¡Ay, Dios mío! Se nos vino encima el mundo futbolístico. La Selección Costarricense está a un tris de quedar afuera del Mundial de Norteamérica 2026, una situación que no vivimos desde Sudáfrica 2010. La tensión se siente en el aire, y la afición está mordiéndose las uñas esperando el resultado del partido entre Nicaragua y Haití, el cual definirá nuestro destino.
Como recordaríamos nuestros padres, aquella eliminación en 2010 dejó un sabor amargo en la boca de muchos. Ahora, parece que la historia quiere repetirse, y esto ha encendido todas las alarmas en el país. La responsabilidad es enorme, y la decepción palpable. Las redes sociales arden con comentarios, memes y críticas, demostrando que el fútbol sigue siendo una pasión que divide y une a los costarricenses.
En Tiempo Extra, el programa de radio de Grupo Extra, figuras emblemáticas del fútbol nacional se reunieron para analizar la situación. Hernán Medford, Harold Wallace y Michael Umaña, nombres que hicieron vibrar la piel roja, compartieron sus opiniones sobre el presente y futuro de la Sele. No se anduvieron con rodeos, y sus palabras fueron contundentes: si no clasificamos, será un fracaso mayúsculo.
Medford, sin pelos en la lengua, declaró que “sería el fracaso más grande desde el ’90 hasta acá”. Remarcó que, pese a no haber sido un camino sencillo, teníamos la obligación de clasificar gracias al sistema de la época. Agregó, además, que le gustaría ver más rostros nacionales en la federación, aunque considera que un técnico tico no marcaría una gran diferencia. “No veo que se esté jugando un buen fútbol, ni nada diferente que pueda haber aportado un tico dirigiendo,” sentenció.
Wallace y Umaña, por su parte, apuntaron directamente al proceso de renovación generacional. Aseguraron que se realizó de manera abrupta, cambiando constantemente la plantilla. Aunque reconocen la necesidad de incorporar sangre nueva, enfatizaron que debería hacerse de forma más gradual, mezclando la experiencia con el talento juvenil. Recordaron que durante la gestión de Alfaro, el cambio parecía estar encaminado, pero luego se torció el rumbo, obligándonos a apelar a jugadores veteranos.
Una reflexión interesante surgió al comparar la situación actual con eliminatorias pasadas. Michael Umaña recordó que en el 2006, con un panorama complicado, se logró la clasificación gracias al esfuerzo colectivo y la unión del país. “Hemos estado en situaciones apremiantes antes, y Costa Rica siempre ha sabido superar esos desafíos,” afirmó. Destacó la importancia de canalizar la presión adecuadamente, independientemente de quiénes sean los protagonistas.
Harold Wallace añadió que, a pesar de los cambios en el personal, espera que la selección actual logre transmitir la misma mentalidad ganadora que caracterizó a equipos anteriores. Subrayó que la clave reside en la capacidad de mantener la calma bajo presión y luchar hasta el final. Una vara difícil de alcanzar, considerando el nerviosismo que impera en este momento.
Ahora, la pelota está en el techo. Depende de Nicaragua y Haití sellar nuestra suerte. Más allá del resultado de ese encuentro, queda la interrogante: ¿Cómo podemos construir un proceso sólido y sostenible a largo plazo que garantice la participación constante de Costa Rica en los mundiales? ¿Creen que la llegada de nuevos técnicos extranjeros puede solucionar el problema o deberíamos apostar por talentos nacionales?
Como recordaríamos nuestros padres, aquella eliminación en 2010 dejó un sabor amargo en la boca de muchos. Ahora, parece que la historia quiere repetirse, y esto ha encendido todas las alarmas en el país. La responsabilidad es enorme, y la decepción palpable. Las redes sociales arden con comentarios, memes y críticas, demostrando que el fútbol sigue siendo una pasión que divide y une a los costarricenses.
En Tiempo Extra, el programa de radio de Grupo Extra, figuras emblemáticas del fútbol nacional se reunieron para analizar la situación. Hernán Medford, Harold Wallace y Michael Umaña, nombres que hicieron vibrar la piel roja, compartieron sus opiniones sobre el presente y futuro de la Sele. No se anduvieron con rodeos, y sus palabras fueron contundentes: si no clasificamos, será un fracaso mayúsculo.
Medford, sin pelos en la lengua, declaró que “sería el fracaso más grande desde el ’90 hasta acá”. Remarcó que, pese a no haber sido un camino sencillo, teníamos la obligación de clasificar gracias al sistema de la época. Agregó, además, que le gustaría ver más rostros nacionales en la federación, aunque considera que un técnico tico no marcaría una gran diferencia. “No veo que se esté jugando un buen fútbol, ni nada diferente que pueda haber aportado un tico dirigiendo,” sentenció.
Wallace y Umaña, por su parte, apuntaron directamente al proceso de renovación generacional. Aseguraron que se realizó de manera abrupta, cambiando constantemente la plantilla. Aunque reconocen la necesidad de incorporar sangre nueva, enfatizaron que debería hacerse de forma más gradual, mezclando la experiencia con el talento juvenil. Recordaron que durante la gestión de Alfaro, el cambio parecía estar encaminado, pero luego se torció el rumbo, obligándonos a apelar a jugadores veteranos.
Una reflexión interesante surgió al comparar la situación actual con eliminatorias pasadas. Michael Umaña recordó que en el 2006, con un panorama complicado, se logró la clasificación gracias al esfuerzo colectivo y la unión del país. “Hemos estado en situaciones apremiantes antes, y Costa Rica siempre ha sabido superar esos desafíos,” afirmó. Destacó la importancia de canalizar la presión adecuadamente, independientemente de quiénes sean los protagonistas.
Harold Wallace añadió que, a pesar de los cambios en el personal, espera que la selección actual logre transmitir la misma mentalidad ganadora que caracterizó a equipos anteriores. Subrayó que la clave reside en la capacidad de mantener la calma bajo presión y luchar hasta el final. Una vara difícil de alcanzar, considerando el nerviosismo que impera en este momento.
Ahora, la pelota está en el techo. Depende de Nicaragua y Haití sellar nuestra suerte. Más allá del resultado de ese encuentro, queda la interrogante: ¿Cómo podemos construir un proceso sólido y sostenible a largo plazo que garantice la participación constante de Costa Rica en los mundiales? ¿Creen que la llegada de nuevos técnicos extranjeros puede solucionar el problema o deberíamos apostar por talentos nacionales?