¡Ay, Dios mío, qué cosa! Justo cuando pensábamos que habíamos dejado atrás los resfriados pesadezosos, aparece la influenza A(H3N2) listita para recordarnos que el clima cambiante es pura torta para nuestro sistema inmune. Parece que este año la ‘Súper Gripe’, como le han puesto algunos, sí que se quiere hacer notar, y las autoridades de Salud ya andan con lupa para ver cómo aguantamos el trago.
Como bien saben los más entendidos, la H3N2 no es ningún juego. No es como esos catarritos que te duran dos días y luego te olvidas. Esta va de frente, se planta y te da una camada de síntomas que te dejan tirao'. Lo peor es que a veces hasta los doctores se confunden porque empieza igualito que cualquier otra gripe común, así que hay que estar pendientes como gatos.
¿Y qué es lo que nos trae esta H3N2? Bueno, según los expertos, la clave está en que los síntomas llegan como rayo caído. Uno se siente bien, come su casado tranquilamente, y de pronto... ¡bam! Fiebre alta, dolores en todo el cuerpo que te hacen sentir como si te hubieran pasado por encima con un camión, tos que te revienta los pulmones y una flojera monumental que ni con diez cafés espantas. ¡Diay, qué cosa!
La fiebre, como les decía, puede subir hasta los 39 grados, y no es una fiebre pasajera, no señor. Se te pega como garrapata, y mientras más dura, peor. Sumado a eso, los músculos y articulaciones te duelen tanto que ni para moverte te alcanza. Y para colmo, sientes un malestar generalizado que te roba todas las ganas de hacer cualquier cosa. Hasta ir a comprar pan se convierte en un brete.
Otro síntoma bien característico es la tos, que no es una tos seca y suave, no. Es una tos productiva, pegajosa, que te saca pedazos de pecho y te deja sin aire. También puedes tener congestión nasal, estornudos incontrolables, dolor de cabeza punzante, falta de apetito y un cansancio extremo que ni descansando desaparece. Parece que te vacían la batería, mae.
Ahora, aquí viene lo importante: no nos vamos a automedicar, ¿okis? Que ya sé que en la farmacia hay de todo pa'l dolorcito, pero con esta H3N2 no se juega. Si te empiezas a sentir así, corre al centro de salud más cercano. Busca atención médica temprana, especialmente si eres adulto mayor, niño pequeño o tienes alguna enfermedad crónica. Es mejor prevenir que lamentar, ¡y mucho!
Por supuesto, la vacuna sigue siendo nuestra mejor arma secreta. Si todavía no te has vacunado, ¡corre a hacerlo! No pienses más, ve por ahí y ponte al día. Además, recuerda lavarte las manos seguido, cúbrete la boca y la nariz al toser o estornudar (¡usá papel, no tu mano!), y trata de evitar lugares llenos de gente si te sientes mal. Pequeñas precauciones que pueden marcar la diferencia, chunches.
En fin, parece que este invierno tendremos que estar más alertas que nunca. Esta H3N2 no anda jugando, y debemos tomarla en serio para protegernos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos. Pero bueno, ¿ustedes qué opinan? ¿Se han contagiado ya o creen que podemos zafarnos de esta vez? Déjenme sus experiencias y consejos en los comentarios, ¡para ayudarnos a todos a sobrevivir a esta despichada!
Como bien saben los más entendidos, la H3N2 no es ningún juego. No es como esos catarritos que te duran dos días y luego te olvidas. Esta va de frente, se planta y te da una camada de síntomas que te dejan tirao'. Lo peor es que a veces hasta los doctores se confunden porque empieza igualito que cualquier otra gripe común, así que hay que estar pendientes como gatos.
¿Y qué es lo que nos trae esta H3N2? Bueno, según los expertos, la clave está en que los síntomas llegan como rayo caído. Uno se siente bien, come su casado tranquilamente, y de pronto... ¡bam! Fiebre alta, dolores en todo el cuerpo que te hacen sentir como si te hubieran pasado por encima con un camión, tos que te revienta los pulmones y una flojera monumental que ni con diez cafés espantas. ¡Diay, qué cosa!
La fiebre, como les decía, puede subir hasta los 39 grados, y no es una fiebre pasajera, no señor. Se te pega como garrapata, y mientras más dura, peor. Sumado a eso, los músculos y articulaciones te duelen tanto que ni para moverte te alcanza. Y para colmo, sientes un malestar generalizado que te roba todas las ganas de hacer cualquier cosa. Hasta ir a comprar pan se convierte en un brete.
Otro síntoma bien característico es la tos, que no es una tos seca y suave, no. Es una tos productiva, pegajosa, que te saca pedazos de pecho y te deja sin aire. También puedes tener congestión nasal, estornudos incontrolables, dolor de cabeza punzante, falta de apetito y un cansancio extremo que ni descansando desaparece. Parece que te vacían la batería, mae.
Ahora, aquí viene lo importante: no nos vamos a automedicar, ¿okis? Que ya sé que en la farmacia hay de todo pa'l dolorcito, pero con esta H3N2 no se juega. Si te empiezas a sentir así, corre al centro de salud más cercano. Busca atención médica temprana, especialmente si eres adulto mayor, niño pequeño o tienes alguna enfermedad crónica. Es mejor prevenir que lamentar, ¡y mucho!
Por supuesto, la vacuna sigue siendo nuestra mejor arma secreta. Si todavía no te has vacunado, ¡corre a hacerlo! No pienses más, ve por ahí y ponte al día. Además, recuerda lavarte las manos seguido, cúbrete la boca y la nariz al toser o estornudar (¡usá papel, no tu mano!), y trata de evitar lugares llenos de gente si te sientes mal. Pequeñas precauciones que pueden marcar la diferencia, chunches.
En fin, parece que este invierno tendremos que estar más alertas que nunca. Esta H3N2 no anda jugando, y debemos tomarla en serio para protegernos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos. Pero bueno, ¿ustedes qué opinan? ¿Se han contagiado ya o creen que podemos zafarnos de esta vez? Déjenme sus experiencias y consejos en los comentarios, ¡para ayudarnos a todos a sobrevivir a esta despichada!
