vaina empezó a moverse a mitad de este año, cuando los judiciales empezaron a sospechar que había algo raro pasando. Al parecer, este grupito se dedicaba a identificar terrenos baldíos o sin construcción, les sacaban unas fotos bonitas y luego, ¡pum!, las ponían a la venta en redes sociales a través de perfiles falsos. ¡Una verdadera estrategia de despiste!
Lo más picante es que estos tipos anunciaban los lotes a precios ridículamente bajos, casi regalados, para atraer a cualquier persona que estuviera buscando invertir en terreno. Como ya saben, muchos ticos estamos buscando salir adelante y comprar un pedacito de tierra, y estos pillos aprovecharon esa necesidad para llenar sus bolsillos. ¡Qué poca vergüenza!
Una vez que alguien mordía el anzuelo y quería saber más, estos estafadores le hacían creer que el terreno pertenecía a otra persona y que debía esperar a que “ese” dueño firmara unos papeles frente a un notario. Le enviaban documentos falsos y le pedían dinero por concepto de anticipo, gastos notariales, impuestos… ¡una lista interminable! Después, simplemente desaparecían como humo, dejando a la víctima con las manos vacías y el corazón roto.
Los detenidos, con apellidos Aquiles (60), Cáceres (34), Brown (34) y Campbell (50), ahora enfrentan cargos por fraude registral. Según el OIJ, existen otros expedientes abiertos relacionados con este caso, así que no sería sorpresa que haya más capturas en los próximos días. Ahí lo tienen, la red se está cerrando poco a poco, gracias al trabajo incansable de nuestros oficiales.
Este caso nos recuerda la importancia de ser súper cuidadosos antes de invertir nuestro sudor ganado. En la era digital, cualquiera puede crear un perfil falso en redes sociales y hacerse pasar por quien no es. Es fundamental verificar la información, investigar a fondo y, si es posible, buscar asesoría legal antes de hacer cualquier movimiento importante. ¡No caigamos en esas trampas fáciles, maes!
Y claro, esto también plantea preguntas sobre la seguridad de nuestras oficinas de registro civil. ¿Cómo pudieron estos estafadores operar tan abiertamente y engañar a tanta gente? ¿Se necesita fortalecer los controles internos y mejorar los sistemas de verificación para evitar que estas situaciones se repitan? Este brete nos obliga a reflexionar y tomar medidas para proteger a nuestros ciudadanos.
En fin, una historia triste pero que nos enseña una valiosa lección: ¡ojo avizor! Antes de lanzarnos a comprar cualquier terrenito en internet, hagamos nuestra tarea y aseguremos que todo esté bien documentado. Ahora me pregunto, ¿ustedes han tenido alguna experiencia similar con estafadores en línea? ¿Qué medidas creen que deberíamos tomar como país para combatir este tipo de delitos?
La vaina empezó a moverse a mitad de este año, cuando los judiciales empezaron a sospechar que había algo raro pasando. Al parecer, este grupito se dedicaba a identificar terrenos baldíos o sin construcción, les sacaban unas fotos bonitas y luego, ¡pum!, las ponían a la venta en redes sociales a través de perfiles falsos. ¡Una verdadera estrategia de despiste!
Lo más picante es que estos tipos anunciaban los lotes a precios ridículamente bajos, casi regalados, para atraer a cualquier persona que estuviera buscando invertir en terreno. Como ya saben, muchos ticos estamos buscando salir adelante y comprar un pedacito de tierra, y estos pillos aprovecharon esa necesidad para llenar sus bolsillos. ¡Qué poca vergüenza!
Una vez que alguien mordía el anzuelo y quería saber más, estos estafadores le hacían creer que el terreno pertenecía a otra persona y que debía esperar a que “ese” dueño firmara unos papeles frente a un notario. Le enviaban documentos falsos y le pedían dinero por concepto de anticipo, gastos notariales, impuestos… ¡una lista interminable! Después, simplemente desaparecían como humo, dejando a la víctima con las manos vacías y el corazón roto.
Los detenidos, con apellidos Aquiles (60), Cáceres (34), Brown (34) y Campbell (50), ahora enfrentan cargos por fraude registral. Según el OIJ, existen otros expedientes abiertos relacionados con este caso, así que no sería sorpresa que haya más capturas en los próximos días. Ahí lo tienen, la red se está cerrando poco a poco, gracias al trabajo incansable de nuestros oficiales.
Este caso nos recuerda la importancia de ser súper cuidadosos antes de invertir nuestro sudor ganado. En la era digital, cualquiera puede crear un perfil falso en redes sociales y hacerse pasar por quien no es. Es fundamental verificar la información, investigar a fondo y, si es posible, buscar asesoría legal antes de hacer cualquier movimiento importante. ¡No caigamos en esas trampas fáciles, maes!
Y claro, esto también plantea preguntas sobre la seguridad de nuestras oficinas de registro civil. ¿Cómo pudieron estos estafadores operar tan abiertamente y engañar a tanta gente? ¿Se necesita fortalecer los controles internos y mejorar los sistemas de verificación para evitar que estas situaciones se repitan? Este brete nos obliga a reflexionar y tomar medidas para proteger a nuestros ciudadanos.
En fin, una historia triste pero que nos enseña una valiosa lección: ¡ojo avizor! Antes de lanzarnos a comprar cualquier terrenito en internet, hagamos nuestra tarea y aseguremos que todo esté bien documentado. Ahora me pregunto, ¿ustedes han tenido alguna experiencia similar con estafadores en línea? ¿Qué medidas creen que deberíamos tomar como país para combatir este tipo de delitos?
